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Ser jugador profesional de ‘Hearthstone’ no es tan fácil como parece

Para los despistados que todavía no lo conozcan, Hearthstone es un juego muy similar a Magic: The Gathering, pero ambientado en el universo de World of Warcraft y al que solo se juega en línea.

Foto cortesía de Kripparrian

Para los despistados que todavía no lo conozcan (ya va siendo hora, gente), Hearthstone es un juego muy similar a Magic: The Gathering, pero ambientado en el universo de World of Warcraft y al que solo se juega en línea.

Coleccionas cartas con las que construyes mazos y creas estrategias para derrotar a otros oponentes en batallas por turnos en las que asumes el papel de un mago, un brujo, un paladín o alguna de las otras clases disponibles.

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Dispones de infinidad de criaturas con nombres como 'Berserker Aberrante' o 'N'Zoth, el Corruptor', y cientos de hechizos con los que mermar las fuerzas de tu contrincante. Un juego adictivo y altamente estratégico que, en el momento de redactar este artículo, tiene más de 50 millones de usuarios y no para de crecer.

Al igual que los grandes artistas de cualquier campo, siempre encuentra algún modo de darle la vuelta a las normas y reescribirlas

Si has jugado a Hearthstone con cierta regularidad, seguramente te suene el nombre Kripparrian (nombre real: Octavian Morosan). Este canadiense de 28 años ha acabado teniendo una legión de más de 30.000 fieles seguidores, entre su canal de YouTube y sus streamings en directo a través de Twitch, muchos de los cuales ya lo seguían en sus andanzas en WoW.

Actualmente, Kripparrian se gana la vida como jugador profesional de Hearthstone: Heroes of Warcraft, compartiendo sus impresiones sobre el juego a diario con un estilo obsesivamente analítico y creativo que va más allá de lo obvio y lo popular.

Al igual que los grandes artistas de cualquier campo, siempre encuentra algún modo de darle la vuelta a las normas y reescribirlas; también disfruta dando palizas en directo a novatos y profesionales por igual.

VICE: Si no me equivoco, fuiste a la universidad pero la dejaste para dedicarte a jugar a World of Warcraft, ¿correcto?

Kripparrian: Estudiaba mates y física, pero me di cuenta de que no me gustaban. De hecho, lo odiaba y no quería pasarme varios años más estudiando para sacarme un máster, así que lo dejé y me busqué un curro de técnico informático. En aquella época todavía no me había planteado la posibilidad de vivir de los juegos. Simplemente quería jugar en mi tiempo libre y vivir modestamente.

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¿Cómo pasaste de jugar por diversión a convertir el juego en tu profesión y hacer vídeos?

Antes jugaba a Dark Age of Camelot, que tenía una gran comunidad de usuarios que compartían vídeos. Les gustaba mucho ver a otros usuarios jugar con música death-metal de fondo, por lo que me propuse aprovechar ese filón, ya que la mayoría no jugaba al nivel que lo hacía yo.

Cuando empecé a hacer mis propios vídeos, estaba en la cresta de la ola como jugador de WoW: mi clan era el mejor de todo EUA. Reclutaba gente, dirigía incursiones y me dedicaba a optimizar mi personaje. En una semana organizaba y lideraba varias incursiones. Era muy competitivo.

A partir de ahí, mi canal surgió de forma casi natural. Tenía un enlace a mi canal de YouTube y subía muchos vídeos en los foros de WoW más importantes. También escribía una especie de guía del cazador, y decía, "Quien no quiera leer todo esto puede visitar mi canal de YouTube". Así fue como empecé a tener mis seguidores.

Es decir, que prácticamente jugabas porque te encantaba y el dinero llegó solo.

Durante los primeros tres años y medio no vi ni un céntimo, y eso que mi canal era uno de los más populares de Canadá. Pero era muy complicado rentabilizar los vídeos porque en aquel entonces las grabaciones de partidas se consideraban propiedad de la empresa desarrolladora. Después, de repente, era legal ganar dinero con los vídeos y se desató la locura en YouTube. Cuando quise darme cuenta, ya tenía 36.000 suscriptores a mi canal; pensé que si me lo curraba y sacaba un vídeo cada día, quizá podría sacarme 1.000 dólares al mes, que era lo que estaba ganando como técnico informático. En ese momento la idea de ganarme la vida con los videojuegos pareció más cercana.

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Suena mejor que estar en una oficina.

Para muchos sería el trabajo de sus sueños, y en cierta manera lo es. Pero la verdad es que ahora pasamos la mayor parte del día editando las grabaciones en vídeo. Ya no podemos hacer el tonto o jugar a los juegos que nos apetecen. Quien mire los vídeos quizá solo vea a un tío jugando, pero detrás de eso hay un trabajo de entre catorce y quince horas al día en el que lo damos todo.

¿Cómo es un día normal para ti?

Me levanto por la mañana y, generalmente, la primera hora es muy lenta. Suelo mirar lo que ha colgado la gente en Reddit, en los vídeos en streaming o en los sitios web sobre Hearthstone más populares, como Hearthpwn. Me fijo en lo que hacen los demás y en sus opiniones sobre lo que ha ocurrido en la comunidad del juego.

Después de comer, repaso todo el contenido grabado para seleccionar el que quiero que aparezca en el vídeo. Cuando estoy emitiendo en streaming, si pasa algo interesante, me apunto el minuto; luego tardo como una hora al día en encontrar y extraer esos segmentos. Tengo un disco duro lleno de cientos de segmentos y, cuando puedo, los agrupo para más tarde, por si se me ocurre alguna idea.

Así pues, es una hora de visionado, otra hora y media para la edición previa, y luego mi colaboradora, Rania, hace el resto, que lleva muchas horas más. Una hora la suelo dedicar a contactar con diversas empresas. Cierro muchos acuerdos de patrocinio, con los que juego a un título X número de horas a cambio de tanto dinero. Tienes que estudiar bien los contratos y firmarlos, así como asegurarte de que los patrocinadores se queden satisfechos con las estadísticas.

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Y cuando has acabado la parte de los negocios, ¿juegas?

Sí, entonces estoy unas siete horas jugando y emitiéndolo en vivo. Me cuesta una hora bajar el ritmo después de la sesión, porque cuando estás en vivo tienes que ser muy enérgico. Sin pasarse, pero tampoco puedes estar todo el rato sin decir nada. Hay días en los que acabo agotado, sobre todo si hago streaming.

Así que hay muchos días en los que no sales a la calle, ¿no?

Era mucho peor antes de conocer a Rania. En invierno, podía pasarme un mes entero sin salir de casa, y te puedo asegurar que no es nada agradable. De hecho, con el horario que tenía antes, ni siquiera veía la luz del sol.

¿Dirías que padeces un trastorno obsesivo-compulsivo?

Cuando juego, quiero ser mejor que los demás.

Cuando juegas a Hearthstone, parece que te gusta experimentar con cartas que quizá otros consideran que no funcionan.

A veces es un reto dar con un mazo que haga destacar una carta poco común y que funcione. La fórmula para ser bueno en este juego ya existe: encuentra el que se considere el mejor mazo por estadística y aprende a jugarlo para no cometer errores; aprende a identificar las cartas menos importantes para sustituirlas por otras y saber reaccionar a las jugadas más de moda.

La verdad es que Hearthstone no es un juego que haga sobresalir al mejor jugador. Por ejemplo, nadie cree que sea el mejor jugador con mazos construidos, pero todo el mundo mira mis vídeos jugando en construido porque les gusta mi forma de hacer las cosas. Mi objetivo no es jugar mazos que ya se ha demostrado que son buenos. Lo interesante es jugar mazos por los que nadie suele apostar.

Sigue a Blake Butler en Twitter.

Traducción por Mario Abad.