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El número del decreto real

Ser sexóloga musulmana es un curro duro

El islam no es un sistema de creencias liberal. No obstante, últimamente se han visto signos de que el mundo musulmán se está volviendo más abierto de mente en lo referente a los genitales.

Foto cortesía de Fatima El-Haijj

El islam no es un sistema de creencias liberal. Aunque el profeta Mahoma dijo en el Qu’ran que los hombres deben practicar algo de juego previo con sus mujeres, los estudiosos que han interpretado sus palabras han sido menos abiertos con las cosas que hacen divertido el sexo, yendo tan lejos como para decir que el sexo oral está totalmente prohibido.

No obstante, últimamente se han visto signos de que el mundo musulmán se está volviendo más abierto de mente en lo referente a los genitales. En 2007, Heba Kotb, la primera sexóloga del mundo árabe, empezó a responder preguntas sobre el coito en su programa televisivo en Egipto. Otras la han seguido los pasos, y ahora los musulmanes en Dinamarca tienen su propia sexóloga a la que recurrir. Fatima El-Haijj, devota musulmana de 24 años, dice que desde que abrió su consulta en Copenhague no han dejado de llegarle clientes. Pero que también ha tenido que enfrentarse a los prejuicios tanto de los fanáticos xenófobos daneses como de los fundamentalistas musulmanes. Le escribí un email para saber más del negocio del asesoramiento sexual musulmán.

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VICE: ¿Cuándo te interesaste por el islam y la sexualidad?

Fatima El-Haijj: Habiendo nacido en una familia musulmana, yo sabía terriblemente poco del sexo y de su lugar dentro de mi religión.

Era tabú, pero cuanto más me fijaba, más claro se me hacía lo distorsionados y negativos que eran los puntos de vista de muchos musulmanes acerca del sexo. Yo no entendía por qué mi propia religión tenía una visión tan deprimente del tema. Es un derecho humano de todas y cada una de las personas disfrutar haciendo el amor. De adulta me quedé fascinada con la espiritualidad, y hace tres años me descubrí en un festival de tantra. Me invadieron un montón de sensaciones. Me convertí en practicante, y, al mismo tiempo, me puse a estudiar libros sobre el sexo en el islam. Descubrí una información y unos detalles que yo no tenía la menor idea de que existieran.

¿Por ejemplo?

Que mantener eróticamente satisfecha a tu pareja es una gran forma de conseguir bendiciones. También está escrito que un hombre jamás debe eyacular antes de que la mujer haya alcanzado el orgasmo. Ambos participantes deben oler bien, además de tener las uñas y el vello púbico bien recortados. Todo esto contribuye a un sano apetito sexual.

¿Hay, pues, una conspiración por parte de tíos sexualmente perezosos para tener todo esto oculto?

Hay muchos musulmanes que ven el sexo como algo vergonzoso y malo, pero el islam lo ve como algo hermoso.

¿Qué clase de preguntas provocan estas malas interpretaciones?

Ha habido gente que me ha preguntado si tener demasiado sexo es malo para la salud. Una mujer hasta me preguntó si era habitual experimentar una descarga vaginal después del coito, porque su tía le había dicho que lo era. Las musulmanas jóvenes tienden a preguntar a sus familiares más mayores y, por desgracia, rara vez te puedes fiar de las respuestas. El sexo antes del matrimonio está prohibido, y a menudo los padres lo tienden a estigmatizar. El gran problema es que ese estigma suele seguir ahí al alcanzar la edad adulta.