​El mundo de las brujas rumanas de lujo

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​El mundo de las brujas rumanas de lujo

Las coronas y las monedas de oro son una parte intrínseca a la cultura romaní, y más cuando se trata de la reina de las brujas, Maria Câmpina.

El año pasado, la fotógrafa eslovaca Lucia Sekerková viajó a Rumanía para conocer a Maria Campina, la reina de las videntes, también conocidas como brujas. De origen mayoritariamente romaní, estas mujeres dicen ser capaces de predecir el futuro leyendo la palma de la mano, unos granos de trigo o las estrellas. Lucia trabó amistad con su líder, Maria Campina, y retrató este ancestral negocio, que ha sobrevivido de generación en generación.

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Maria Câmpina, autoproclamada reina de las brujas, sentada en su sofá tapizado con motivos florales.

VICE: ¿Cómo acabaste fotografiando el estilo de vida de las brujas?

Lucia Sekerková: Desde pequeña he sentido fascinación y miedo por lo oculto. Cuando estaba en la universidad, quería ir a Rumanía mediante el programa de intercambio Erasmus porque creo que este país es muy misterioso y tiene un folclore muy rico. Buscando información por internet sobre los pueblos y las gentes del país, encontré en YouTube un vídeo sobre adivinas. Aquello acabó de convencerme de que debía ir allí y verlo con mis propios ojos. Acudí a la comunidad CoachSurfing en busca de ayuda y allí conocí al fotógrafo Cosmin Iftode, que se ofreció a ser mi guía y traductor, ya que son muy pocas las brujas que hablan inglés. Sin su ayuda no habría podido hacer esto. Ahora, Cosmin y yo somos buenos amigos.

¿Cómo encontraste a las brujas?

Buscamos sus direcciones y números de teléfono en internet y en los periódicos, pero no fue fácil convencerlas de que nos dejaran hacerles fotos. Algunas me pidieron dinero, otras no. Por lo general, la mayoría estaba dispuesta a regatear, pero los precios rondaban los 20-50 euros por sesión. Les dije que las fotos eran para un periódico en Eslovaquia, ya que probablemente no me habrían permitido fotografiarlas si les hubiera contado la verdad (que eran para mi proyecto final). Además, decirles que trabajaba para un periódico suponía para ellas una garantía de que podría pagarles el precio establecido. Después de varios días de búsqueda y negociación, finalmente conocí a Maria Campina (la autoproclamada reina de las brujas) y llegué a un acuerdo con ella. Para poder retratarla a ella y a sus amigas, tenía que prometerle que el periódico para el que trabajaba publicaría un artículo completo sobre ella y una foto en portada. De esa forma no tendría que pagar por la sesión; la foto de Maria acabó ocupando la primera plana de SME, un diario semanal eslovaco.

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¿Fue muy duro tratar con ellas?

La peor parte consistió en convencerlas de que fueran sinceras. Cuando las entrevistaba, siempre me daba la sensación de que tendían a exagerar sus historias. Claramente, intentaban causar buena impresión. Al fin y al cabo, no deja de ser un negocio. Yo no estaba acostumbrada a tratar con brujas, así que las conversaciones resultaban agotadoras.

Estas sillas decoradas con pan de oro pertenecen a una bruja llamada Sultana. Sultana le dijo a Lucia que sus estudios solo harían que deprimirla y que, cuando se sintiera infeliz, debía darle la vuelta a una roca.

¿Pusiste a prueba sus capacidades?

Sí. Una parte de mi proyecto consistía en ver lo diferentes que podían llegar a ser las predicciones de las distintas brujas. Y fueron muy diferentes, algunas positivas, otras negativas. Todas demasiado generales y breves, cosas que podrían ocurrirle a cualquiera. Por ejemplo, una de las brujas me dijo que al año siguiente me casaría y que tendría tres hijos. Ha pasado más de un año desde entonces y no se ha cumplido nada de lo que predijo. Me pasó algo extraño con otra bruja, que se me acercó, me dio un tirón del pelo y me dijo que alguien cercano moriría. Por suerte, no le presté atención.

¿Crees que la fama de "curanderos" que tienen los romanís ayuda a las brujas a ganar más dinero con su actividad?

Estas mujeres no se ganan la vida con la adivinación. En las comunidades romanís suelen ser los hombres los que aportan los ingresos a la familia. Otra cosa es que los ganen de forma honesta o no. La adivinación es una tradición antigua, la única que se permite practicar a las mujeres. Con ella obtienen cierta reputación y respeto entre los miembros de su comunidad. Las jóvenes romanís van a la escuela hasta que cumplen los 18 años, pero paralelamente sus madres, tías y abuelas les transmiten los conocimientos de los rituales de adivinación. Son las chicas las que deben plantearse la rectitud moral del negocio, ya que este se basa, muy a menudo, en aprovecharse de la ingenuidad de los clientes.

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Las casas de estas mujeres son todo opulencia, ya sea en forma de sillas doradas o televisores con pantalla plana. Esta es la casa de la bruja Amalia, quien por aquel entonces estaba iniciando a su sobrina en el arte de la brujería.

¿Tenéis brujas en Eslovaquia?

Sí, pero menos que en Rumanía y no tienen tanto dinero. Además, suelen vestir ropa normal y viven en casas normales, a diferencia de las rumanas.

¿Qué opinas de que se siga practicando un negocio tan antiguo en la sociedad moderna?

Al principio me sentía fascinada. Fotografié a algunas de las brujas más ricas, famosas y respetadas del mundo. Son mujeres que habían conseguido algo increíble: crear un negocio moderno a partir de rituales ancestrales. Sus costumbres son exactamente las mismas que hace un siglo. Lo que ha cambiado es nuestra percepción de las mismas.

Traducción por Mario Abad.

Selena está en pleno proceso de aprendizaje de la magia para convertirse en una bruja. Alterna las lecciones de brujería de su tía Amalia con las clases en el instituto.

Este es el mobiliario de la bruja Maria Câmpina, amante de la pulcritud e interlocutora de los muertos.

A veces las brujas encienden velas para “abrir el ojo interior” antes de realizar un hechizo o adivinar el futuro.

La bruja Loventa le dijo a Lucía que veía la tristeza oculta tras su sonrisa, y aseguró que su pena se acrecentaría con la muerte de uno de sus allegados.

La bruja Atena era consciente de que Lucia no cree en los poderes de Dios y le aseguró que nunca sería feliz hasta que abrazara al Señor.

La escalera de la residencia de Atena, quien afirma que su difunta abuela la guía en sus sueños.

La bruja Sunita le dijo a Lucía que estaba a punto de vivir un momento muy decisivo en su vida y que debería vigilar su salud.

Las pócimas son un elemento esencial en la cultura de las brujas.

La bruja Ivana Sidonia le dijo que su ex quería volver con ella y que uno de sus seres queridos moriría en breve.

Las bolas de cristal suelen usarse para ver el futuro.