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Los perros aman a los robots pero prefieren a los humanos

Cuando se produzca el levantamiento de los robots, ¿con quién se quedarán nuestros mejores amigos?

Fotos de Eniko Kubinyi.

Aquí tenéis un poquito de ciencia enternecedora para ayudaros a pasar el día: unos investigadores decidieron hace poco obligar a unos perros y a unos robots pasar tiempo juntos, con el objetivo de comprender mejor las cualidades sociales de los robots interactivos. Los científicos tenían dos metas: averiguar si los chuchos interactuarían con un robot y comprobar si le adjudicarían cualidades sociales a un ser no viviente y de aspecto no humano.

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Se dividió a los perros en dos grupos: uno tendría interacción social con el robot mientras que el otro tendría una interacción no social. Se les permitió ver a sus propietarios interactuar con el robot antes de que encontrarse ellos mismos con él, a lo cual siguió después una sesión en la que los sujetos caninos tenían que obedecer a las señas por gestos ya de un robot o un humano. El aspecto del robot era a propósito no humano, con la excepción de brazos y manos enguantadas, ya que los investigadores querían explorar la sociabilidad al margen de las características antropoides.

Para aquellos que teman un inevitable golpe de estado robótico, aquí están los resultados del experimento, publicados este mes en Animal Cognition: los perros se interesaron en los robots, en especial si los mismos robots se mostraban sociables, y veían a sus dueños interactuar con el robot, pero en última instancia no hacían el mismo caso a sus gestos del modo en que sí lo harían a los humanos. En otras palabras, que seguimos siendo los números uno.

Pero las implicaciones de estos resultados van más allá de lo etológico y ofrecen a los especialistas en robótica algo de perspectiva a la hora de crear un robot social. Los perros son lienzos en blanco en cuanto a los robots se refiere. No tienen en mente las películas de Terminator ni temen que se nos venga encima un ejército de aterradores hombres cibernéticos, de modo que sus reacciones hacia los robots son reveladoras de una forma que no pueden serlo las de los humanos.

Los resultados muestran que, tras presenciar la interacción entre un robot y un humano, los perros demostraron cierto grado de sociabilidad hacia el robot. “Estos descubrimientos sugieren que aumentar la sociabilidad de los agentes robóticos puede ser una buena dirección, que los especialistas en robótica deberían considerar a la hora de diseñar robots interactivos, con independencia de la forma que tenga el agente”, escribieron los investigadores.

Aunque nada de todo esto vaya a causar un alboroto a nivel planetario, al menos es una buena excusa para ver unas fotos de perros socializando con robots. Tal como yo lo veo, no es lo peor que te puede pasar a lo largo del día.

Lee el artículo original en Motherboard