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Los nazis montan una okupa en Madrid

El Hogar Social Madrid Ramiro Ledesma es un centro de actividades de uso exclusivo para españoles y escaparate de políticas presuntamente sociales.

Bueno, pues ya estamos todos. Esta semana un grupo de jóvenes patriotas dio la patada a la puerta a un edificio en la calle Juan de Olías, en el barrio de Tetuán de Madrid. Como ellos mismos explican, lo hicieron inquietos "por mejorar nuestros barrios y ciudades" y por "cambiar especulación por solidaridad, sustituir usura por comunidad, demoler el poder del dinero por la fuerza del trabajo desinteresado por nuestro pueblo".

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Los nuevos habitantes del Hogar Social Madrid Ramiro Ledesma, que es el nombre formato tren que le han puesto, se proponen hacer lo siguiente: "Lo enfocaremos a la realización de actividades de tipo lúdico, social y cultural, sin dejar de lado el dar cobijo a los españoles más necesitados, de forma que podremos realizar más actividades y en mayor volumen, a medida que el proyecto y las ayudas crezcan". Para los que no estén acostumbrados a la prosa joseantoniana, lo traduzco: unos fascistas han okupado un edificio de oficinas en un barrio madrileño y, cuando lo tengan ordenadito, quieren convertirlo en hogar y centro de actividades de uso exclusivo para españoles y que sea algo así como el escaparate de unas políticas presuntamente sociales.

Limpiando el nuevo Hogar Social en Madrid. Imagen vía

La cosa no es nueva, aunque sí es reciente en nuestro país. En junio nació Hogar Social Zaragoza, también okupado y precedente del de Madrid. Desde diciembre de 2011 también existe, éste con el modo okupa off, el Casal Tramuntana en Barcelona, que ahora está cerrado sólo para mudarse en breve a otro local más grande en el mismo distrito de San Martí. Algo después abrió en Valencia el Hogar Social Patriota María Luisa Navarro, dedicado a tareas sociales sólo para españoles. Todos ellos son señales de que la ultraderecha ibérica se está sacudiendo la caspa y tomando posiciones que en Europa llevan años conquistadas.

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Hasta hace cinco minutos, los ultras españoles cantaban el caralsol, llevaban la bandera con el aguilucho en la hebilla del reloj, pensaban que la ideología falangista era franquista y viceversa y, en general, se confundían con los votantes del PP más rancios. O sea, eran tan modernos como Martínez el Facha. Quizá sea ésta una de las razones -aunque sé que esto da para un debate largo- de que su relevancia en procesos electorales haya sido escasa y mientras en las últimas europeas el titular en el continente fue el auge y triunfo moral de la ultraderecha, aquí fue el de Podemos.

Pero los tiempos cambian y, quién lo iba a decir, el fascio español también. España 2000 y Plataforma Per Catalunya (PxC) llevan años adaptando su lenguaje a las nuevas necesidades de sus potenciales consumidores y por eso lucen concejales en localidades de la Comunidad Valenciana y Alcalá de Henares unos y en Cataluña los otros. De hecho, el Casal Tramuntana tiene que ver con gentes de PxC y España 2000 es la promotora del (otros que podían haber buscado un nombre más corto) Hogar Social Patriota María Luisa Navarro. Tanto, que la tal María Luisa es la madre de José Luis Roberto, fundador del partido. Y las okupas de Zaragoza y Madrid están relacionadas, aunque lo hayan negado, con el Movimiento Social Republicano (MSR), el otro partido de ramo.

Puede que aquí nos suene rarísimo que haya tipos con esvásticas tatuadas dentro de un centro social okupado y que no estén prendiéndole fuego sino llevándolo adelante, pero es algo ya visto en Alemania y, sobre todo, en Italia. En Alemania hubo a principios de 1990, con los escombros del muro aún humeantes, una okupación por parte de neonazis en un edificio de Berlín Este que duró dos meses pero que precedió a alguna otra en la misma ciudad. Pero ha sido en Italia donde la cosa se ha asentado en serio. Aunque hubo un intento en el 87 en Roma, el primer lugar okupado fue una escuela, también romana, en 1990 y lo hicieron los cachorros del Movimiento Sociale Italiano (MSI) que inspiró al MSR de aquí. Después de Bartolo, que así se llamó esa primera experiencia, vinieron otras como PortAperta en el 98 y, en 2002, Casa Montag, también en Roma y aún viva. Aquí aparece el nombre Gianluca Iannone y nacen las ONC, Occupaziones Non Conforme, centros sociales autogestionados a su manera, siempre sólo para italianos.

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El 26 de diciembre de 2003, en la via Napoleone III de Roma, tiran abajo la puerta del número 8 y nace así la principal marca de las okupas de extrema derecha italianas: Casa Pound, bautizada en honor a Ezra Pound, poeta e intelectual norteamericano loco de amor por el fascismo de Mussollini. La cabeza pensante del golpe es la rasurada y barbuda de Iannone, cantante del grupo Zetazeroalfa. Con Casa Pound Ianonne da un paso más allá y crea las OSA, Occupazioni a Scopo Abitativo, centradas en el asunto de alojamiento y enfocadas en el neofascismo que dará lumbre a Movimiento Sociale - Fiamma Tricolore, partido escindido aún más a la derecha del MSI. Se inventa el Mutuo Sociale (Proyecto Mutuo Social) para cobijar a familias sin techo y recoger alimentos para personas sin posibles, organizar actividades deportivas, etc. Todo para italianos exclusivamente (o algún blanco militante de lo nazi). Nace alguna sucursal de Casa Pound y un montón de okupas fascistas inspiradas en ella por toda Italia. Hoy hay activas entre ocho y diez sólo en la capital y Casa Pound se ha convertido en una asociación de promoción social. Como es, por ejemplo, el Hogar Social Patriota María Luisa Navarro.

Integrantes de Casa Pound. Imagen vía

¿Realmente funcionan como plataforma de extensión de la ideología fascista o son sólo lugares donde se juntan calvos tatuados para beber cerveza, escuchar a Skrewdriver y dormir la mona? La respuesta va en forma de anécdota personal. Hace cinco años, cenando en una casa de comidas romana con mi mujer, un tipo me invitó a una calada en la puerta del restaurante. Acabamos compartiendo mesa las dos parejas y salió en tema de los CSA (Centro Sociale Autogestito). Beppo, que así se llamaba, me preguntó por qué nos interesaba eso. Por si había pinchado hueso, le dije que sólo queríamos ir a un concierto y me contó que ellos vivían en una okupa, pero de nazis. Lo dijo así, "nazis". También dijo que no le iba ese rollo pero que era albañil, no tenía trabajo y los únicos que le habían hecho caso a él, su mujer y a su hija eran los fascistas. Lo único malo, me contó, es que no le dejaban tomar drogas pero, por lo demás, estaba a gusto. Podía permitirse gracias a eso una cena como ésta una vez al mes.

De eso trata todo esto. De pescar en aguas revueltas y salir a la calle cuando las cosas van mal. Pero de salir a la calle a hacer cosas, no sólo a lanzar proclamas y a patear culos como hasta hace poco hacían los fachas aquí. La estrategia de los ultras italianos pasa por la acción social, mostrarse preocupados, solidarios y atentos con la clase trabajadora de su nacionalidad y raza, creando lazos con posibles votantes y militantes. Casa Pound, además de todo lo dicho, tiene equipos deportivos en varias disciplinas, grupos de teatro, una librería y una radio, una revista, un sindicato estudiantil, pubs…. Hasta organizan proyectos de ayuda humanitaria en el extranjero, para demostrar lo suyo no es racismo sino identidad, que según ellos es otra cosa. Porque ésta es otra de las claves, huir de las palabras políticamente incorrectas (racismo, ultras, fascismo…) y ofrecer una ideología atractiva que incluye ecología, independencia energética, soberanía nacional, servicios públicos, antiimperialismo y anticapitalismo.

En Italia la cosa funciona y el fascismo sigue muy vivo, desde las okupas hasta las curvas de los estadios de fútbol, pasando por ataques y asesinatos racistas bastante frecuentes y alusiones elogiosas a Mussollini de figuras de variado pelaje, con Berlusconi a la cabeza. Y puede que allí no tengan representación importante en el Parlamento los partidos más ultras (Movimiento Sociale-Fiamma Tricoloreo Forza Nuova), pero no les hace falta: tienen una nutridísima fuerza de choque de decenas de miles de soldados, muchos de ellos captados a base de hacer política en la calle y en lugares como Casa Pound. Así lo hicieron en Grecia y ahí está Amanecer Dorado. Y así lo quieren hacer en España los que han okupado el edificio de Tetuán.

En realidad, esto del neofascismo no es nada neo. Es lo mismo que hicieron los falangistas, fascistas y nazis originales: copiar proclamas, logos y colores de anarquistas y comunistas, imitar preocupaciones y acciones sociales, confundir para convencer para conquistar. Vestirse de cordero para mostrar luego el lobo que había dentro con regímenes totalitarios, racistas y asesinos que nada tenían que ver con lo prometido en esa acción social. Acabo citando a los nuevos okupas madrileños: "La revolución empieza en los barrios, en la conciencia de cada hombre y de cada mujer que lucha por defender los derechos de quien no tiene un techo digno, de quien no puede dar de comer a su familia, de quien sufre la avaricia de banqueros usureros y el egoísmo de políticos corruptos". Las palabras no suenan mal. Los hechos, dan asco.