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Cultură

Jóvenes cristianos nos cuentan cómo (sobre)viven en el ambiente universitario

Ser joven cristiano en este mundo contemporáneo de excesos, placeres al alcance de la mano, experiencias inimaginables es, digamos, cerrar la puerta justo antes de entrar al paraíso. Al menos esa es la creencia común.

Ah, la universidad: caldera de hormonas que se cocinan a altas temperaturas y que esperan al viernes para salir a presión por la válvula de escape de un bar cualquiera que purgue la lujuria acumulada que la academia impone. Al menos mis condiscípulos y yo lo veíamos así. Universidad: tierra de experimentación.

Ser un joven cristiano, antes que recatado, es un poco extravagante. Es la excepción a la regla. Ser joven cristiano en este mundo contemporáneo de excesos, placeres al alcance de la mano y experiencias inimaginables es, digamos, cerrar la puerta justo antes de entrar al paraíso. Al menos esa es la creencia común.

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Para ellos, la universidad es un momento de encuentro con ellos mismos (y con Dios), de asumir un estilo de vida que no es precisamente el de la fiesta, el sexo y el reggaetón, aunque no por ello, dicen, ha de ser aburrido.

Hablamos con tres jóvenes cristianos: Héctor, Luisa Fernanda y Natalia. Héctor actualmente es profesor de rugby universitario, tiene 26 años y lleva un año casado. De familia cristiana, se distanció de la iglesia en su paso por la universidad, pero retomó el contacto cuando conoció a la que, dice, es el amor de su vida.

Luisa Fernanda y Natalia son estudiantes universitarias que lideran grupos juveniles de evangelización en las instituciones. Hablamos con los tres para que nos contaran cómo es llevar un modo de vida cristiano en un mundo que ofrece placeres como en un supermercado.

La importancia de Dios en su vida

Héctor: Para mí, Dios es felicidad. Eso es lo que me da a mí felicidad. Lo fácil es beber: me ha dejado mi novia, pues me pongo a beber; se acaba, tengo una resaca y el lunes estoy chillando otra vez. Esa no es la salida. La salida es que alguien tiene que cubrir los vacíos del corazón.

Natalia: Llegó un momento de mi vida… no te lo puedo explicar, pero conocí a Dios, me convencí de mi pecado. Yo creía que era muy buena y que merecía el cielo. Dios, por medio de la Biblia, me fue mostrando que todos somos pecadores y que Jesús vino a salvar a los pecadores. Solo en el momento en el que eres consciente de tu pecado necesitas un salvador. Yo me sentía supermal porque no soy tan buena como creía, hay orgullo en mi corazón, hay mucha vanidad.

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Vivir el cristianismo en la universidad

Héctor: En la universidad, mi familia siempre fue muy reacia a la iglesia porque hace falta tiempo: tienes que ir a misa, a reunión de jóvenes, a reuniones bíblicas. Es de tiempo. Y uno no está haciendo nada malo, pero la familia pregunta, que "dónde estabas, que si la universidad, que si no puedes perder el tiempo". Y cuando dejé de ir a la iglesia fue lo peor: hice de todo. Pasé de ser un joven que no decía ni un solo taco a decirlos todo el tiempo. Las chicas, las fiestas, el alcohol… Pero un hombre no tiene que estar mostrando su hombría yendo con mujeres y bebiendo. Yo lo hice y sabía que eso no era la voluntad de Dios, que eso no lo haría sonreír.

Natalia: Es muy raro pero en las iglesias dicen que la universidad es muy mala, que hace que te olvides de Dios, que es la perdición total: drogas, alcohol… Pero yo creo que cuando llegas a la universidad es cuando de verdad revelas tu corazón hacia lo que está inclinado. A mí me pasó: yo encontré más a Dios cuando estaba en la universidad porque es como un entorno en el que estaba rodeada de muchas cosas. Y dije: "no, lo más importante para mí es Dios y quiero seguirlo todo el tiempo".

Planes más frecuentes

Héctor: Es genial porque te reúnes con gente de la misma edad y dices "vamos a la iglesia" y de ahí íbamos al cine o salíamos. Entonces es un sábado o un domingo completo.

Luisa Fernanda: En nuestro grupo (Vida para Uniandes) siempre hacemos una reunión a final o a comienzos de semestre. Preparamos sushi o hacemos burritos. Tenemos un grupo de oración. Y cantamos y tocamos el ukelele. Nos reuníamos a las seis de la mañana. Pero este semestre no pudimos cuadrar el horario.

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Natalia: No son salidas de ir a beber, pero sí vamos a tomarnos un café, a un concierto, vamos a charlar, a bailar. A mis amigas y a mí nos gusta un grupo que se llama Caribe Funk y hemos ido varias veces a escucharlos. Sin ánimo de emborracharnos ni nada. Vamos a comer y damos paseos. Fuimos a un Congreso de jóvenes cristianos en Panamá: paseamos y luego terminamos en el Congreso.

Nos reunimos a veces en casa. Los planes son ver películas, cocinar y organizar juegos. Hay planes que son "plan amigos", entonces no vamos a orar; y hay otros que son ir a la casa de alguien a orar, que también es un plan. Y hay varios que tocan instrumentos y todos cantamos y oramos.

La fiesta

Héctor: El cristianismo es disfrutar la vida, ¿no? La gente cree que en el alcohol está la felicidad, o en las drogas o acostándose con mil mujeres. Pero si te das cuenta es felicidad momentánea. Yo me acuerdo de cuando me emborrachaba: es ridículo. Primero porque es horrible, si te pones a saborear el alcohol, no sabe a nada. Segundo: cuando uno está borracho, hace lo que sea y no le importa nada. Pero uno como cristiano puede hacer cosas normales sin miedo. La gente que pasa todo el tiempo de fiesta en fiesta, bebiendo, es porque tienen vacíos. Yo también he estado en el otro lado, y no, eso no te llena.

Luisa Fernanda: El tema de la bebida y la fiesta lo tomamos como algo que no es beneficio. La Biblia dice: "no te emborracharás con vino", literalmente. Pero uno sí ve que en una fiesta es como algo que no nos llama tanto la atención, porque es un ambiente que no frecuentamos, que no nos trae nada bueno. O sea, uno piensa en la bebida y siempre salen peleas, decisiones que no quieres tomar, y no eres consciente de esas cosas. Sabemos que las drogas no son nada beneficiosas para nosotros.

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Una amiga me preguntaba, "¿Cómo es que en vuestras reuniones lo pasáis tan bien sin beber?" Nuestras reuniones es ir a hacer sushi, ir a cantar y lo pasamos muy bien sin tener que beber y es porque nunca hemos tenido esa necesidad.

Natalia: Con los otros chicos que no son cristianos lo que yo hago es salir con ellos, estoy un ratito y después me voy. Porque también es cuestión de gustos, porque yo no me siento cómoda en un ambiente de mucho bailar y beber. No me siento cómoda. Al principio charlamos de cosas y todo bien, pero después, cuando ya veo que solo queda beber, la cosa ya pierde sentido. No me siento cómoda.

La sexualidad

Luisa Fernanda: La sexualidad es un tema superdelicado en los jóvenes porque son las personas que más curiosidad tienen. En particular, la idea más común es no tener relaciones sexuales antes del matrimonio. Evitamos la inmoralidad sexual (adulterio, pornografía, masturbación). Estamos en contra de la pornografía. Estamos en contra de la fornicación: tener relaciones antes del matrimonio. Y, obviamente, como somos jóvenes, es nuestra principal tentación.

Es complicado, claro. Porque somos humanos y somos carne. Si tengo un novio pues lo que intentamos es no estar solos, rendirles cuentas a nuestros pastores: "estuvimos haciendo esto o siento esto". Estar en comunión. Decirnos: "no, no hagamos esto. Mantengámonos firmes. No vamos a hacer esto". Si tenemos novios pues salimos en pareja para no estar solos. Para evitar tentaciones.

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Lo tratamos no como una prohibición sino como algo de obediencia. Que si evitamos esas cosas es para un beneficio nuestro. Evitar la fornicación te cuida de un embarazo, te cuida de romperte el corazón, de estar expuesta a enfermedades, a adicciones. Es de obediencia, porque pensamos que todo lo que dejó Dios en la palabra es para nuestro beneficio. Porque él nos ama tanto que quiere que tengamos una buena vida y no nos metamos en problemas.

Natalia: La idea es que sí estamos convencidos de que las relaciones sexuales son a partir del matrimonio. Cuando hablamos de eso no es un tema tabú. Yo hablo con mis amigas del tema. Si yo estuviera con personas de mi semestre siempre cuentan sus experiencias sexuales y eso. Con mis amigas es más: "¿Cómo será? O, el otro día vi tal cosa". Sí, es diferente. Es más una relación de sorpresa, de incertidumbre. Pero tampoco nos hemos sentido cohibidas.

Juventud

Héctor: Los valores: en las casas hay familias muy divididas, ya a nadie le enseñan religión, no ponen a Dios como ejemplo. Entonces esa falta de valores y de espiritualidad hace que cada uno vaya por su lado. Porque la gente a veces piensa que el cristianismo es aburrido. Y no, a mí me ha ido muy bien.

Luisa Fernanda: Las diferencias con respecto a grupos católicos: nosotros no adoramos a la virgen María, yo pienso que somos un poquito más light. O sea que la iglesia católica es un poquito más tradicional. Pienso que no se salen de su estándar, que siguen ahí como muy encasillados en las tradiciones. Los cristianos buscan mucho más llegar a las personas en un sentido de modernidad. No sé si has ido a una iglesia cristiana pero las alabanzas las hacemos con lo que sea.

Natalia: Para mí evangelizar es compartir el evangelio de Jesús. No como evangelizar de las cruzadas evangelísticas que hicieron al colonizar América, no. Esas cosas eran diferentes. En el sentido de que nosotros compartimos el evangelio de Jesús, sí, nosotros evangelizamos.