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AbriÉndole Otro Ojete Al Universo

En el pasado mes de septiembre, los hipocondríacos oportunistas que controlan los medios de comunicación de este mundo intentaron convencernos de que iba a llegar

ABRIÉNDOLE
OTRO OJETE
AL UNIVERSO

Lyn Evans dice que no
hay que temer a su Gran
Colisionador de Hadrones

ENTREVISTA Y FOTO DE TOM LITTLEWOOD

En el pasado mes de septiembre, los hipocondríacos oportunistas que controlan los medios de comunicación de este mundo intentaron convencernos de que iba a llegar el fin del universo. La primera prueba del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), dijeron que iba a estampar protones a una velocidad tal que destriparía el contínuo espacio-tiempo y crearía un agujero negro que se tragaría el universo.

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Se demostró que esto era una exageración. La activación inaugural del mayor y más rápido acelerador de partículas del mundo no destruyó nada excepto a sí mismo. En un laboratorio subterráneo al lado de la frontera franco-suiza, el LHC estuvo activo durante nueve días pero se interrumpió poco después de llegar a su máxima potencia. Desde entonces ha estado en reparación. Se ha programado un segundo intento para finales de este año, lo que quiere decir que estamos a punto de entrar en otro ciclo de preocupaciones fanáticas y congojas idiotas.

A pesar de las ideas que podáis tener sobre el asunto, los genios que dirigen esta cosa en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, en inglés) no desean destruir el mundo. En realidad, están intentando averiguar lo contrario: cómo hemos llegado hasta aquí. El CERN espera usar el LHC para mirar en las interioridades de la materia oscura, del bosón de Higgs, del plasma de quarks-gluones, de las partículas y de un buen puñado de otros divertidos nombres inventados por la ciencia.

Lyn Evans es uno de los líderes del proyecto del LHC. De hecho, fue el que apretó el botón para encender este Solenoide Compacto de Muones en su arranque. Y espera darle una segunda vez a finales de año con mejores resultados.

Vice: ¿Cómo se vio envuelto en esta cosa científica tan chachi?

Lyn Evans:

Crecí en un valle minero de Gales, en un pueblo llamado Aberdare. Había un buen sistema de educación pública y yo he estado interesado en la ciencia desde hace tanto tiempo como puedo recordar. Fue natural que acabase en el terreno de la química, la física y las matemáticas.

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¿Cómo entró en el CERN?

Hice un doctorado en plasmas producidos por láser. Es un gran negocio ahora mismo porque algunos quieren crear fusiones con haces de láser. El CERN estaba investigando en este tema a modo de proyecto paralelo y llegué aquí como visitante en 1969. Poco después me uní a la plantilla y ayudé a construir el Súper Sincrotón de Protones (el colisionador de antiprotones y protones que nos hizo ganar el Premio Nobel) y el Gran Colisionador de Electrones y Positrones, que más tarde se convertiría en el LHC. Hubo una época en la que yo estaba a la cabeza de uno de los departamentos más grandes del CERN. Tenía 450 personas. Fue interesante hacerlo, pero era un trabajo muy administrativo. Rápidamente me pidieron que fuera el líder del proyecto del LHC. Había trabajado en todas las máquinas previas y también había trabajado en los Estados Unidos, así que tenía la experiencia necesaria. Por supuesto, acepté la oportunidad. No te permiten construir algo así todos los días.

¿Cuál ha sido el desafío más grande del proyecto?

Al principio fue conseguir que aprobaran el LHC. En 1994 había algunos temas políticos muy difíciles y muchos países estaban intentando cumplir las condiciones para entrar en el euro. Fue una época dura. Nos costó mucho convencer a los 20 miembros del CERN de que apoyasen el LHC. Entonces hubo una crisis en 1996, cuando Alemania tuvo que reducir sus contribuciones al CERN por los problemas con la reunificación. Después de eso vinieron muchos problemas técnicos que se fueron solucionando sobre la marcha. Ha sido todo un trayecto.

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Este monstruo espeluznante se llama ALICE. Va a detectar el comportamiento de las partículas tras una colisión similar a la que ocurrió durante el Big Bang. El CERN espera que eso también genere un plasma de quarks-gluones que nos ayude a entender por qué los protones y los neutrones pesan 100 veces más que los quarks que los componen. Está claro, ¿no?

No hay mucha gente que esté dispuesta a comprometerse de ese modo. ¿Se imaginaba que iba a tardar 15 años en llegar a este punto?

No. Creo que está bastante bien ser un ingenuo cuando estás en un proyecto como éste. Supimos que estábamos rompiendo completamente el molde, pero no nos imaginábamos que nos llevaría tanto tiempo.

¿Cómo se sintió cuando falló la primera prueba en el último momento?

Bueno, me sentó como una patada en los dientes. Es la única manera en que puedo expresarlo.

¿Qué salió mal?

El 10 de septiembre fue la fecha propuesta de inicio, la que salió en los medios y la que era necesario mantener. Obviamente, nosotros queríamos probarlo todo a la máxima potencia antes de esa fecha. El LHC está compuesto de ocho sectores independientes y puedes testarlos individualmente. Cada uno tiene unos tres kilómetros de largo. Habíamos probado ya en siete sectores y cuando llegamos al octavo habíamos puesto ese sector muy cerca del máximo de potencia, pero sin llegar a él. Así que hicimos ese trabajo y salió fantásticamente bien. El haz estaba circulando en el LHC y el siguiente paso era poner ese último sector a la misma energía que los otros. Ahí es cuando ocurrió el incidente.

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Estuvimos sobre la sección de cruce de un imán superconductor de sustitución. Hay unas 9.000 de estas cosas en el anillo del acelerador. Los dos bits cubiertos por una lámina de estaño son los tubos a través de los cuales viajan los paquetes de protones, completando unas 11.000 vueltas al LHC cada segundo. En varios puntos, estos dos tubos se unen y los protones son forzados a colisionar, generando temperaturas 100.000 veces más altas que las del núcleo del sol.

Fue un problema con algunas de las curvas magnéticas, ¿no?

Uno de los puntos de unión entre dos imanes (hay 50.000 en la máquina) estaba mal y no lo habíamos detectado. No habría sido un gran problema si no fuese por la complejidad del LHC, pero, simplemente, para entrar ahí hay que poner en funcionamiento la máquina. Pueden pasar unas seis semanas incluso antes de que puedas ver qué está pasando. No es diferente a lo que ocurre con el Telescopio Espacial Hubble. Si algo va mal cuesta un huevo repararlo, aunque sea una cosa pequeña.

Hubo mucha atención mediática cuando el LHC empezó a funcionar y algunos pensaron que era una gigantesca pérdida de tiempo y de dinero. ¿Cómo lidió con eso y con las reacciones tras el fallo?

Hubo una enorme atención mediática y creo que gran parte de ello se debió a la historia del agujero negro. Afortunadamente, yo no sabía que había una retransmisión en directo mientras estábamos trabajando. El UER (Unión Europea de Radiodifusión), que hizo la transmisión, estimó que hubo una audiencia de unos mil millones de personas. Nunca se había tenido noticia de nada igual para un experimento científico.

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¿Y qué opina de los críticos? ¿Son unos histéricos?

Creo que conocemos muy bien a esta gente. No son científicos, pero no puedes prohibir la libertad de expresión. Lo que me han enseñado es la cara mala de internet. Creo que la red puede ser un amplificador de ruido. En los blogs, la gente no sabía de qué estaban hablando. Estos problemas se amplifican, es algo que puedes ver también en otros ámbitos. Por ejemplo, ahora mismo hay una epidemia de sarampión en Suiza. Las madres no vacunan a sus hijos por todas las tonterías que están dando tumbos por internet. Dicho esto, creo que tratamos bien con el problema del agujero negro. No hay ni un científico creíble en el mundo entero que vea alguna dificultad.

¿Realmente están intentando recrear el Big Bang?

El LHC está intentando arrojar luz sobre algunas de las muchas preguntas fundamentales que quedan en la naturaleza. Algunos dicen que es la máquina del Big Bang, porque en el LHC podemos crear condiciones que ocurrieron un trillón de segundo después del Big Bang. Durante el Big Bang había materia y antimateria. Podemos crear antimateria en nuestros aceleradores pero no existe en nuestro universo en ninguna forma sustancial. Cuando creamos antimateria, siempre creamos una cantidad igual de materia: ésa es la ley. Así que en el Big Bang debió haber cantidades iguales, pero ahora toda esa antimateria se ha ido.

¿Dónde se fue?

Ésa es una pregunta que esperamos responder. ¿Qué es esta asimetría que permitió a la materia vencer a la antimateria y a nosotros estar aquí? Podría haber sido un universo hecho sólo de luz. Es un misterio el por qué estamos hechos de electrones, protones y neutrones o por qué el protón está hecho de partículas de luz. La única teoría viable es que existe un campo, una especie de campo de Higgs a través de la totalidad del espacio, y que estas partículas se acoplan más o menos fuertemente a estos campos. No sabemos cuál es su masa, pero lo averiguaremos.

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Teniendo en cuenta la importancia del trabajo que usted hace, encuentro un poco raro que su laboratorio sea tan abierto como es.

Mientras sea seguro podemos hacer lo que queramos. La cosa empezará a ponerse realmente radiactiva cuando la máquina esté convenientemente enfriada. El CERN siempre ha sido así de abierto. No puedes construir una cosa como el CERN sin el apoyo local. Si quieres poner una antena para teléfonos móviles tienes que pedírselo a la comunidad. Tenemos una buena relación con ellos, así que estamos abiertos. No tenemos nada que esconder.

¿Cuál es el siguiente paso para el CERN y el LHC?

Éste es uno de los problemas de experimentos así. Hemos tardado 20 años en crearlo. Pasarán 20 años más hasta que sepamos cuál será el siguiente paso, si es que llega a haber un siguiente paso.

¿Quieres ver la máquina que según algunos se comerá al universo entero? Puedes ver una entrevista extendida con Lyn en

Motherboard

, de VBS.TV.