FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Los 8 momentos televisivos más casposos de estas Navidades

En esto sí que nos superamos año a año.

Como ya es tradición, entre el 24 de diciembre y el 1 de enero las cadenas de televisión ponen todo su empeño en darle la razón a los que consideran que la pequeña pantalla atraviesa una preocupante fase de decadencia. Este listado, que recoge los momentos más vergonzantes, ridículos y casposos que hemos podido ver a lo largo de estos días, es la confirmación de que las fiestas navideñas han dejado de interesar a los directivos y programadores. Si hace veinte años TVE y las cadenas privadas se volcaban con los especiales de Nochebuena o fin de año, en la actualidad se tiene la sensación de que estos se han convertido en un peaje molesto e incómodo que conviene despachar de la forma más barata y rápida posible. Y así les ha ido.

Publicidad

1. Ropa interior

Imagen Telecinco

Alguien pensó que salir a dar las campanadas en ropa interior parecería moderno, rompedor y muy iconoclasta. En 2015. Y sacaron a los chicos de "Cámbiame" en lencería roja para brindarnos el espectáculo más penoso, ridículo y bochornoso de fin de año. Landismo en estado puro. Ni Valerio Lazarov a inicios de los 90 hubiera tenido los arrestos de plantear semejante mamarrachada para una noche de estas características. Claro que esa escenita de inicio no fue lo peor de las campanadas en Telecinco. Lo que vino luego, una suma de arengas, gritos, deseos de paz y lágrimas de emoción patéticas de su equipo de presentadoras nos llevó a pensar que quizás era mejor idea dejar a sus protagonistas en pelota picada y con el audio bajado hasta comernos las uvas y olvidarnos de todo.

2. Cristina Pedroche y Sobera

Imagen Antena 3

Cristina Pedroche se esforzó en recordarle a la audiencia que nadie la había obligado a salir a dar las campanadas de Antena 3 poco menos que desnuda. Como queriendo decir: "tranquilas, chicas, ha sido decisión mía, yo controlo mi vida". Tristeza absoluta: esta defensa acérrima de su papel y su escaso talento más allá de sus atributos físicos, y la plena consciencia de todo ello, es incluso más preocupante que la inexistente propuesta televisiva de la cadena grande de Atresmedia para una noche tan importante. Y es que una vez desvelada la gran incógnita del día, saber si, como así fue, Pedroche era capaz de superar el grado de destape del año pasado, el bagaje fue deprimente: Pedroche comiendo y hablando con la boca abierta, Sobera ejerciendo de algo menos que comparsa y solo una duda generalizada entre la audiencia: ¿cómo piensa salir el año que viene? ¿En trikini?

Publicidad

3. Telepasión by Juan de Cruz y Raya

Imagen RTVE

En el universo televisivo acostumbran a tomarse decisiones incomprensibles que tienen mucho que ver con favores personales. Contratar a Juan Muñoz, el que fuera integrante del dueto Cruz y Raya, para conducir el especial de "Telepasión" de TVE para Nochebuena es una de esas decisiones. No atraviesa su mejor momento el humorista y alguien del ente público creyó oportuno echarle un cable dándole esa responsabilidad. Es cierto que el concepto televisivo de Telepasión ya es un copo de caspa tamaño XXL, pero si la parte humorística del programa corre a cargo de Juan Muñoz y de un equipo de guionistas en huelga de ideas, ya os podéis imaginar qué se coció en ese especial. Alguien utilizó nuestro dinero para encargar, aprobar y dar el visto bueno a semejante atropello televisivo. Y que se sepa hasta el momento nadie ha dimitido ni ha dado explicaciones al respecto.

4. José Luis Moreno

Imagen Mediaset

José Luis Moreno sigue llevándoselo calentito ahí donde le dejan. En Mediaset, por ejemplo, sigue campando a sus anchas en estas fechas "tan señaladas", toda una especialidad en su factoría. Con la dupla de galas especiales "La noche de Paz", una en Nochebuena y otra en fin de año, el veterano presentador y productor volvió a convertirse en el gran triunfador de las vacaciones: con cuatro euros mal contados se fichó a Charo Reina y a otros actores en imparable decadencia, se contrató a un par de guionistas asqueados de la vida que te hacen diez gags de revista en una tarde y se pagó el sueldo de Joaquín Prat Jr., Paz Padilla y un cachas checo que siempre aparece en las creaciones de la factoría Moreno y que se convirtió en la estrella involuntaria de ambas galas. Ni un sicario colombiano sería tan eficiente.

Publicidad

5. Inocente, inocente. La resurrección de Michael Jackson

Imagen RTVE

Si buscas decadencia en la RAE es muy probable que la primera acepción que te aparezca sea la "Gala Inocente Inocente" de Televisión Española. Cada 28 de diciembre nos someten a una durísima prueba de resistencia emocional con esta velada benéfica y solidaria en la que nos deleitan con una serie de inocentadas a famosos grabadas con cámara oculta. Yo recuerdo que hace unos años estas bromas tenían cierta gracia: veías a una celebrity metida de lleno en alguna situación embarazosa y daba el pego. No sé, cuando menos mostraban un empeño y un esfuerzo en parecer creíbles y convincentes a ojos del espectador. Actualmente ni tan siquiera se toman la molestia en darle ese empaque: cogen a Abraham Mateo, le dicen que grabará un dueto con Michael Jackson –porque en realidad no está muerto– y les importa un rábano que el televidente, atónito en casa viendo cómo lo tratan como si fuera gilipollas, sufra un repentino ataque de pena y lástima contemplando un espectáculo tan penoso.

6. Bertín Osborne: Crooner

Imagen vía

Si existiera una revista de tendencias de derechas y orientada a un target de público de entre 55 y 75 años, no hay duda que Bertín Osborne ganaría la categoría de hombre del año. Como fenómeno de fans redescubierto para la pequeña pantalla, el presentador, cantante y empresario se convirtió en la gran estrella de la programación de TVE la noche del 30 de diciembre. No solo emitieron otra entrega de "En la tuya o en la mía", con Anne Igartiburu y Ramón García como invitados, a modo de concesión promocional, sino que inmediatamente después se estrenó el concierto "Bertín Osborne: Crooner". Bendito delirio apocalíptico como antesala de la última noche del año. Big band de jazz, estándares popularizados por Sinatra y otras voces históricas del género y esa pachorra de un Osborne que te puede cantar con la misma desgana y jeta una ranchera, un bolero o "Moon river". Tres horas largas de monográfico Bertín a costa del contribuyente. Ni tan mal.

Publicidad

7. Polígrafo "Deluxe"

Sorprendentemente el polígrafo confirmó que Arturo Fernández ha tomado viagra en alguna ocasión. Imagen Telecinco

Cuando "Sálvame Deluxe" coincide en días festivos importantes, como fue el caso del pasado 1 de enero, uno debe estar preparado para recibir muy malas noticias. Y no hablo de exclusivas, precisamente. Se trata de programas grabados con contenidos deplorables y totalmente intrascendentes: con toda la lógica del mundo, sus responsables no quieren quemar cartuchos para una emisión que tendrá muchos menos espectadores y no está obligada a competir como en un viernes convencional. Pero de ahí a montar un polígrafo deluxe falso con Arturo Fernández hay un largo trecho: una nueva vuelta de tuerca al concepto de la vergüenza ajena, con el pobre tipo viéndose obligado a interpretar algunas respuestas y seguirle el juego a un cuestionario que estuvo a la altura de la "Gala Inocente Inocente".

8. Raphael o La caída de la casa Usher

Imagen RTVE

Si la programación televisiva en la noche de fin de año acostumbra a dejarte catatónico, la de Nochebuena directamente invita al consumo compulsivo de Prozac. Y que sea lo que Dios quiera. El programa especial de Raphael es un clásico inamovible de la oferta de Televisión Española, y este año no fue ninguna excepción. Apareció el cantante en una mansión de atrezzo decorada con motivos navideños por la que desfilaron invitados 'de lujo': de David Bisbal a Bebe, pasando por Auryn o Manuel Carrasco. Miedo. Pavor. Acojone. Ver a Raphael, a este Raphael desencadenado, demacrado y totalmente fuera de sí, en ese contexto, sin banda, sin micros, cantando a pelo en el salón o en el recibidor, provocaba más impresión que una película de terror. Tenías la sensación de que en cualquier momento podían bajar las luces y convertir aquello en "La caída de la casa Usher".