Inmersión profunda

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The Photo Issue 2015

Inmersión profunda

A veces es mejor no tomar una fotografía, pero el instinto para hacerlas puede ser irresistible.

Este artículo pertenece al Photo Issue 2015

Jerry junto a una parada de taxis en Katlehong, 2014

Fotos por Lindokuhle Sobekwa y Mikhael Subotzky / Magnum Photos

En 2006, cuando el fotógrafo de la agencia Magnum Mikhael Subotzky comenzó el proyecto de documentar durante un año la vida en y alrededor de la prisión de la ciudad de Bueaufort West, en una zona rural de Suráfrica, la periodista Hazel Friedman publicó la novela negra Hijack! bajo el alias de Guy Brown. En el libro se encuentra una de las primeras referencias que se conocen al nyaope, una droga muy popular en las calles del país que consiste en un cóctel de heroína de baja calidad, cannabis y drogas antirretrovirales. Friedman escribió que el nyaope era (y sigue siendo) "lo más entre los jóvenes de Soweto, Mamelodi, Soshanguve y Atteridgeville", asentamientos de población negra en las afueras de Johannesburg y Pretoria.

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También es una droga de moda en Thokoza, un barrio negro residencial al suroeste de Johannesburgo, donde vive Lindokuhle Sobekwa. Sobekwa empezó a documentar los rituales asociados con el nyaope en el año 2013, después de que un chico de Thokoza le pidió que le hiciera una foto con su panda de amigos. "Estaba nervioso, pero me dije que si intentaban algo, podía salir corriendo con la cámara", me dijo Sobekwa. "La agarré con fuerza". Tenía motivos para estar preocupado: el paro juvenil es un catalizador de la delincuencia. Pero resultó que lo único que querían era que les hiciera una foto.

Aquella tarde, mientras repasaba las fotos, Sobekwa se quedó atónito al comprobar el acceso que había tenido a la cabaña de un hombre llamado Mabhuti. A partir de entonces, empezó a visitar la chabola de Mabhuti regularmente. Las imágenes que tomó de la drogadicción y de la miseria comparten un rasgo genérico: las circunstancias crudas son un reflejo de lo crudas que son las vidas de las personas. Su proyecto fotográfico contiene escenas habituales de desempleo, peleas y letargo narcótico, pero Sobekwa, que nació en 1995 en el seno de una familia de clase obrera de Xhosa y que forma parte de la generación "nacida libre", también siguió a los drogadictos hasta el interior, donde mendigaban y recogían chatarra. Así fue como conoció a Jerry, un yonqui blanco que vivía en la calle.

Como el trabajo de Larry Clark sobre Tulsa, las fotos de Sobekwa (las imágenes en blanco y negro de esta serie) se caracterizan por centrarse en la precaria familia en torno a las drogas que se crea por las circunstancias en lugar de la biología. A diferencia de Clark, que se involucró en lo que estaba pasando, Sobekwa se ha limitado a ser un observador imparcial motivado por la esperanza de que sus fotos tuvieran un valor educativo. Cuando comenzó a hacer las fotos, Subotzky, que es 14 años mayor que Sobekwa, tenía una visión similar. La fotografía era para él una forma de aprender y de comunicar.

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Al igual que Sobekwa, Subotzky realizó el proyecto fotográfico que lo dio a conocer en 2004 muy cerca de su casa. Criado cerca de Pollsmoor, una cárcel de máxima seguridad a las afueras de Ciudad del Cabo, Subotzky —sudafricano de segunda generación, descendiente de inmigrantes letones acomodados– pasó un tiempo encerrado entre los presos por propia voluntad. "Trataba de explicarle a todos lo que me disponía a hacer antes de tomar las fotos", explica. "En antropología usan el término 'inmersión profunda'; supongo que lo que yo traté de hacer fue eso".

En Pollsmoor vio un cadáver por primera vez, el de Christopher Sibidla, muerto durante un incendio dentro de la cárcel. Subotzky fotografió el cadáver a petición de la madre de Sibidla y le entregó la foto antes del funeral. "Yo apenas podía mirar la imagen, pero ella la miro, la besó y la apretó contra su pecho. Luego me dio las gracias por ayudar a que su hijo descansara en paz". Aquella imagen persiguió a Subotzky durante años hasta que en 2012 la hizo añicos, junto a otras de su archivo, durante una exposición. Aquel gesto fue su manera de lidiar con los sentimientos que le provocó el haber sido testigo de un hecho violento y traumático, imprimiéndolos así en el propio objeto fotográfico.

Esta problemática no es exclusiva de Subotzky. La fotografía documental, una disciplina que se ocupa de los asuntos externos, se conduce de acuerdo a unos principios éticos. A veces es mejor no tomar una fotografía, pero como demuestran las fotos de Thokoza que tomó Sobekwa, el instinto para hacerlas puede ser irresistible. Saber cuándo ser prudente y decir que no; ese es el desafío al que se enfrenta todo fotógrafo.

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—SEAN O'TOOLE

La serie de Sobekwa nació como parte del proyecto Of Soul & Joy, organizado por el Rubis Mécénat Cultural Fund y Easigas.

Un niño en Toekomsrus, Beaufort West, 2007

De subidón, Thokoza, 2013

Raphie y Jules, Port Alfred, 2007

Mabhuti en su casa, Thokoza, 2014

Durmiendo en una tubería, Thokoza, 2013

George, Pretoria, 2012

Nadando, Hout Bay, Ciudad del Cabo, 2007

Baño matutino, Katlehong, 2015

Recogiendo material para reciclar en el vertedero de una mina para conseguir dinero para el nyaope, Katlehong, 2015

Castigado por la comunidad, Thokoza, 2014

Preparando una jeringuilla de nyaope en la chabola de Mabhuti, Thokoza, 2014

Preparándose para salir, Thokoza, 2014

Un herido, Plakkerskamp, Beaufort West, 2008

El cuerpo de Christopher Sibidla, depósito de cadáveres de Maitland, Ciudad del Cabo, 2004