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Cultură

Ha nacido una estrella: Paquirrín tiene su propia webserie

Paquirrín sale ileso de una propuesta que pretendía destruirle. El jodido regador regado.

Si no tenéis absolutamente nada que hacer —y con eso me refiero a que ni siquiera tenéis que recortar trozos de tranchetes con forma de estrellas para yo qué sé qué — podéis plantearos la estremecedora idea de ver la webserie protagonizada por Paquirrín, disponible en la web de Mediaset. La infamia se llama "Jaimito" y en el logo la última letra "o" es una jodida bomba a punto de estallar, una referencia directa a mis pelotas y a mi paciencia.

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Si algo puede describir a esta púber webserie es la incongruencia. Quiero obviar especialmente el asunto de "cameos" de actores y gentes famosas —motor real de la comedia popular en España— y centrarme en la serie desde un punto de vista críticamente objetivo, encontrarme desnudo de información frente a la serie. ¿Sabéis? ¿Quién coño es ese tal Kiko Rivera? Esa es mi idea.

La primera incongruencia se encuentra en la carátula de la serie. Juegan con una estética cercana a esas propuestas audiovisuales que convirtieron el cine independiente —ese que actuaba en los márgenes de la industria— en un género cinematográfico impostado. Los créditos de "Jaimito" apuntan hacia esa cultura pop referenciada en este género (Juno, Little Miss Sunshine…) pero con una sensibilidad más próxima a la de "El Hormiguero". Esta decisión estética choca frontalmente con el cutrerío implícito de la serie. En fin, no se puede envolver un chorizo con terciopelo.

Hablemos de la serie en sí. De momento tenemos disponibles dos capítulos. El primero nos transporta al nacimiento de Kiko —perdón, Jaimito— y los gags se sustentan con un conjunto de bromas físicas más bien propias del slapstick, salvando las distancias. En el segundo capítulo se cambia por completo de estrategia y el humor lo generan unos supuestos diálogos ingeniosos. No hay verbos (acción), solamente estoicismo en la puesta en escena (AKA planos medios con cuerpos inertes dialogando con los correspondientes contraplanos). La incongruencia ya asoma en estos dos primeros capítulos, cada uno de naturaleza muy distinta en sus formas de interpretar el humor.

Otro punto sin sentido es el hecho de haber construido la ficción de ese tal "Jaimito" cuando realmente TODOS SABEMOS que el protagonista es Paquirrín. Es más, muchas bromas funcionan gracias a que se referencia la vida real del oscuro personaje televisivo. La ficción no funciona si no se entrelaza con la idea del Kiko que tenemos todos en nuestra mente. En definitiva, es un producto audiovisual que depende de los sucesos contemporáneos, no funciona como pieza autónoma.

Lo peor de todo y la incongruencia que más loco me tiene es que, pese a lo que todos podríamos llegar a pensar, Paquirrín lo borda, lo hace de puta madre. Todos esperábamos ver al chaval degradarse y, en definitiva, DAR PENA (que de eso realmente trata la serie; humillar una figura pública) pero Kiko se guardaba un as en la manga y nos ha dado el puñetazo más sonoro de la historia de la televisión: es un señor actor. El tipo nos ha dado una lección, a nosotros como espectadores y a los productores de la serie por intentar generar un producto que destruyera su persona. "Jaimito" es, realmente, la lanzadera de una de los actores más prometedores del panorama actual.