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Cosas que hacemos como el culo con las bicis del Ayuntamiento de Madrid

La invasión de ciclistas novatos ha provocado que ir andando por las calles se convierta en un peligro.

Fotos por Felipe Hernández

El servicio de BiciMad hace agua por todos los lados. Los madrileños quieren ir en bicicleta pero la concesión que Gallardón y Botella tramaron no está dando la talla. No hay bicis en verde, las que hay no salen de sus aparcamientos y luego están los robos y los extravíos. Es bastante habitual encontrarse 'cadáveres' de bicis que no han vuelto al hogar desperdigados por las calles. Incluso dos de ellos, en muy buen estado, llegaron este verano a Rumanía y se vendían en una web de venta de artículos segunda mano. A un precio bastante alto, por cierto. Un circo que ha generado una petición popular para que el Ayuntamiento de Carmena cambie de empresa concesionaria. Algo que parece una utopía.

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Lo que es cierto es que BiciMad ha sido un éxito a nivel de los usuarios. Madrid se ha llenado de bicicletas con motorcito (asistencia al pedaleo) y de nuevos ciclistas urbanos. Al principio temimos por su seguridad, porque los conductores no estaban preparados para esta invasión de dos ruedas. Pronto se convirtieron en el objetivo número uno de la ira de conductores de autobús, taxistas y particulares que ya están de mala hostia de por sí por los atascos. Pero ahora tememos también por la seguridad de los peatones.

Que se hayan echado a las calles ciclistas novatos ha provocado más de un susto entre las personas que recorren a pie las calles. Es bastante habitual cruzarse con una de ellas por las aceras, sobre todo del centro, también que se salten los pasos de cebra y semáforos en rojo, o que vayan tranquilamente ocupando en las grandes avenidas los carriles que no están reservados para ellos. Vamos a repasar algunas de las malas costumbres que han pillado en año y medio los ciclistas urbanos 'novatos' de Madrid.

Preguntamos a un policía municipal para que nos cuente qué es lo que él ve todos los días. Y nos habla, sobre todo, de ciclistas borrachos durante los fines de semana. Durante este último, en la zona centro, hubo varios positivos, según nos confirma. Para él es lo más grave, y es que sobre dos ruedas es importante también ese viejo mantra de 'si bebes, no conduzcas'. Es bastante habitual que como peatón ebrio, ya de por si tambaleante, tengas cada fin de semana que esquivar a ciclistas que van igual o peor que tú. Según el mismo policía esto está llevando a que haya cada vez más atropellos por la zona centro.

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Respetar las señales. Ahí tenemos un verdadero problema. Las flechitas del suelo marcan la dirección correcta y los pasos de cebra son para pararse un poquito, es verdad que los conductores de coche parece que tampoco se dan cuenta y se los saltan cuando les da la gana, pero los ciclistas tienen que parar. Aquí llegamos al tema de los semáforos en rojo, que se esquivan por el atajo de subirse a la acera. Mal, peligro seguro para el que está de pie y para el que va sobre las dos ruedas. A todos estos clásicos, se han sumado un par de infracciones que han ido creciendo según ha aumentado la habilidad para conducir las bicis de los nuevos ciclistas. El selfie y el pedaleo con móvil.

El selfie en marcha es un clásico -sobre todo entre los turistas-, que quieren llevarse un recuerdo de su paseo en bici entre monumentos. Y también está la modalidad 'stop and selfie', llamada así porque consiste en parar en cualquier momento, sin mirar quién viene detrás, clavarse una autofoto y tomarse el tiempo para enviarla al chat de WhatsApp correspondiente. Los móviles se han convertido en un complemento perfecto de BiciMad, no es raro encontrarse a usuarios hablando mientras circulan o consultando su estado de Facebook.

También hemos detectado que está de moda el pedaleo en paralelo, es decir, ocupando todo el carril y de tertulia. Definitivamente, hay que volver a la clásica fila india para ir por las calles. Y el vandalismo, no las destrocéis ni las robéis, es una putada luego ir al totem (como se llama el aparcamiento) y encontrarse que no hay bicis para ir a currar o a clase el lunes por la mañana. Eso no es bonito, aunque es verdad que el servicio deja mucho que desear, no es manera de protestar.