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No todos los taxistas son fachas

Huelgas, Uber, Blablacar y explotación laboral: entrevistamos a un taxista anarcosindicalista.

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Ayer Barcelona y Madrid se quedaron sin taxis por la segunda huelga del sector en lo que va de mes, tras la del 11 de junio. Los medios dicen que el taxi está en pie de guerra contra la plataforma Uber, que ofrece servicios de taxi sin taxistas pero con particulares amateurs que se ofrecen a cambio de unos duros a llevar a la gente a su destino. La huelga la convocaban una plataforma de reciente creación llamada Élite y la CNT.

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Contra el tópico del taxista conservador y español como Alejo Vidal-Quadras, hemos querido hablar con un anarcosindicalista del taxi, afiliado a la CNT, con la intención de entender la huelga desde su punto de vista y que nos diga de paso cómo es ser anarquista en un sector tan estereotipado a la derecha.

VICE: ¿Cómo ha ido la huelga?

Taxista: La huelga bien, muy bien. Quizá mejor que la del pasado día 11 de junio porque desde primera hora de la mañana no se veía ningún taxi. Hemos ido a hacer piquetes pero no ha habido mucha faena porque la gente ya estaba muy concienciada. En la huelga del 11 de junio muchos salieron a trabajar pensándose que esa huelga iba a ser una más, que no habrían piquetes, que no se actuaría… y esa vez se actuó. Muchos floteros (que son los dueños de flotas de taxis con taxistas asalariados trabajando para ellos) presionaron a sus conductores para que salieran a trabajar. Esta vez ha sido distinto: las flotas hicieron comunicados anunciando que no saldrían. Seguramente porque los piquetes hicieron bien su trabajo el otro día.

¿Por qué razón habéis ido a la huelga?

Por lo mismo que el día 11: contra el intrusismo, contra la piratería en los servicios de taxi. No es solo Uber. También son gente de empresas de alquiler de vehículos con conductor que se ponen a trabajar donde no pueden; se ponen a esperar en estaciones, en aeropuertos, en hoteles, como si fueran taxis. No hay ningún tipo de control de toda esta gente. La Autoridad Metropolitana del Transporte de Barcelona y el Ayuntamiento dictan las normas para que la gente se saque una licencia y las otorgan, pero no hacen nada para luchar contra toda esta problemática.

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Desde el taxi la respuesta ha ido cambiando, los taxistas hasta ahora no se organizaban. Por un lado estamos los autónomos, que no somos empresarios sino trabajadores autónomos, y por otro los asalariados. Y tenemos que unirnos. Hay que conseguir que si el trabajador no es autónomo, que trabaje en condiciones legales, lo que marca la ley, porque en el sector del taxi hay una explotación inhumana. El problema es que la gente tiene miedo a organizarse y es un sector en el que hay mucha gente de paso. La gente no se implica o por miedo o porque está en el taxi de forma ocasional.

Se ha hablado mucho de Uber pero también de Blablacar. ¿Estáis en contra de que la gente comparta su vehículo?

Nosotros no estamos contra Blablacar, aunque sí que parece que ha recibido críticas de las líneas regulares de transporte entre pueblos. A ellos les jode porque están perdiendo viajeros, pero al fin y al cabo los que usan Blablacar son personas que se está poniendo de acuerdo para compartir coche, compartir costes. No pagan un servicio a un tercero, un servicio de taxista o de conductor, como en el caso de Uber.

Hemos oído por parte de Uber un argumento muy malo, diciendo que no hay que estar en contra de las nuevas tecnologías como si nosotros nos opusiéramos a eso. Ese no es el problema, porque el taxi también puede incorporar mecanismos como los que usa Uber. Es un problema de servicio, de que para el cliente no hay ningún tipo de garantía.

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¿Qué hace un taxista en un sindicato anarquista?

En el sindicato llevo solo dos años y medio, pero esta es la forma de organizarnos con la que he funcionado siempre: buscando soluciones entre los trabajadores, sin cúpulas ni delegados que nos representen. Tomamos las decisiones los implicados en el problema, los que las tenemos que solucionar.

Y creo que nuestro papel es muy útil. Nuestro sindicato ha sido el único que ha impugnado el convenio colectivo para taxistas asalariados que ha firmado la patronal del sector con otros sindicatos corporativistas. Es un convenio que se salta el estatuto de los trabajadores, que marca una jornada laboral de ocho horas y no de doce como se hace en las flotas de taxi. No les pagan pagas extras, no les pagan el día de fiesta. El mundo del asalariado en el taxi es muy jodido…

Aparte creo modestamente que en todo este conflicto del taxi los anarcosindicalistas aunque estemos atrás, en segunda fila, hemos influido mucho en la organización. Aunque hemos tenido nuestros rifirrafes con otros compañeros ellos saben lo que nosotros proponíamos: simplemente que nos organizáramos. Élite, que es el otro grupo convocante, venía a la CNT a hacer las reuniones porque tenemos una organización, una infraestructura, un local. Todo el mundo echa pestes de los sindicatos pero las reuniones las hacíamos en la CNT. Vamos, que yo creo que no estamos a la cabeza pero que hemos marcado la línea.

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Oye, ¿y el mundo del taxi no estaba lleno de fachas?

Entre trece mil taxistas tiene que haber de todo y aun así no estamos igual que hace treinta años. Ha entrado gente nueva. Aunque sí que es verdad que es un sector que tiene tradición facha por lo que sea, quizá porque hay mucho policía metido. Urbanos, policías nacionales que pasan a la reserva y trabajan el taxi como fuente de ingresos extra, para la jubilación. En el barrio de la Verneda había un edificio que solo era de policías y, en la puerta siempre, siempre había taxis. Era de gente que se iba a echar unas horas trabajando para una flota. Los dueños eran gente como El Manco, o el Brillas, tíos que tenían muchos taxis y a saber de dónde los habrían sacado…

También te digo que hoy en la manifestación, al subir por el Paseo de Gracia, a mano izquierda en la puerta de un Banco Santander estaban protestando los de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Pues los taxistas han empezado a gritar Sí se puede. Ha habido una respuesta del taxi: los hemos visto y hemos empezado a corear la consigna de la PAH.

Hay de todo. En la manifestación de apoyo a Can Vies me encontré a siete u ocho taxistas. También hay algunos que están muy en contra de todo aquello y les llamaban perroflautas a los de la Casa, pero también había taxistas muy a favor. Yo creo que en términos generales, ya no en el mundo del taxi, las ideas anarquistas han crecido en Barcelona. Cada vez la gente está menos dispuesta a seguir a alguien o a una consigna. La tendencia es la de decidir a tope entre los que están implicados en las diferentes historias. La gente no está afiliada pero está participando más.

El Ministerio de Fomento ya amenazó con multar a los usuarios de Uber. ¿Qué piensa un anarquista de que el Gobierno le dé la razón?

Lo que veo es que el Estado ha dictado unas leyes sobre transporte y son ellos los que tienen que hacer cumplir la ley y decir que el pirateo es ilegal. Tanto el Alcalde, como la Autoridad Metropolitana del Transporte, como la Generalitat, como el Gobierno central, ¿a qué esperan? El alcalde es el primero que tendría que haber dicho que hay unas licencias municipales y el ayuntamiento pasa de nosotros olímpicamente. El ayuntamiento a nosotros nos tiene pillados y solo quiere que estemos en la calle. Lo que le interesa es que no falten taxis. Si a eso ayudan Uber u otros servicios piratas, sobre todo en días como los del Sónar o los del World Mobile Congress, al ayuntamiento le da igual que nos ganemos la vida o que no.