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Elecciones andaluzas: llegan Podemos y Ciudadanos, pero el bipartidismo no ha muerto

Ya sea por superstición o por hechos contrastados, el resultado en el sur suele condicionar el camino hacia La Moncloa.

Bipartidismo contra nueva política. Corrupción contra transparencia. Estabilidad contra fragmentación. Estos son algunos de los enfrentamientos que se han querido poner encima de la mesa este 2015, el año electoral más importante de los últimos años en España, con el pistoletazo de salida en las autonómicas andaluzas de ayer.

Habrá que coger aire porque el 24 de mayo nos esperan la municipales en todo el país y autonómicas en 13 comunidades. En septiembre unas elecciones catalanas que, seguro, darán mucho que hablar y, en noviembre, la gran cita: las generales.

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Susana Díaz, la primera mujer que ha vencido en unas elecciones en Andalucía, ha ganado la primera partida. En un momento en el que se debate sobre la muerte del bipartidismo frente al auge de nuevas formaciones, el PSOE ha sobrevivido – aunque con 120.000 votos menos - mientras que el Partido Popular y su candidato, Juan Manuel Moreno, se hunden con la pérdida de medio millón de votos respecto las pasadas elecciones. Pero el PP no se queda solo en la categoría de 'batacazo'. Izquierda Unida también se ha llevado el temido galardón perdiendo más de la mitad de sus diputados. El haber pactado con el PSOE en la pasada legislatura le ha pasado demasiada factura. Casi nos olvidamos, pero para batacazos, quizá el de UPyD de Rosa Díez, que no llega ni al 2 por ciento de los votos

El resultado de los tres partidos tradicionales, PSOE, PP e IU, se ha visto condicionado por la aparición de PODEMOS y Ciudadanos, dos nuevas formaciones que pretenden abanderar la llamada 'nueva política'. Podemos, después de mucho ruido mediático y mucho apoyo popular se ha puesto a prueba en las urnas por primera vez en España.

De 0 a 15 es una entrada potente en una región donde los socialistas han dominado desde el inicio de la democracia en este país. Nunca en Europa, un partido había gobernado de forma ininterrumpida 33 años como el PSOE en Andalucía.Pero quizá 15 diputados no es el resultado que la formación de Pablo Iglesias esperaba. La mayoría de sondeos le daban mucho más apoyo por parte de los andaluces. Ni el aumento de participación –un 4% más que en los comicios anteriores– ni los casos de corrupción en los que PSOE y PP se han visto envueltos, han sido suficientes para que Teresa Rodríguez, al frente de Podemos en Andalucía, obtuviera más votos.

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El adelanto de las elecciones autonómicas en Andalucía ha sido un argumento utilizado por los distintos partidos durante la campaña electoral para advertir a simpatizantes y medios de comunicación sobre el hecho de no poder cumplir con los objetivos electorales deseados. El anuncio del adelanto le sorprendió al Partido Popular prácticamente sin candidato, y a Podemos con poco tiempo para preparar su primera campaña electoral.

A quien no parece que le haya afectado el adelanto de las elecciones es a Ciudadanos, que con 9 diputados irrumpe en Andalucía con una corta vida en toda España (lleva ya 10 años en el Parlament de Catalunya).

La formación liderada en Andalucía por JuanMarín, y con la omnipresencia del líder estatal Albert Rivera, disputa a Podemos los votos de aquellos ciudadanos que no quieren saber nada más del bipartidismo del PP y PSOE. Podemos ya ha conseguido entrar en un hemiciclo en España a través del parlamento autonómico andaluz, después de un año de política en la calle y en los medios. Ahora ya puede hacer política desde los escaños, pero tendrá que mirar de reojo a Ciudadanos, un partido que dice no ser ni de derechas ni de izquierdas y que asegura abanderar la regeneración política.

¿Porqué unas regionales son tan importantes a nivel estatal? Tradicionalmente, el partido que ha ganado unas elecciones generales, previamente había obtenido un buen resultado en Andalucía, la comunidad con más población. Ya sea por superstición o por hechos contrastados, el resultado en el sur suele condicionar el camino hacia La Moncloa.

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Aunque el mes de noviembre quede lejos, el bipartidismo ya ha roto para dar paso a la fragmentación. Más partidos, menos mayorías, más diálogo. El PSOE deberá gobernar con el permiso puntual de otras formaciones aunque Susana Díaz diga que va a gobernar en solitario. Para que el PSOE no pudiera gobernar con aparente tranquilidad se tendría que dar una combinación, cuanto menos, inquietante: un pacto entre PP Y Podemos. De momento, algo impensable.

Entonces, ¿quién querrá bailar con el PSOE en Andalucía? Podemos ya ha dejado claro, antes y durante la campaña, que no piensa pactar con el PSOE para gobernar. Ciudadanos, por el contrario, no ha dicho que no – no suele hacerlo – y ha asegurado que lo que más le importa es la estabilidad. Ciudadanos dice abogar por la 'nueva política' y la regeneración, pero ante todo le gusta hablar de estabilidad. Aunque para que una alianza PSOE-Podemos se haga realidad, antes Manuel Chaves y Antonio Griñán, deberían abandonar sus escaños. Es la condición que Albert rivera le pone a Susana Díaz. Veremos.

Sea cual sea el pacto que se lleve a cabo, este estará marcado por el humo que sacan ya las calculadoras de los asesores y analistas de cada formación con los ojos puestos en las municipales del 24 de mayo. Este año no hay jornada de reflexión que valga.

Aunque las municipales puedan vislumbrar un poco hacia donde nos encaminamos, no será hasta después de la generales que podremos ver si en este país hay lugar para un cambio. En la calle, desde mayo del 2011, una parte de la población ya entendió que había que ir hacia una democracia más participativa. El 15M despertó una consciencia colectiva libre de derechos de autor, aunque algunos quieran patentarlo. Quien ha madurado es la gente, que ha entendido lo que nos puede beneficiar a todos el hecho de empoderarnos como sociedad. Ahora hace falta que lo entiendan los de la política tradicional y los de la nueva.

En noviembre veremos si el cambio que unos vaticinan, que otros temen y que muchos desean, es solo un pequeño cambio para que nada cambie o es el inicio de algo distinto.

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