Chicas malas: fotos de prostitutas del París de los años 30
Todas as fotografias foram tiradas por Monsieur X, entre 1925 e 1935.

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Chicas malas: fotos de prostitutas del París de los años 30

En la intimidad de un burdel de la calle Pigalle, por el Señor X.

Todas las fotografías fueron tomadas por el Señor X entre 1925 y 1935.

Alexandre Dupouy es un arqueólogo del sexo. Este coleccionista francés ha dedicado su vida a lo que él define como "reliquias eróticas y pornográficas". En su librería Les Larmes d'Eros (Las lágrimas de Eros), ubicada en el distrito 11 de París y abierta solamente con cita previa, acumula y revende las fotos, los cuadros y los objetos sexuales que datan de antes de nuestro nacimiento. Es una especie de pequeño museo de la historia de las costumbres en Francia.

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En 1975, Alexandre Dupouy recibió la llamada de un amigo librero que le dijo que había un anciano que quería "mostrarle una cosa especial". Una vez allí, el octogenario abrió el maletero de su lujoso coche, lleno de fotografías en blanco y negro de sonrientes prostitutas desnudas. Le explicó que había conseguido la mayoría de los negativos en un burdel de la calle Pigalle, durante el período de entre guerras. Sintiendo que se acercaba su final, el viejo hombre le dijo que aceptaba separarse de su colección siempre y cuando lo mantuvieran en el anonimato. Los dos libreros lo bautizaron como Señor X.

Casi cuatro décadas después, Alexandre Dupouy decidió reimprimir una parte de la impresionante colección de desnudos del Señor X (según él, "única por su calidad y cantidad"), para la obra Mauvaises filles (La Manufacture de livres, 2014).

El libro está escrito por Alexandre Dupoy y el Señor X. Hablé con Alexandre, el único de los dos que aún está vivo.

VICE: ¿De dónde venían las prostitutas parisinas de principios del siglo XX?

Alexandre Dupouy: El perfil típico era el de la chica que llegaba a París para alimentar al resto de su familia que se quedaba en la granja. No tenía nada que comer. Empezaba a trabajar, pero al poco la despedían. Luego, la joven caía en manos de una mamie (la madame del burdel) que le decía: "ven con nosotras; estarás caliente y no te faltará la comida". Poco después, vestía un camisón para recibir a los hombres y pasar la noche con 10 o 15 compañeras en su misma situación. En aquella época, una prostituta con una mala racha podía ganar, más o menos, diez veces más que cualquier otra trabajadora. En el París de 1900, una empleada ganaba 2 francos al día; una prostituta de la calle, 5 francos por servicio y una de burdel, 20 francos.

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¿En qué condiciones trabajaban estas chicas?

Eran como los deportistas: podían hacerlo solo durante dos o tres años, luego se echaban a perder. Las enfermedades las arrastraban. A veces tenían una posibilidad entre dos de contraer sífilis. Existían los condones, pero no eran obligatorios. Después del sexo, las chicas se limpiaban con "esponjas higiénicas" que eran, por supuesto, totalmente ineficaces.

¿Era París la capital de la prostitución en Europa?

En 1920, la cosa se había calmado un poco. Pero un siglo antes, ¡cualquier parisina con 20 años era prostituta! De la Madeleine a la Bastilla, todos los barrios de París eran barrios de prostitución. A principios del siglo XX se seguía visitando la ciudad por esa razón. También es por la época: en ese entonces, los hombres no tenían una vida sexual activa con sus esposas.

Además, cuando eras de clase media, te casabas más o menos a los 35 años. Siempre había un tío que te llevaba a un burdel a los 15 años para que aprendieras.

¿Cuál fue tu reacción cuando descubriste la colección del Señor X, en 1975?

Generalmente, durante mis investigaciones, cada tres meses encuentro la imagen del interior de un burdel. Suelen tener un lado lúgubre, un poco forzado. Los tipos lo hacían para guardar un recuerdo, pero inmediatamente destruían la foto por miedo a que cayera en manos de la persona equivocada. Cuando descubrimos la colección del Señor X, vimos que era única por su calidad y cantidad. Había centenares de fotos. Tomadas una a una, las fotos contaban la vida entera del burdel de la calle Pigalle. Él las tomó por placer personal.

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¿Cómo trabajaste con estas fotos sin disponer de información precisa?

Vimos la cantidad, presumimos que obtuvo las fotos a lo largo de una década y gracias a los modelos de coches que a veces aparecen, estimamos que se hacen oficiales entre 1925 y 1935. Finalmente, puesto que algunas imágenes fueron tomadas desde un balcón parisino, supimos que el burdel se ubicaba en el 75 de la calle Jean-Baptiste Pigalle.

¿Imposible saber más?

No, solo sabemos que nuestro hombre era muy activo. Encontramos otras fotos de él que no eran nada eróticas. Solía moverse en ambientes lujosos y se rodeaba de mujeres elegantes. Rápidamente decidimos llamarlo Señor X. Hoy, cuando su tiraje se vende en las subastas de la calle Drouto, se conoce como "Señor X". Tiene una gran cantidad de fotografías profesionales.

Hemos sabido que en el reverso de las fotos, el Señor X anotaba los nombres de las fotografiadas: Mado, Suzzete, Gypsi, Mimi, Nono, Pépé, etc.

El Señor X debía de ser un cliente cercano a sus modelos, simpático y generoso. Lo asombroso es que las chicas aparecen muy relajadas en las fotos, se divierten. Hay incluso unas fotografías de exterior en las que aparece con ellas a orillas del río Marne. También realizó dos cortometrajes de diez minutos, en exterior y en interior. Esas imágenes revelan sus fantasías: ver a dos mujeres juntas. Una juega a ser la pudorosa, mientras que la otra intenta desnudarla.

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Le gustaban las chicas exhibicionistas, al igual que ocurría con E.J Bellocq, ese fotógrafo de Nueva Orleans que se metió en los burdeles y terminó siendo parte de su mobiliario. En todo caso, si existen pocas imágenes de burdeles, es también porque estaba prohibido.

¿Cómo estaban regulados?

Los burdeles siguieron siendo completamente legales en Francia hasta 1946. Pero los grandes burdeles ya habían caído desde 1925. El nuevo modelo de burdel típico de los años 30 era Le Sphinx: con bar, un restaurante e incluso clientela femenina. Cosas que no tenían los burdeles anteriores, esos que conoció Toulouse-Lautrec. A estos nuevos pequeños burdeles se les llamó "casas de citas" o "casas de tolerancia". Pero, tras la Liberación, se puso en tela de juicio la reputación de estos lugares. Los políticos, tanto los gaullistas, como los comunistas, acusaron a algunos propietarios de burdeles de haber colaborado durante la ocupación.

¿Y eso es cierto?

Eso depende de la casa. La One-Two-Two, de la 122, de la calle de Provence, efectivamente era frecuentada por alemanes. Le Sphinx estaba, según las memorias del arrendatario, más a disposición de la resistencia. Pero lo más grave a los ojos de todos era que los alemanes abastecían los burdeles con champán y buena comida.

¿Qué piensas de la evolución de la prostitución en Francia?

Lo que veo es que la prostitución disminuye a pasos agigantados. Antes se prostituía una mujer de cada cien. Ha disminuido, sobre todo, por las costumbres conyugales. En el siglo XIX, si a una burguesa se le pedía una felación, casi siempre se negaba. Y si la aceptaba, podía arrancarle las pelotas a su marido. La sexualidad de la pareja no cambió hasta 1970. Esa es la razón por la que la función de la prostituta se ha convertido en algo caduco. Hoy en día, no son los clientes fáciles los que quedan: solteros, gente que no tiene pareja y los erotómanos con los bolsillos llenos, de la clase de clientes que se alojan en el Carlton.

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