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Jodorowsky se mea sobre un padre y en la industria del cine

En esta entrevista no toca hablar del Tarot, poesía, drogas o psicomagia. Jodorowsky se empeña en centrarse en su película autobiográfica. ¿Lo habrá conseguido?

El año pasado en el Festival de Sitges, Iago Fernández tomó notas durante el visionado de La danza de la realidad para una entrevista con Jodorowsky que nunca sucedió. Las anotaciones se quedaron en el móvil y ahora, coincidiendo con el estreno de la película, hemos recuperado ese listado de ideas inconexas para entrevistar por fin al chileno. En la que es su primera cinta en 22 años, el director de El Topo o La montaña sagrada trata de reordenar sus recuerdos infantiles en Tocopilla: "un pueblo olvidado, como Macondo, que no está en los mapas y que no ha cambiado en este tiempo".

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En las notas se puede leer: "Dinero/canciones dinamita peluquero/heladero/infancia realidad en la que te sentías extranjero/pene mear/tullidos/cosas que nadie quiere ver/pareces una puta/ópera cánticos/diente roto/bailar?/todos niños indios menos él/entrégate a la ilusión vive…". Y más. Mucho más. Nada inteligible. Jodorowsky está en Madrid para presentar la película y tener un coloquio con sus fans (tiene un montón). Le comentamos algunas notas y le preguntamos qué le parecen.

"Trabajo a partir de lo que vi. Ese heladero estaba. Imagínate la importancia de un heladero en un sitio donde en tres siglos no había llovido. El peluquero era japonés y por la mañana iba a disparar con el arco en la playa. Los chinos estaban ahí, tenían su restaurantes y también la medicina. Era un puerto internacional con más de cuarenta barcos, y la ciudad ganaba el dinero con prostitutas y cargando barcos. Los mutilados los vi. Eran obreros de las minas de cobre, la dinamita les apuntaba los miembros y luego los corrían como perros. Entonces vivían de la caridad pública y en esa esquina que los ves en la película se emborrachaban tomando alcohol para quemar en las lámparas y se volvían locos. El hombre sin brazos que se rasca, venía a mi negocio, le llamaban El Moscardón y tenían que rascarle la espalda… todo lo viví".

Es el primer capítulo de sus memorias, basado en el libro del mismo título, aunque aconseja ver la película antes. Y ya está trabajando en la segunda parte. "No hago como Fellini, que habla con nostalgia de su infancia en Amarcord. Para mí la infancia no fue maravillosa, fue terrible, me quería suicidar. No hay nostalgia, es una visión terapéutica sin nostalgia". Intentamos resumir la charla de 30 minutos con Jorodowsky agrupando sus pensamientos en algo parecido a capítulos. Sin orden, o con un orden dictado por la psicomagia o por los sincronizimismos (como llama a las casualidades) en las que tanto cree. Ya nos avisó que le cortáramos, pero con la boca pequeña y con ojos de seductor que ya ha pasado de largo los 80 años. No sabemos si él es fan de Soziedad Alkohólika, pero nosotros sí, así que titulamos sus recuerdos con títulos de canciones.

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Sin Dios, ni patria, ni Rey (Sin Dios ni ná)

"El cine es una industria, y el cine de arte aterra a los cobardes. Se aterran los productores, los dueños de los cines, los censores… todo el mundo. Entonces yo, como una hormiga, fui reuniendo en una cuenta del banco lo que podía. Llegué a 500.000 euros en 22 años, para luego perder. Todo este tiempo veía una o dos películas cada noche, con gran envidia y gran rabia. Porque comprobaba que la gente estaba haciendo porquerías y yo que puedo ser útil para el ser humano no podía hacer películas. Me daba rabia. Nunca lo dejé, para mí el cine es el arte mayor, pero también está hecho para fabricar dinero. Invierto millones, gano millones. Y luego venden relojes, cigarrillos, alcohol y aparatos. Y luego ideas. El cine es un inculcador de ideas".

"Los malos en el cine de EEUU siempre son los malos del país. Como cuando Francia se opuso a la guerra de Iraq. O antes los chinos, que ahora ya les convienen. Es una colonización lenta, una inculcación de ideas políticas y económicas. Hay una lucha en la industria para que seamos una humanidad pueril, no les conviene que desarrollemos valores espirituales. No quieren que sepamos que el ser humano es sublime, no es una bazofia como ellos lo muestran. Lo que llaman patrias, guerras, religión y política son negocios".

Por favor deja de echar aceite hirviendo en los ojos

"Yo era machista, venía de Chile. El Topo es una película muy machista. Y, poco a poco, por mis relaciones personales, por mi progreso espiritual… me di cuenta lo que había sufrido mi madre con mi padre. Ella había querido ser siempre cantante de ópera y la hicieron vendedora de tienda. No se podía sentar, tenía callos en los codos. Mi padre la dominaba, y yo dije: 'la voy a realizar'. Y por eso la he convertido en cantante de ópera en la película. ¿Por qué ella orina sobre él? Pues porque hay técnicas en ciertas medicinas que curan con la orina. A nosotros nos parece que la orina es sucia, pero tiene poderes curativos. Y ella es creyente y él es un ateo. Y esa escena es la lucha entre el creo y no creo, el amo y el no amo. Ella lo cura. La mujer es el maestro para el hombre, pongo a la mujer en su sitio".

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Como una roca

"La gente te ve como tú te ves. Si quieres pasar desapercibido puedes; a mí ahora me cuesta. Pero durante mucho tiempo yo he leído el Tarot sin que nadie sepa quién soy o qué es lo que hago. De una manera anónima. Es maravilloso hacer el bien anónimo. Aunque cuesta pasar desapercibido porque tengo una facha… ¿qué se yo? Quizá sea la vejez o este pelo blanco. Me cuesta, pero logro hacerlo. Ahora también le doy vueltas a por qué la gente tiene miedo. ¿Qué pasaría si yo entrara en un ascensor y tocara a alguien? A veces voy con mi mujer y le digo, voy a intentar tocar. Una vez estaba en Niza paseando y llevaba una pareja delante, él echo la mano para coger la de ella y cruzar la calle y yo le di la mía. Él creyó que era su esposa y cuando se dio cuenta se echó a reír. Al final logré tocar a un desconocido. No se puede tocar a un desconocido. El tacto está prohibido en nuestra sociedad".

Nos vimos en Berlín

"El surrealismo es la expresión del inconsciente. Todas las noches eres surrealista, sueñas, la razón te estalla. Hay millones de neuronas funcionando durante el sueño. Yo no soy raro, no soy surrealista, soy realista. El mundo no es una cosa racional, tiene muchas cosas irracionales que tú no entiendes, cosas que pasan. La más pequeña que pasa es que hablas de alguien hoy y mañana lo ves. ¿No te ha pasado? Eso se llama sincronizidad. Es raro porque pasan cosas y son milagro. Pregúntate cómo conociste a tu pareja y date cuenta de que fue de una manera milagrosa. Es el inconsciente el que hace las cosas".

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S.H.A.K.T.A.L.E.

"Hay muchos directores a los que he marcado como Jan Kounen o Nicolas Winding Refn (Drive). Él es un gran amigo mío, cada vez que empieza una película me consulta con el Tarot. Pero ya le he dicho que tiene un peligro. Le digo: 'tú solo sabes hacer cine y quieres ganarte la vida en el cine y te estás metiendo a hacer una película por año. ¿Hasta cuándo vas a resistir? Porque vas a acabar metido en la industria y te va a pasar como a toda la gente con talento que he conocido: se pierden en la industria. Hacen el hombre-araña, se convierten en grandes técnicos, pero no los dejan crear'. La industria destrozó a Welles, a Erich Von Stroheim, a Tod Browning… Los rompe. Invité a mi amigo Marc Caro (Delicatessen). Le invité a ver mi película y dijo: esto es una cachetada. ¿Cómo podemos hacer esto nosotros?".

Ariel Ultra

"El cómic es un arte industrial. Yo escribo cómics. Vivo, y muy bien, porque hago un cómic cada mes o cada dos meses y me gano mi vida. Pero no hago cine para ganarme la vida. Entonces me tendría que vender. En estos últimos veinte años rechacé muchas películas de serial killers. Es verdad que yo hice Santa Sangre, que es una película de asesinatos. Llegó el hermano de Dario Argento, que quería tener una nueva experiencia. Y me pidió una película sobre una asesino de mujeres. Le dije que sí: una película como las de Dario, pero a mí manera. Le dije que me dejara libre y que no viniera a la filmación (risas). Yo hice lo que quise. Ellos querían firmar el guion y me lo pasaron. No entendía nada, lo escribió un napolitano que se inventó que sabía español y nos estafó".

"Expliqué a los técnicos mi película. No iba a haber más que un asesinato, pero sería tan terrible que la gente lo estaría esperando con miedo. Me encanta Santa Sangre, se basa en un asesino real que yo conocí, estaba preso en la cárcel y trabajaba en el mismo periódico que yo: Goyo Cárdenas. Fue muy famoso en México. Había matado a veinte personas y las había enterrado en el jardín de su mamá. Lo había olvidado todo y era abogado. Un asesino redimido".

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