FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Me arruiné jugando a Habbo Hotel

No calculé muy bien los gastos y me hundí en la miseria. Tuve que pedir dinero prestado a mis padres en algunas ocasiones para pasar el mes

Imagen vía

Registrarte en Habbo Hotel es gratis. El juego consiste en personalizar tu habitación de un hotel y hacer amigos a través de un chat. Puedes comprar muebles (furnis), todo tipo de objetos de decoración y ocio y hasta una mascota. Pero lo peor de todo esto es que para adquirirlo necesitas dinero o "crédito" como se dice en lenguaje Habbo. Y para conseguirlo o te gastas pasta o tienes que pedir a todo el mundo que te vaya dando lo que le sobre, cosa que no te aconseja nadie. Así que la primera opción es la mejor para todos.

Publicidad

Para conseguir créditos hay muchas formas diferentes. A través de SMS, pagando con tarjeta de crédito o desde una tarjeta de prepago. Las normas de Habbo Hotel son muy estrictas porque está prohibido insultar a los demás avatares o kekos (como se dicen en lenguaje Habbo) porque el objetivo es crear una harmonía global pero al mismo tiempo tienes que aportar cierto dinero para que esto se cumpla. Como si se tratara de una especie de secta pero sin que te laven el cerebro. Se puso de moda en España hace ya unos años atrás y ahora, como en muchos otros países en los que se convirtió en una fiebre, cada vez los jugadores son menos.

Recuerdo perfectamente cuando empecé y aunque solamente tenía 14 años no me gasté ni un duro. Lo único que tuve eran donaciones de otros colegas. Conseguí un taburete y un patito de goma que coloqué sobre éste. Ahí terminó mi experiencia Habbo, pero hay usuarios a los que realmente atrapó hasta el punto de arruinarse. Ruth Matas es una de ellas.

VICE: Cuéntanos, ¿cómo te uniste a Habbo Hotel?

Ruth Matas: Pues mira, todo fue porque uno de mis compañeros de piso estaba metido en Habbo y me hizo gracia poder jugar con todos esos muñequitos parecidos a los Legos y que su única función era decorar e interactuar con los demás. Y de una forma muy cálida y directa. Además, me llamó la atención el hecho de no estar todo el tiempo haciendo misiones o superando pruebas. Puedes ir a fumar al balcón y dejar ahí a tu keko tan tranquilo mientras conoces a personas de la otra punta del mundo.

Publicidad

A mí me recuerda más a los gráficos de los juegos de Pokemon de la Game Boy. Conocer personas: ¿buscabas un Meetic pero más entretenido?

No, de hecho, yo no lo usaba para ligar o follar. Dudo que alguien lo utilizara para eso porque al fin y al cabo era un videojuego. Es extraño ligar con estos dibujitos y además la mayoría decían tonterías. Si alguien se propasaba hacía caso omiso o si estaba en mi sala lo expulsaba. Recuerdo que hubo un par de veces que tuve que acudir a la ventana de Ayuda (la policía de Habbo) para pedir que reportaran algún tío que se volvió incómodo y que encima burlaba las normas de Habbo. No paraba de insultar de la forma más directa que podía y amenazar constantemente en mi sala con muchos otros amigos presentes.

Tú tienes ahora 31 años… Yo empecé con 14 años pero me aburrió enseguida. Tampoco tenía mucho dinero, ¿no te cansaste muy rápido?

No, la verdad es que ese juego estaba hecho para mí. Yo empecé cuando tenía 24 años, aproximadamente, hacia el 2008. Estaba de moda y mucha gente que conocía únicamente me hablaba de esto. Sí que había muchos adultos y jóvenes de veintitantos años que no sé cómo demonios pudieron llegar a tener tantos objetos y popularidad con tan poco tiempo. Al principio, si no tienes muchos amigos que te vayan donando cosas o inviertes mucha pasta en SMS es difícil llegar a presumir de teles caras y alfombras persas. Y esto cansa porque si no te gastas dinero en este juego no lo puedes disfrutar y aburre como una ostra, de eso estoy completamente segura.

Publicidad

Tienes razón, soy demasiado tacaño. Y tú, ¿qué hiciste?

[Risas] No lo vas a creer. Mi compañero de piso, Sergio, tenía un keko superfriki con pelos de colores y un día me lo quiso enseñar fardando de todo lo que tenía y me enamoré de todo ese mundo. Fui muy pesada y le insistí mucho porque quería saberlo todo acerca del juego así que le convencí para que me guiara un poco al principio. Pero tampoco quería empezar con muy poco, así que él quiso llegar a un trato conmigo. Al final me traspasó un sofá, una alfombra cara y un escritorio si yo me comprometía a hacer sus tareas del hogar durante una semana. De hecho acepté y fue aquí donde empezó mi vicio. Por las tardes limpiaba y por las noches, Habbo Hotel en vena. Me dejé mucha pasta comprando créditos, no te lo puedes imaginar.

¿Cuánto?

Sabía que me lo ibas a preguntar [risas]. Pues durante aquella época trabajaba media jornada y estudiaba la carrera por las tardes. Llegaba a casa destrozada y lo único que quería hacer era comer y hacer el vago. La tele no me gusta mucho así que empecé a jugar muchísimo. Se me iban fácilmente de las manos los meses que más jugaba unos 200€ y esto traducido en créditos que es la moneda de Habbo Hotel es mucha pasta.

Pero, ¿en qué te lo fundías?

Mi debilidad era coleccionar y luego vender los furnis que iban saliendo nuevos, accesorios varios de coleccionista y conseguir cosas muy monas para mi mascota y para la sala. Y los juegos a los que participaba también me quitaban dinero. Después me hice de Habbo Club y eso aún me costaba más pasta cada mes. No calculé muy bien los gastos y más o menos me hundí en la miseria. Tuve que pedir dinero prestado a mis padres en algunas ocasiones para pasar el mes porque casi me arruino. Después llegó la crisis y la verdad es que tuve que dejarlo porque petó en mis narices. Había ahorrado poco y tenía que encontrar trabajo. Tras estar más de un año jugando, decidí cortar por lo sano.

Publicidad

Imagen vía

¿Durante un tiempo hubo un montón de críos, no?

Sí, muchísimos. Yo pensaba que el juego estaba creado para un público más adulto pero una vez estuve metida, aluciné al ver chavales tan jóvenes insultándose y haciendo todo tipo de tonterías con los objetos y timando de forma muy hábil a los demás con el juego de las Sillas Locas, por ejemplo.

¿Juego de las Sillas Locas? Lo siento, no llegué a tanto. Tuve un pato de goma y un taburete.

[Risas] Sí, confieso que me encantaba. El Castillo del Terror era otro juego genial. Las Sillas Locas me quitaron muchos créditos, la verdad. Demasiados porque de alguna forma era una estafa. Por cierto, éste hace algún tiempo que lo quitaron. El juego consistía en el de toda la vida, el de sentarse a las sillas vacías hasta que queda uno de pie. Lo único que aquí, desde un principio, no había dónde sentarse y el dueño de la sala decidía dónde poner las sillas o sofás cuando él creía que era conveniente. Se iban sentando poco a poco, hasta que quedaba uno de pie. Si éste quería seguir jugando tenía que dar cierta cantidad de créditos. Después se iba eliminando a los que quedaban porque había gente que no pagaba y se largaba. La final se jugaba entre dos y el que ganaba, teóricamente, pasaba a combatir contra otros finalistas para obtener un gran premio. Cosa que yo no conseguí nunca porque me echaron de muchas salas. Para qué mentirte, tampoco era muy buena, así que tuve que pagar a muchos cabrones, la verdad.

Publicidad

Menuda estafa, ¿qué es el juego Castillo de Terror?

Ése era un tanto diferente y más dinámico. Un guía te iba llevando a oscuras por el interior de diferentes salas y te ibas encontrando con los juegos clásicos de Habbo como el de las Preguntas Locas o el Zana Kick. Este era más entretenido porque no sabías con qué te podías encontrar y, al fin y al cabo, no era una estafa en toda regla. Bueno si jugabas al Zana Kick te podías llevar alguna sorpresa. Pero bueno, ante todo lo disfruté como una niña pequeña.

Imagen vía

¿Vendiste tu cuenta a alguien para recuperar la pasta?

No, porque empezó a perder popularidad y tampoco me interesó venderla. El dinero que había empleado me hubiera sido difícil recuperarlo y además le tuve mucho cariño a todo aquello como para venderlo a mal precio. Es como aquellos regalos sentimentales y que para ti no tienen ningún precio. La gente dirá lo que quiera pero yo lo vi así en aquel momento y no me arrepiento.

¿Te volvió a pasar esto con algún juego?

En realidad los juegos siempre me ha enganchado bastante pero ahora voy con mucho cuidado de no tropezar con la misma piedra. Con los amigos vamos al Bingo algunas veces y allí me crezco. Un día ganamos unos 300€ entre todos y lo fundimos todo esa noche. Nos emborrachamos y lo pasamos de puta madre.

Menuda suerte… ¿Conociste a alguien especial en Habbo Hotel?

Sí, me hice amiga de una chica mexicana con la que después entablamos conversaciones a través de Messenger y Facebook. Nos conocimos en una de estas salas públicas y me hizo gracia coincidir con alguien que ponía su nombre verdadero y en castellano. Tenía un keko muy bien vestido y empezamos a hablar un buen día. La verdad es que hace un par de años que no mantengo relación con ella. Era muy maja y le regalé muchos objetos de mi sala antes de cerrar la cuenta.

Publicidad

Aquello de la avaricia rompe el saco, ¿es un poco lo que te terminó sucediendo, no?

Pues sí, un poco [risas]. Esto ha marcado mi vida y mira que es un juego tonto pero si no vas con cuidado te puede joder bastante. Es como aquel otro, Clash of clans, pero en versión rol. Tienes que saber moverte bien para no arruinarte ni para que el juego te aburra del todo, buscando el término medio.

¿Ha cambiado mucho Habbo desde entonces?

No lo sé, la verdad. Porque tampoco lo he seguido. Abandoné todos los foros y lo que sé es porque lo he terminado leyendo o porque me lo han dicho. Sé que han ido quitando muchos juegos y suplantándolos por otros más divertidos y en los que no se puede estafar de esa forma. Creo que ahora ha perdido a un montón de jugadores porque con la crisis y la salida de otros juegos en los que no se tiene que pagar para progresar, pues termina enganchando a más gente. En mi opinión, forma parte de aquellos tiempos en los que empezaba a surgir el modo multijugador vía internet y sin que tuvieras que pegar tiros o jugar a rol. Pero eso ya ha pasado y ahora vendrán otras cosas más sofisticadas y para un público más amplio.

¿Estás metida en algún videojuego online ahora mismo?

No, ahora ya casi no tengo tiempo para jugar. Me estoy volviendo abuela. Estoy viviendo con mi pareja y a tope con el trabajo y ya no tengo mucho tiempo para estas cosas. Bueno, sí, para un poco de Candy Crush de vez en cuando sí que tengo tiempo.