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Vida y muerte en la Inglaterra Norte

El sábado 11 de agosto de 2007, Sophie Lancaster fue golpeada hasta morir en la diminuta localidad de Bacup, cerca de Manchester. A Sophie, de veinte años de edad, la asesinó un grupo de chicos por vestir de negro y llevar el pelo teñido de negro...

ENTREVISTA DE KYLIE GRIFFITHS, ILUSTRACIONES DE LAURA PARK

DEMASIADO TRISTE

El sábado 11 de agosto de 2007, Sophie Lancaster fue golpeada hasta morir en la diminuta localidad de Bacup, cerca de Manchester. A Sophie, de veinte años de edad, la asesinó un grupo de chicos por vestir de negro y llevar el pelo teñido de negro brillante. Por no querer vestir el uniforme típico de la basura humana local, el mismo chándal Ellesse y las mismas zapatillas deportivas.

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A Sophie la apalizaron después de haber tenido que presenciar la cruel paliza que sus atacantes propinaron a su novio, Robert Maltby. Al acudir en su ayuda centraron en ella el ataque, con su novio tendido inconsciente a su lado. Robert estuvo en coma durante varias semanas. Cuando recobró la consciencia supo que su novia había muerto en el hospital a consecuencia de las terribles heridas.

Con excepción de una única entrevista concedida a la BBC, Robert ha permanecido callado desde entonces. La prensa británica, tan insensible, imbécil y reductiva como de costumbre, bautizó el asesinato de Sophie en un titular como “Homicidio Gótico”. La historia proveyó carnaza a los tabloides durante unas semanas. Después pasaron a otra cosa.

Brendan Harris y Ryan Herbert, los dos cabecillas del grupo que atacó a Sophie y Robert, pasarán a los anales de la historia del crimen en Inglaterra como dos de las personas más jóvenes a las que se haya sentenciado a cadena perpetua. El jurado calificó sus actos de “salvaje matonismo”. Otros tres jóvenes, de edades comprendidas entre los 16 y los 17 años, recibieron severas sentencias.

Robert, la víctima superviviente, se niega a hablar con la prensa pero accedió a hablar con Vice; quizá, esperamos, porque sabe que en algún momento de nuestras vidas fuimos chicos exactamente como él y que, si existiera un botón que incinerara a distancia a sus atacantes, lo pulsaríamos sin dudar un instante.

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Vice: ¿Habías tenido algún problema a causa de tu estética gótica antes del ataque?

Robert Maltby:

En primer lugar, yo estaba más interesado en la onda gótica cuando tenía quince años. Por aquel entonces me pintaba los labios de negro. Me cayó mucha mierda encima por eso, seguro, pero creo que lo llevé bastante bien porque yo era un gótico gordinflón y de algún modo me daba la impresión de que había una razón para los insultos. Pero cuando nos atacaron, ni Sophie ni yo íbamos vestidos tan góticos.

¿Qué ropa llevábais?

Yo unos tejanos y una sudadera verde con capucha. Tampoco Sophie iba vestida de forma chocante. Sí tenía un montón de piercings: 20 en las orejas, y alguno más en el ombligo, el rostro y un pezón.

Tampoco es que sea nada extraño hoy en día.

Sin embargo todos los titulares dijeron “Pareja de góticos atacados por ser góticos”.

Sí. He de admitir que la primera vez que supe de esta historia supuse que vería capas de terciopelo y mucho lápiz de ojos negro. ¿Es tu ciudad un lugar especialmente violento?

Bueno, ese verano hubo varios ataques. Un hombre que miraba por la ventana vio a unos chicos pegándole patadas a su coche. Bajó para deternerlos y ellos le golpearon hasta matarlo. Eso sucedió el día anterior a que nos atacaran.

¿Qué recuerdas del ataque en sí?

Recuerdo que fuimos a la gasolinera a comprar un paquete de tabaco. Había un par de tipos en la calle, no parecían chungos y nos pusimos a hablar con ellos. Nos invitaron a ir al parque. Al llegar pensé, “Ay, Dios, esta gente no me gusta nada”. Yo sólo quería irme de allí. Lo siguiente que recuerdo es un golpe detrás de la cabeza y a Sophie gritando alguna cosa. A partir de ahí, nada. Una laguna en mi memoria hasta que salí del coma. Parece ser que Sophie estaba meciendo mi cabeza y uno de ellos le dio una patada en la espalda. Después todos se pusieron a patearle la cara. Es repugnante.

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¿Qué sentiste tras despertar en el hospital?

Estaba tan nervioso que me subía por las paredes. Sólo deseaba salir cuanto antes para poder ver a Sophie. No estuve allí cuando ella murió, y eso es algo que no he podido dejar de echarme en cara. Me dieron el alta en el hospital el mismo día en que Sophie falleció; al estar yo en período de recuperación de una grave herida en la cabeza, su pérdida me golpeó realmente el día de su funeral, cuando ví su ataúd.

¿Crees que os atacaron por la vestimenta?

Creo que lo que dijeron fue algo como “Vamos a por los siniestrillos”. Cualquier excusa era buena para pegarnos una paliza.

¿Cómo es ahora tu vida?

No me siento muy sociable. Y he estado bebiendo. Cuando no estoy borracho me entran ganas de destrozarlo todo. Tengo rabia acumulada en mi interior y no sé qué hacer. Lo único que se me ocurre es volverme completamente loco. Cuando miro por la ventana de mi dormitorio veo el parque en el que mataron a mi novia e intentaron matarme a mí.

¿Crees que se trató de un crimen movido por el odio? Es lo que dijeron tanto los jueces como la prensa.

Yo creo que lo clasificaron como tal para intentar darle algún sentido. El día que se dictó la sentencia asistieron a la Corte góticos de todo el país; una muestra de solidaridad, supongo. Esa fue una de las razones de que yo no asistiera.

¿Cómo te sientes, ahora que el juicio ha terminado y hay un veredicto?

Bueno, yo creía que eso iba a darle a todo una sensación de cierre, de punto final; pero no ha hecho que me sienta mejor, para serte sincero.

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Lamento decirlo, pero me parece que todavía pasará bastante tiempo antes de que puedas pasar página.

Hace algún tiempo corrió el rumor de que me había suicidado. Circuló por todas partes. Incluso en el periódico local. Luego tuvieron que imprimir un texto desmintiéndolo. Una día estaba aburrido y me fui a las colinas a dar un paseo. Acabé llegando a pie hasta el siguiente pueblo, donde trabaja mi madre. Nos sentamos y hablamos un rato antes de emprender yo el camino de regreso. Esa noche irrumpió a toda prisa en mi casa una mujer que trabaja con mi madre: había oido rumores de que me había quitado la vida en las horas posteriores a nuestro encuentro. Parece ser que, durante ese tiempo, dos personas del valle en el que vivo se habían suicidado; supongo que alguien escuchó las noticias y, sabiendo que yo no estaba en el mejor estado posible, sumó dos y dos. Fue un chismorreo más que otra cosa. No he oído más rumores de este estilo desde entonces, pero no me cabe duda de que deben existir. Si es deseo de la gente tergiversar las cosas, lo harán. De todas formas no me entero, porque actualmente no me relaciono con nadie.

¿Crees que las sentencias impuestas han sido justas?

Estoy sorprendido de lo que les ha caído. En serio. No creía que fueran a recibir la cadena perpetua. Me alegré mucho. La policía me decía que, por la edad que tenían, no era probable que se emitiera una condena tan severa como la que finalmente se ha emitido.

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¿Tuviste que asistir a alguna de las vistas?

No. No tuve que hacerlo. Mis declaraciones no eran de gran utilidad, ya que apenas recordaba nada. Iba a ir el día en que se emitiera sentencia, pero no me atraía la idea de que asistieran todos aquel montón de góticos, cerca de 50.

¿Sigues sin conocer la identidad de los chicos que os atacaron?

Ahora ya he visto fotos de todos. A cuatro de ellos no les reconocí; al quinto recuerdo haberle visto aquella noche, aunque puede que sólo estuviera confuso. No me gusta nada verle la cara. Resultó que uno de ellos fue al mismo colegio que yo. No le conocía, pero es el tío al que más rabia tengo; supongo que porque fue listo y consiguió que no le acusaran de asesinato. Es tan culpable como los otros.

¿Cómo reaccionaron a la sentencia los familiares de los atacantes?

Parece que el pueblo está dividido. La mitad de Bacup opina que han recibido lo que se merecían y la otra mitad que deberían haberles absuelto por ser menores de edad. Yo creo que los que dicen que deberían haber salido libres son sólo sus familiares. Lo que hicieron les da igual. Sólo les preocupa que les cogieran.

¿Qué opinión te merece la reacción de los medios de comunicación?

Durante un tiempo la prensa local le dedicó al tema seis páginas diarias. No era la clase de cosa que creyeran que podía suceder por aquí. Apareció también en todos los tabloides. Lo peor han sido las compañías que te dicen que su intención es protegerte de la prensa. ¡Es una locura! Estas compañías dicen que se encargarán de tratar con los medios y que se ocuparán de todo para ti y que lo hacen para protegerte, pero son los únicos que siguen asfixiándome ahora que el resto de la prensa ha aceptado que no quiero hablar con ellos.

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¿Cómo has conseguido esquivar a los medios? La prensa inglesa está siempre al tanto de buscar y acosar a quien se tercie, sin importar lo vulnerable que sea esa persona.

Creo que me dejaron en paz gracias a la entrevista para la BBC en la que dejé claro que no deseaba hablar con la prensa. La mayor parte de lo que tengo que decir son cosas demasiado íntimas para la prensa generalista.

¿Todavía te reconocen por la calle o ya no?

He tenido suerte. Me corté el pelo y lo volví a teñir de negro. No parezco el mismo.

¿Te preocupa sufrir algún tipo de represalia?

No, pero creo que la única razón de que no hayan ido a por mí es que no acusé a nadie—no estaba en disposición de hacerlo—, y que ni siquiera asistí al juicio. Esos chicos cayeron por su propia estupidez. Aunque sus familias siguen viviendo aquí, nadie ha venido a ajustarme las cuentas. Toca madera. Me gustaría creer que son lo bastante listos para saber que cualquier cosa que me hicieran se volvería en su contra. Nadie se pondría de su parte.

¿Qué vas a hacer ahora? ¿Volverás a la universidad?

Me inscribí en la universidad con un poco de aprensión, pero pensé que una vez allí me sentiría mucho más feliz, que en Manchester sólo unas cuantas personas estarían al tanto de lo que me había sucedido, pero nunca llegué a ingresar. Me volví agorafóbico. En la actualidad visito a un terapeuta que se está esforzando por conseguir que lo supere. Ahora mismo me limito a matar el tiempo. Procuro seguir pintando y dibujando todo lo que puedo, más que nada por probarme a mí mismo que aún soy capaz de hacerlo. En algún momento supongo que intentaré mostrar mi trabajo en alguna exposición, pero ahora mismo estoy simplemente dejando pasar el tiempo. Todavía me gustaría ir a la universidad, pero tal como me siento ahora casi prefiero obviar esa parte de mi vida y ponerme a trabajar.

¿Qué opinas del grupo conmemorativo que se ha creado en recuerdo de Sophie?

Bueno, estoy totalmente de su parte pero no quiero tener nada que ver. Aprecio todo lo que están haciendo, de verdad que sí, pero lo que intentan es enseñar a los niños a ser tolerantes y cosas así, y yo siento demasiada amargura como para creer en nada de eso. Además, si en cinco años logro recomponer mi vida, me gustaría empezar una nueva relación con alguien. y formar parte de una asociación benéfica creada a raíz de la muerte de mi exnovia sería injusto para con esa persona. He hablado con la madre de Sophie y todo lo que yo puedo hacer es ofrecerles ideas, opiniones, observaciones… Pero no colaborar con ellos de forma regular.