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La desastrosa reacción de Chile ante el terremoto y el tsunami

Para saber qué estaba ocurriendo en el norte del país, contacté con Abraham Hernández Barrientos, un granjero de 21 años que trabaja en el pueblo de Huara, muy cerca del epicentro del seísmo.

Foto: Reuters

El martes por la noche, un terremoto de una intensidad de 8,2 en las escala de Richter y un tsunami de más de dos metros azotaron el norte de Chile. Se ha informado de la muerte de dos mujeres y cuatro hombres, y más de 900.000 personas tuvieron que ser evacuadas de sus hogares en las regiones costeras. Ahora Chile está valorando los daños: se cree que más de 2.500 hogares y cientos de barcos de pesca han resultado destruidos. En la ciudad portuaria de Iquique, 322 reclusas escaparon de la prisión, temiendo por sus vidas.

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Esta catástrofe trajo el recuerdo doloroso del terremoto que asoló el país en 2010 y que se cobró la vida de 525 personas. Pocas semanas después del inicio de su segundo mandato, la Presidenta Michelle Bachelet ha sido duramente criticada por la respuesta del Gobierno ante la catástrofe. Si bien Bachelet visitó la zona afectada el miércoles y alabó la “actitud tranquila” y “el tremendo ejemplo” de la gente de la región, el Gobierno vuelve a ser atacado por su gestión tras el seísmo.

La magnitud de 8,2 del terremoto ocurrido el 1 de abril disparó las alertas de tsunami en las comunidades costeras del país. La primera alerta de tsunami para los países del Pacífico se produjo poco después del terremoto. En la ciudad chilena de Pisagua, en la región de Tarapacá, se informó de olas de casi dos metros tras producirse el terremoto.

Para saber qué estaba ocurriendo en el norte del país, contacté con Abraham Hernández Barrientos, un granjero de 21 años que trabaja en el pueblo de Huara, muy cerca del epicentro del seísmo.

VICE: Hola, Abraham. Te mando un fuerte abrazo desde aquí. Dime, ¿cuál es la situación actual en Arica?

Abraham Hernández Barrientos:Ahora la gente está comprando comida como si el mundo fuera a acabarse mañana. Lo peor es que los precios han subido muchísimo. El pan ahora cuesta 2.000 CLP (2,62 €), cuando antes costaba 800 CLP (1,05 €); un litro de agua ahora vale 5.000 CLP (6,56 €) y solía costar mil (1,31 €). Los supermercados solo abren por las tardes. Por la mañana, la mayoría de las familias que habían subido a las colinas empezaron a volver a sus casas. Eso nos tranquiliza un poco, aunque todavía hay nerviosismo. Las escuelas han suspendido las clases durante dos días y ahora parece que los hospitales funcionan con normalidad. No sabemos nada de la gente en los Andes. Según el Gobierno, ha vuelto aproximadamente el 30 por ciento de la electricidad.

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¿Qué piensas de la reacción del Gobierno? ¿Ha estado a la altura?

La reacción del Gobierno ha sido desastrosa. Nos han dejado a la deriva. Lo peor es que cuando dejaron de sonar las alarmas de tsunami y la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) informó, mediante su sistema de mensajes de texto, sobre la posible catástrofe, el proceso no fue nada eficaz. Algunas personas dijeron que los mensajes de texto solo los recibían los teléfonos con Android. Los que tenían otros modelos, como el iPhone, no recibieron la alerta. También fue notoria la ausencia del superintendente y el gobernador locales.

Cuéntame tu experiencia durante el terremoto.

Yo estaba en la oficina de aduanas de Arica cuando empezó el temblor. Al principio no estaba nada preocupado, ya que llevamos varias semanas con temblores. Cuando empezó a intensificarse, hubo gente que recibió alertas de evacuación en sus móviles. Yo no la recibí, pero también empecé a correr con el resto de la gente. Salimos de la oficina y nos dirigimos a los coches más cercanos. Luego empezaron los apagones y los vehículos comenzaron a deslizarse. La tierra se estaba moviendo tanto que los camiones pesados se agitaban como si fueran de gelatina.

Se cree que el terremoto y el tsunami han destruido cientos de barcos pesqueros y miles de hogares. Foto vía Reuters.

¿Qué hiciste luego?

Llegué a la ciudad de Arica y vi gente huyendo a caballo y coches con las puertas abiertas abandonados por ahí. La gente huía a un terreno más elevado. Había cables eléctricos caídos y ancianos pidiendo ayuda. También vi a gente llorando y vagando por las calles sin rumbo.

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Suena horrible.

Cuando llegué, empecé a ayudar, aunque estaba preocupado por mi familia. No podía llegar a la zona de seguridad por todos los coches abandonados que había. El diseño de las rutas de escape de la ciudad es horrible. La gente no tenía forma de llegar a las colinas. Yo a duras penas logré subir a una, corriendo y trepando. Había una cola enorme para llegar arriba.

La magnitud del terremoto del 1 de abril activó las alertas de tsunami en las regiones costeras. Se produjeron destrozos en un aeropuerto y un incendio en un restaurante de Iquique, según los informes. Este vídeo muestra el incendio.

¿Dónde pasaste la noche?

En la colina. Hacía un viento muy fuerte y frío. Por la mañana, algunos hicieron hogueras para combatir el frío. A eso de las cuatro de la madrugada, bajé a la ciudad para buscar a mi familia. Por el camino encontré a gente que recorría las calles buscando a sus hijos. Finalmente encontré a mi familia.

Me alegro. ¿Cómo estás?

Cansado. No he dormido nada. Aunque la Onemi retiró la alerta de tsunami, había habido daños importantes en las dos regiones principales del norte de Chile. Además, dicen que podría haber una réplica de siete u ocho grados en cualquier momento. Tenemos que seguir alerta.

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