Guía para no ser un capullo en un festival

Ahora empiezan los problemas; se acerca la temporada de festivales y si quieres asistir a alguno de ellos no te queda más remedio que aceptar que vas a estar rodeado de un buen puñado de capullos. Piénsalo, si en espacios pequeños como clases de instituto o salas de espera de dentistas siempre hay algún ser capaz de tocarte soberanamente las pelotas —como ese tal Joaquim que en el instituto se dedicaba a ponerse quicos dentro del prepucio y repartirlos a la peña o ese anciano que espera en la consulta del médico y NO PARA DE TOSER Y PARECE QUE SE VAYA A MORIR—, en un festival con una cantidad tan ofensiva de asistentes es muy probable que haya como unos 10 capullos por metro cuadrado. Adoptan muchas formas: pueden ser ese tipo de gente que durante el año se ocultan y es como si todo lo relacionado con la música en directo no les importara una mierda pero con el calor del verano se ven obligados a salir de sus madrigueras y a convertirse en unos auténticos apasionados de los directos o también pueden ser esos fans más acérrimos que se indignan y dicen que "el contexto de un festival no es el mejor escenario para presenciar música en directo". Incluso tú mismo, cuando menos te lo esperas, puedes convertirte en el peor energúmeno que corre por un festival, como cuando el año pasado te dedicaste a beber licor café sin ningún tipo de control y terminaste tirado en el suelo con una corbata de vómito y gritando "¿Quién soltó a los leones? ¿Quién soltó a los leones?".

Aquí van unos cuantos ejemplos de comportamientos que te van a convertir, irremediablemente, en un auténtico y fascinante capullo de festival.

Esto es un clásico. Ya sabemos que un festival de música es más un evento social que un evento musical, entonces, ¿por qué coño no me puedo pasar un concierto hablando con mi colega de lo que me salga de las mismísimas pelotas? Estamos a más de 200 metros del escenario, rodeados de gente cuyo cuerpo físico invade nuestro espacio vital y que silba o emite una especie de "uuuuuuuuhhh" cada vez que termina un tema. ¿Crees que este es el mejor contexto para quejarte de que la conversación sobre la caducidad de los yogures que estamos teniendo mi colega y yo es inadecuada y molesta? Si has venido a escuchar música apáñatelas para conseguir una pulsera para subir al escenario y escuchar al grupo de forma decente, si eres parte de la plebe debes comportarte como tal y no tocar las pelotas con tus "shhhhhhhh" y golpecitos a nuestras espaldas. Cuanto más nos toques las pelotas más vamos a hablar —y más alto— delante de tus jodidas narices, capullo.

Puede que hayas conseguido una acreditación de prensa o que un colega te haya dado una invitación porque está tocando en ese escenario pequeño con su grupo de mierda que cree que "puede triunfar si se mueven las fichas correctas en los próximos meses". En este caso siempre tendrás un conocido o alguien que te pida que le consigas una acreditación para ellos, como si tuviera pleno derecho. Amigos, conseguir estos favores de la peñita son años y años, noches y noches de borracheras con la gente indicada. Uno no se convierte en el rey de los abonos de un día para otro. Si crees que te mereces entrar a un festival sin pagar solamente por tu cara de mierda es que tienes un jodido problema, y no, no me refiero precisamente a eso de que tu novia quiera tener al bebé sí o sí.

¿Por qué tienes que ir vestido "en broma" cuando asistes a un festival? Hay mejores formas de decir que estás desesperado por follar.

"Es imposible disfrutar de un directo en estas condiciones, es por eso que siempre prefiero los conciertos en sala". ENTONCES SI SABES ESTO, ¿POR QUÉ COÑO ASISTES A UN FESTIVAL AL AIRE LIBRE, CAPULLO?

Los padres de estos tipos pasaban de ellos y los plantaban delante de la tele mientras discutían en la cocina sobre quién le daría el último trago a esa última botella de ron que quedaba en casa, es por eso que necesitan un poco de autoestima y atención. Lamentablemente lo único que generan es más odio y rechazo, material con el que están construidas las pesadillas que tienen cada noche.

Vale, están haciendo su trabajo pero joder, da mucha rabia verlos delante del escenario haciendo fotos que luego pretenderán vender a precios desorbitados.

"¿Quién soltó a los leones? ¿Quién soltó a los leones?".

Protectores gástricos, Ibuprofeno, toallitas de culo, ropa interior de recambio, sándwiches y unas cuantas vendas para cuando les hayan dado la paliza que se merecen. Joder, uno tiene que estar preparado para el caos y la sorpresa. Enfrentarte a la página en blanco, coger pimientos del padrón sin vacilar. Vivir significa abrir la puerta del infinito y extraño devenir y abrazar la entropía. Tenerlo todo calculado es de DEMENTE.

Vas con él y todo el rato se está parando a saludar a gente y se queda a charlar de tonterías un rato con ellos, ignorando que ESTÁS TÚ —su amigo de verdad— A SU LADO. Se dan la mano y se abrazan pero en el fondo sabes que esa gente no se conoce realmente de nada. A la décima vez que se para te planteas seriamente dejarlo tirado con sus "amigos" pero te da pena y decides seguir un rato más con él. Conocer a 100 significa conocer a cero.

Entrañable pero triste. Todos tenemos un poco de esto. Ese momento de gloria, de clímax. Se trata de hacerte algo tuyo cuando realmente no te lo mereces o no eres digno de ello.

Que bueno, luego se apuntan a los afters y se lo pasan finamente con esa gente a la que han criticado digitalmente.