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El número de la farándula

El pueblo que construyó el Titanic se está hundiendo

La promesa de convertir a Rosarito en un Hollywood Región 4 está a punto de naufragar

 Titanic, de James Cameron, tuvo un presupuesto de más de 200 millones de dólares, siendo en su momento (1995-96) la película más cara de la historia; con todo, la producción tuvo que afrontar limitaciones, ya que la historia transcurría en un enorme transatlántico. Filmar en mar abierto no era una opción, obviamente, de modo que Cameron y compañía compraron 34 acres de terreno en Rosalito, México, un pequeño pueblo costero cerca de Tijuana, y allí, desde cero, construyeron un plató cinematográfico que reproducía un frente marítimo, incluyendo un tanque de agua lo bastante grande como para hundir en él la réplica de un transatlántico. Fue una elección económica: los bienes raíces son baratos en la zona, Rosarito está a cuatro horas en coche de Los Ángeles y los productores podían ahorrarse un dinerillo contratando mano de obra local.

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Tras declararse Leonardo DiCaprio “el rey del mundo” y concluir el rodaje, la economía de Rosarito vivió un alza espectacular. En los Fox Baja Studios se siguieron rodando películas durante la afluencia turística de finales de los 90 e inicios de 2000, cuando fiesteros, surfistas y familias llegaban en autobuses desde Estados Unidos para tomar el sol en la playa y ponerse tibios en los bares de la localidad. También existía entonces Foxploration, una atracción turística dirigida por el estudio que incluía un museo de Titanic. La fiesta, sin embargo, duró poco.

A lo largo de la década siguiente, los narcoseñores de la guerra se hicieron con el control de México. El fuerte incremento de la violencia relacionada con las drogas y, en 2009, un brote de peste porcina, ahuyentaron a los turistas y a los peces gordos extranjeros. En 2007 la Fox vendió el estudio a inversores locales y Foxploration cerró, dejando como único recordatorio de su existencia unas cuantas vallas publicitarias, ya descoloridas, a los lados de la autopista.

El paisaje de Rosarito lo ocupan desde entonces los negocios abandonados y los rótulos de “se vende”, y la vida nocturna se está convirtiendo en un vago recuerdo. Lo único que remite a la antigua fama de Rosarito como emplazamiento cinematográfico son los cientos de habitantes del lugar que aparecieron como anónimos extras en Titanic.

Nos citamos con tres de ellos para hablar de sus experiencias trabajando en la segunda película más taquillera (por detrás de Avatar, también de Cameron) de todos los tiempos: Sergio Sotelo, empleado en un hospital, nacido y aún residente en Rosalito; Aislinn Puig, una conserje de hotel que actualmente vive en San José del Cabo, y Liza Ampudia, ama de casa, que dejó Rosalito para irse a vivir a Bonita, California.

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VICE: ¿Cómo supisteis del casting para trabajar como extras en Titanic?

Sergio Sotelo: Había anuncios pegados en todas las farolas del pueblo, y además todos mis amigos estaban hablando de ello. Fui a la pequeña oficina donde se hacía el casting, me hicieron una Polaroid y apuntaron mis datos.

Liza Ampudia: Me enteré de que estaban haciendo pruebas en unos almacenes en Tijuana. Me presenté, más adelante me llamaron para decirme que me habían seleccionado, y me fui a Rosarito para las pruebas de vestuario y todo eso.

¿Qué papeles desempeñasteis como extras?

Aislinn Puig: Una día llamaron a un grupo de chicas de mi edad y nos pusieron en fila. El director de fotografía se adelantó, mirándonos una por una. Me señaló a mí y me dieron una prótesis simulando un embarazo y un vestido enorme. Yo era una pasajera de tercera clase que se suponía que esperaba un niño. Al principio nadie sabía que no estaba embarazada de verdad y todos los de producción me cedían sus asientos. Fue así durante unos meses. Más adelante, cuando se filmaron las escenas acuáticas, yo aparecí como uno de los cuerpos que flotaban.

Sergio: Yo estaba en la tercera clase y era pobre. Me dieron una pequeña boina, una bufanda amarilla, una chaquetilla, me dieron de todo excepto la ropa interior.

Liza: Yo era pasajera de segunda clase. La primera vez que nos llamaron me tocó despedir con la mano a los pasajeros del barco cuando salía del puerto. En otra escena, cuando el barco se está hundiendo, salgo sentada en una balsa, y en otras escenas tenía que correr, cuando el barco está volcando de lado.

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VICE: ¿Cómo supisteis del casting para trabajar como extras en Titanic?

Sergio Sotelo: Había anuncios pegados en todas las farolas del pueblo, y además todos mis amigos estaban hablando de ello. Fui a la pequeña oficina donde se hacía el casting, me hicieron una Polaroid y apuntaron mis datos.

Liza Ampudia: Me enteré de que estaban haciendo pruebas en unos almacenes en Tijuana. Me presenté, más adelante me llamaron para decirme que me habían seleccionado, y me fui a Rosarito para las pruebas de vestuario y todo eso.

¿Qué papeles desempeñasteis como extras?

Aislinn Puig: Una día llamaron a un grupo de chicas de mi edad y nos pusieron en fila. El director de fotografía se adelantó, mirándonos una por una. Me señaló a mí y me dieron una prótesis simulando un embarazo y un vestido enorme. Yo era una pasajera de tercera clase que se suponía que esperaba un niño. Al principio nadie sabía que no estaba embarazada de verdad y todos los de producción me cedían sus asientos. Fue así durante unos meses. Más adelante, cuando se filmaron las escenas acuáticas, yo aparecí como uno de los cuerpos que flotaban.

Sergio: Yo estaba en la tercera clase y era pobre. Me dieron una pequeña boina, una bufanda amarilla, una chaquetilla, me dieron de todo excepto la ropa interior.

Liza: Yo era pasajera de segunda clase. La primera vez que nos llamaron me tocó despedir con la mano a los pasajeros del barco cuando salía del puerto. En otra escena, cuando el barco se está hundiendo, salgo sentada en una balsa, y en otras escenas tenía que correr, cuando el barco está volcando de lado.

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¿Qué experiencias tuvisteis con las estrellas de la película?

Aislinn: Danny Nucci [que interpretaba al amigo de Leonardo DiCaprio, Fabrizio De Rossi] siempre estaba metido en su personaje. Podías estar de fiesta con él y te hablaba en italiano. Incluso intentó ligar con mi hermana con su acento italiano. Billy Zane alquiló una casa en la colina, lejos de donde se alojaban los de producción, y organizaba fiestas allí. Kate Winslet era muy simpática con todo el mundo, pero no se relacionaba mucho. El que sí salía mucho de fiesta era Leonardo DiCaprio. Yo nunca estuve de fiesta con él, pero conozco a los chicos del Rock & Roll Taco [un bar local] y me contaron que siempre había problemas cuando tocaba pagar la cuenta. Siempre decía que él era Leonardo DiCaprio y que no tenía por qué pagar.

¿Cuánto os pagaban?

Aislinn: 40 dólares al día más la comida y el transporte.

Liza: Entre 80 y 120 dólares al día. A mí me parecía discriminatorio. Al terminar la jornada, cuando nos iban a pagar, había una parada donde ponía dólares y otra donde ponía pesos. A los americanos les pagaban mucho más. No sé por qué a mí me consideraban americana, creo que fue cuando rellené el formulario. A mi hermana, que no puso que tenía pasaporte americano, le pagaban en pesos. A mí me pagaban en dólares.