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Música

Lazos de guerra

The Extraordinaires quieren vivir en Broadway.

No tengo ningún problema en reconocerlo. Lo admito: soy un cursi. Me gustan las comedias románticas de Hugh Grant (veo Love Actually una vez al mes), los almendros en flor, las crías de puercoespín, lloré viendo Mi Chica (sí, esa en la que muere el tipo de Sólo En Casa) y, sí, la primera vez que escuché el Ribbons of War de The Extraordinaires me emocioné. Mucho. Esas melodías, esos coros, los pianos y el claro homenaje al pop cálido y bien hecho de toda la vida me desmontaron. Pero ante todo la historia que une todo el disco. El amor imposible entre El Capitán y Annelies y que obviamente (suspiro) acaba en muerte y destrucción. ¡Y esa presentación! El disco viene como parte de un libro, tapa dura y serigrafiado manualmente sobre tela, cada página contiene la letra de una de las canciones y una ilustración. Vamos, una joya. Y es que, no me jodáis, no sólo de Vlad Tepes y Keiji Haino puede vivir el hombre. Matt y Jay se conocieron en Philadelphia, concretamente en South Philly, una de las zonas más deprimidas de la ciudad. Y, para ser aún más específicos, en el Warehouse: nave industrial reconvertida en nido de artistas en busca de un alquiler nulo y el espacio suficiente para montar conciertos de Lightning Bolt o ensayar con quien se pasase por ahí. Gracias al Warehouse tenemos a gente como Unchained, Max noi Mach, The Corndawg, Jimmy Cousins y es el sitio donde The Cheese se convertirían en Les Aus. Ellos citan como influencias a los Teleñecos, Michael Early y Roger Miller. Y sus canciones vienen a sonar por el estilo, aunque quizás yo añadiría a los Kinks del Village Green. Canciones sobre cactus vengativos, hermanas a las que se echa de menos, pirómanos, planes secretos y las abejas de la primavera. Recién llegados de una gira con Man Man pude hablar con ellos . Vice: ¿De dónde sale una historia como la de Ribbons Of War? Pues básicamente nace después de la primera gira que hicimos Matt y yo juntos. Que fue como una experiencia sagrada. No sabíamos ni qué hacíamos ni dónde estábamos ni cómo comer o dónde dormir. Escribimos un tema llamado “Ribbons of War part II”, que empezó como la típica canción sobre cortar con tu novia, pero desde el punto de vista del tío, en este caso un capitán de barco, y su novia, una piloto de avión. Entonces no me pareció justo no saber la opinión de la novia sobre el asunto y antes de darnos cuenta ya habíamos escrito toda la historia de amor entre los dos: desde que se conocen hasta que se matan a cañonazos en alta mar. Vale, pero de ahí a hacer un musical… Hombre, pues con una historia así… nos dimos cuenta que habíamos escrito una opereta. Así que hicimos cástings para los papeles de El Capitán y Annelies y nos pillamos a Jacob Wolf al piano y Michael Hertz a la batería. Construimos unos decorados que cabían en una furgoneta y estuvimos de gira por toda la costa oeste. Ya sabes, lo típico. ¿Y ahora? Ja. Pues estamos preparando un disco nuevo sobre la vida de Nickola Tesla, que tiene una biografía a la que no le hace falta añadirle nada. Es jodidamente increíble. Y bueno también pensamos editarlo en formato libro. Ah, y también estamos a punto de sacar un novela gráfica sobre Ribbons of War, dibujada por Jim Callahan. Y eso, seguir sacando cosas bonitas a precios asequibles. Porque no hay nada que nos joda más que ir a un concierto y no poder comprarnos un disco o una camiseta de la banda porque todo está demasiado caro.