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Cultură

El rollo fetichista perruno gay de San Francisco

Los juegos de rol de mascotas humanas son una nueva forma de abordar los roles clásicos de "amo y esclavo".

Los aullidos pueden oírse desde el exterior, en la calle 12. Al cruzar las pesadas puertas negras de The Eagle, el bar predilecto de los moteros gais de San Francisco, la escena es muy distinta a la que cabría esperar: en lugar de unos cuantos tipos acodados en la barra viendo un partido de los Warriors, parece que acabes de entrar en una rave celebrada en una protectora de animales.

Por encima de la multitud, varios gogós saltan y se contorsionan al ritmo de techno, con el culo al aire y ataviados solo con máscaras de animales domésticos, tapones anales terminados en colas y jockstraps de Nasty Pig. Figuras de cartón gigantes de huesos y caniches con cara de pocos amigos se ciernen sobre la pista de baile. En el patio trasero, un madurito vestido de cuero de los pies a la cabeza lee el periódico apoltronado en una butaca mientras suelta bocanadas espesas de humo de su puro, con los pies apoyados sobre su mascota humana, que se entretiene mascando un Bob Esponja de plástico. Un limpiabotas y un barbero, cubiertos únicamente con mandiles de látex, realizan su labor con devoción fanática. En una esquina, varias mascotas humanas encerradas en una jaula enorme ladran y se lanzan contra los barrotes.

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Esto es Pound Puppy, una fiesta mensual que ha acabado convirtiéndose en una de las más populares de San Francisco y en la que se mezclan la estética fetichista de los juegos BDSM de mascotas humanas con la música underground. (Y sí, también hay drag queens-caniche). En Pound Puppy es posible encontrar a muchos artistas, intelectuales y fetichistas queer que han logrado sobrevivir al tremendo repunte de los precios de alquiler y los desahucios de la ciudad, así como a una oleada reciente de trabajadores del sector tecnológico ávidos por experimentar con su identidad sexual y evadirse un rato de su estereotipada vida. En un mundo despiadado en el que todos luchan por la dominancia, Pound Puppy ofrece la posibilidad de sacar la mascota que llevamos dentro.

Pero esta es solo una de las diversas fiestas de temática similar que han surgido por la costa oeste de EUA, como ARF! en Seattle o The Kennel en Los Ángeles. No obstante, sus promotores aseguran que sus fiestas difieren de las que se celebran desde hace décadas y en las que abundan los lametones, olisqueos y los juegos de rol intensos prolongados durante horas.

Pero las fiestas como Pound Party son una forma de dar más visibilidad a la comunidad K9 y a la fascinación por la cultura de las mascotas que cada vez tiene más adeptos. Además, muchos encuentran en estos eventos el trampolín hacia el mundo del BDSM.

Para otros, el atractivo de estas fiestas temáticas es que ofrecen la posibilidad de conectar con otras personas de una forma más profunda que a través de internet.

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«La idea de ARF! surgió a partir del creciente deseo de expresar afecto mediante el contacto físico y las muestras de sumisión y control», explica DJ Nark hablando de su fiesta, a la que suelen acudir celebridades del porno y de la zona, como Dan Savage. «El sentido básico de un bar gay es el de un lugar en el que poder expresar tus deseos interiores libremente. Parte del objetivo de ARF! es darles una buena rascada detrás de la oreja y hacer saber a la comunidad que también queremos jugar con ellos».

Esa voluntad de apoyo a su vez ha contribuido a fomentar los juegos de rol de mascotas en internet. «Ahora es mucho más visible entre los de mi generación, sin duda», afirma Amp, mascota humana y miembro de SEAPAH (Seattle Pups and Handlers), quien además colabora con DJ Nark en la organización de las fiestas. «Ahora hay muchos más sitios web de mascotas humanas y es más fácil encontrar respuesta a las preguntas que puedas tener sobre el tema».

«Los juegos de rol de mascotas humanas son una nueva forma de abordar los roles clásicos de "amo y esclavo"», explica Jorge Portillo. «Al parecer, toda esta imaginería de mascotas ayuda a muchos de estos fetichistas a aceptar el sexo de forma mucho menos estructurada. Nuestra fiesta es un espacio accesible y con el que la gente que quiera explorar nuevas facetas de sí misma se pueda sentir identificada. Es una experiencia que une y que está basada en un instinto atemporal».

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Alpha Pup Turbo suele prodigarse por Pound Puppy con su manada, estructurada mediante una jerarquía con cachorros beta y omega. También tiene un propietario, que es quien le puso el nombre y cuida de él. «Si te paras a pensar, se establecen relaciones muy distintas entre los perros de verdad, o "cachorros biológicos", y sus propietarios. Muchas veces el perro tiene mucho poder en la relación, por lo que los dueños o el estatus de alfa dan más juego y flexibilidad», afirma Pup Turbo, profesor e investigador en UC Santa Cruz.

«He conocido a alfas y dueños que son muy estrictos con sus mascotas», añade Pup Turbo, «que usan muchas normas y se rigen más por una dinámica de control. También los hay que prefieren centrarse en el aspecto lúdico, de protección y cuidado de su mascota. El aspecto de la dominación se mantiene y respeta, pero sin que haya tanto control. Con mi dueño tengo una relación más proteccionista, la misma que tengo con los miembros de mi manada».

Al margen de las fiestas, los juegos de rol de mascotas son una institución por sí mismos. Figaro Pup, de 28 años, es el ganador del título International Puppy 2015, el presidente de VAN-PAH (Vancouver Pups and Handlers) y el miembro alfa de su manada, Wruff Pack. Un auténtico cachorro que firma sus emails con «guaus» y «barfs» y cuyo nombre refleja su interés por el canto clásico. Le encanta «comer galletas, rascarse, revolcarse y estar sentado con la lengua fuera»

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Foto por Fabián Echevarría

Figaro Pup se identifica con un border collie. «Tengo muchos rasgos en común con esa raza. Me aburro con facilidad si no hay nada que llame la atención poderosamente. Siempre intento mantener los grupos unidos o reunir a personas o mascotas. Mi dueño es mi marido y tanto yo como el resto de la manada lo llamamos Papi. Nuestro día a día es de lo más normal. Hacemos lo que hacen todas las parejas: trabajar, recados, etc. El cambio de pareja normal al de la relación dueño/mascota lo hacemos con mucha facilidad. Cuando nos damos un beso al llegar a casa del trabajo, por ejemplo, a lo mejor él me rasca un poco detrás de la oreja, o me pongo a jugar con algún muñeco de plástico mientras estamos viendo la tele, a no ser que me lo quite».

Para ganarse el título en el Concurso Internacional de Mascotas del año pasado en San Luis, tuvo que competir con varios otros aspirantes y ser el mejor en cuanto a indumentaria, agitando la pata, hablando en público y jugando improvisadamente con el contenido misterioso de una bolsa. Hablamos poco después de su regreso de una gran convención de sado-maso y leather en DC, donde había estado promocionando su iniciativa Project Touch Base, cuyo objetivo es disuadir a las personas con tendencia suicida.

Para Figaro Pup lo más importante ha sido poder ponerse en contacto con otras mascotas. Todos los cachorros con los que hablé mencionaron algún encuentro en la vida real como punto de partida para emprender su viaje por este mundillo. «Vi a unos cuantos chicos con máscaras de mascota y colas en un bar leather de Seattle», me explicó Pup Amp. «Lo primero que me atrajo de aquello fue la relación que una de las mascotas tenía con su dueño. Los dos eran muy monos y dulces, se mostraban más afecto que una pareja. Parecían brillar con energía propia».

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Pup Figaro recalca que la comunidad es muy abierta. «Hay mascotas de todo tipo: chicos, chicas, heteros, leather, de látex, con estética militar, deportiva… Es una forma más accesible de adentrarse en el mundo de los fetiches y ver si te va».

Puede que exista otra razón por la que este fetiche esté experimentando cierto auge: una generación que ha madurado a la sombra del sida, la enfermedad que se llevó a muchos daddies que podrían haber sido sus mentores y haberlos orientado en las vicisitudes de la sexualidad gay. La comunidad de cachorros y mascotas suple esa carencia y ofrece orientación, además de vinculación emocional.

Aunque quizá la razón sea que les pone cachondos. Dos de los veteranos de la escena, Papa Wolf y Brue, encarnan un concepto más amplio del panorama.

Papa Woof es el alegre copropietario del Concurso Internacional de Mascotas, profesor e historiador de los fetiches que asegura que la cosa viene de antiguo. «Los primeros registros escritos que existen sobre juegos de roles de mascotas y dueños los encontramos en la comunidad leather en la década de 1960», me explicó. Papa Woof también ha escrito ensayos antropológicos de estas prácticas, en los que menciona antiguos ritos de teriantropía o juegos no sexuales de roles con animales.

Brue se identifica con un perro adulto, más que con un cachorro. «Ya soy perro viejo en la comunidad», dice entre risas. Él es el encargado de organizar la zona Woof Camp del encuentro International Mr. Leather, en el que puedes encontrar desde clases de yoga para cachorros felices hasta consejos para la salud de las mascotas (es muy fácil acabar deshidratado de tanto ir a cuatro patas).

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«A la gente le gusta estar a la última, como con cualquier otra afición», argumenta Brue en referencia a las fiestas con temática «mascotil». «Por eso hay varios publicistas y comercios que están aprovechando este nicho de mercado. Y me atrevería a pronosticar que lo próximo va a ser la temática de superhéroes».

Papa Woof y Brue quieren dejar bien claro que su afición no tiene nada que ver con el bestialismo (pese a que el último vídeo promocional de Pound Puppy muestra a un hombre barbudo dándose lametones con un pit bull). También insisten en que quienes practican este estilo de vida no están cortados todos con el mismo patrón, y que el mayor atractivo de esta práctica es la flexibilidad de las relaciones dueño-mascota.

«¿Alguna vez has tenido una mascota?», me pregunta Papa Woof. «¿Cuántas veces has llegado a casa después de un día de trabajo estresante y has pensado, "Pero qué vidorra tiene mi mascota. Tiene quien la cuide, la alimente y juegue con ella. Son felices y no tienen preocupaciones…". Esa es la esencia de este juego: dejar los problemas del mundo de los humanos a un lado durante un rato y jugar a las mascotas, ¡sin preocuparse de lo que significa ser un adulto!».

Que levante la pata quien esté de acuerdo.

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Traducción por Mario Abad.