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Música

Música: The Fake Druids, o cómo acabar de una vez por todas con el silencio

De la vanguardia al rock'n'roll no hay más que un paso.

Un artículo aparecido hace unos meses le sirvió a un servidor para entrar en contacto con Tres, figura histórica de la vanguardia musical barcelonesa y artista de larga trayectoria: ahí lo demuestra su labor como cantante e instrumentista en solitario y en el seno de grupos/ proyectos como Klamm, La T (“un silencio que hace ladrar a los perros”, definió él en 1983 su único disco editado), UMBN Aleatoria o Zush-Tres (a medias con el pintor y artista multimedia Zush, hoy Evru) y al frente de Silence Science, sello discográfico creado en 1999 con la política de subrayar la importancia del silencio en un contexto musical y existencial. Tres aprovechó la breve entrevista que le hice para hablarme de The Fake Druids, su nuevo grupo: un dúo de bajo/ batería ruidoso y rockero, algo en principio muy alejado del silencio y la electrónica de sus trabajos inmediatamente anteriores. Unas semanas más tarde aparecía Tres por la oficina para darme en mano una copia de Everything In This Recording Is Strictly Based On The Available Facts, su álbum de debut, y bien que se lo agradezco, a él y al batería D. Blake (nombre civil, Pedro), ya que se trata de uno de los discos más rotundos que uno haya podido escuchar en los últimos meses. Y no, quítense de la cabeza a Lightning Bolt y bandas por el estilo: The Fake Druids es un grupo de rock’n’roll.

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VICE: El grupo surgió de forma bastante espontánea, según creo, y en su creación influyó un cierto hartazgo por parte de Tres hacia el silencio, un concepto en el que habia trabajado durante años. ¿Fue así?
Tres: Los años del silencio fueron muchos y en ellos hubo mucho rigor. No me permitía hacer otra música que aquella que tuviera una relación con el silencio. Durante esos años escuché muchísima música, recuperando sobre todo la que me había motivado de joven. Pasé una época en la que me interesé mucho por el techno, porque trabajaba con Advanced Music, pero al cabo de cuatro años salí muy rebotado y sin querer saber nada de electrónica. Pasé una época de recuperar los discos y todo lo que me había fascinado de joven; mucho rock, mucho rock’n’roll. La esencia, los genuinos, uno tras otro. Y a la hora de volver a hacer música eso se ha notado. He querido hacer lo que realmente me gusta pero reducirlo a la mínima expresión en cuanto a instrumentación y demás. A ti siempre se te ha metido en el saco de la música experimental, así, a bulto. ¿Cómo veis a los Fake Druids? ¿Como un grupo de rock’n’roll, un grupo experimental…?
Pedro: Como un grupo de rock experimental. En este primer álbum nos hemos ceñido al dogma del simplismo y la no sobreproducción, pero no es algo a lo que nos tengamos que ceñir de por vida. El espíritu experimental está latente tanto en mí como en Tres. Es algo inherente a nosotros. Tres: Este disco lo planteamos como muy rock’n’roll, sin prejuicios, a la esencia de todo lo que nos ha interesado. A partir de ahí surgen muchísimas cosas. Tentáculos. ‘Tired of being’ la hicimos el primer día que nos reunimos y enchufamos a un ampli de bajo y a la batería. Nos pusimos a improvisar y lo primero que pasó, lo primero, fue ‘Tired of Being’. Pensamos que había ahí algo muy interesante en el bajo y la batería. Sonaba como una banda y nos pareció acojonante. Lo que pasa es que tardamos casi un año en decidirnos a centrarnos en un proyecto tan reducido y tan reduccionista como este. The Fake Druids no se aleja tanto de la línea “menos es más” que ha seguido Tres en su carrera. Es un grupo que suena potente, de sonido incluso maximalista, pero por el número de elementos empleados se le cabría calificar de minimal. Hay coherencia.
Yo creo que sí. Ni La T ni Klamm habían sido tan… Bueno, en UMBN Aleatoria hacíamos bastante rock’n’roll, pero el silencio tenía bastante importancia. Zush-Tres era rock’n’roll pero con una parte muy experimental y ecléctica, recogiendo influencias más sicodélicas. Pero, en este sentido reduccionista, pues sí. También es por un sentido práctico, no te creas. Somos dos personas que vivimos muy cerca, en Premià de Dalt, y no era práctico pensar en una banda más amplia. Es el sentido lógico de las cosas cuando suceden de una forma fluida y natural y parecen tener sentido. Estamos encantados de ser dos porque eso simplifica mucho las cosas, no sólo la ejecución de la música y la producción sino también el movimiento. Volviendo a lo del silencio, y para concretar un poco más. Lo he dejado porque han sido casi diez o doce años de práctica exhaustiva y feroz de buscar un espacio para el silencio. No quería industrializarlo. Lo había dicho tanto y tantas veces que había perdido el sentido para mí. De lo que se trata en la etapa actual, en la que encaja muy bien el proyecto de los Fake Druids, es seguir hablando del silencio pero desde el otro lado; el lado de la denuncia de esos silencios que son indeseables y perversos y que se dan tan a menudo en el terreno de la política y la información. La continuidad con mi trabajo en las artes visuales y en relación con el silencio va por ahí. Dentro de ese concepto al que yo llamo “No más silencio” puedo ser un artista mucho más libre y hacer lo que quiera. No necesariamente tengo que ceñirme al silencio eternamente. Y puedo utilizar mi música para denunciar ciertas formas de silencio y las prisiones en las que nos autolimitamos con dogmas del tipo que sea.

Los falsos druidas habéis empleado como portada de vuestro primer disco una especie de imitación de un fotograma de la película Fraude, de Orson Welles. ¿Os interesa el concepto de falsificación?
Yo diría que sí. Es una constante que se me repite. No sé si has visto esas fotos en las que aparezco simulando estar muerto… Fue una cosa que hice durante años: fotografiarme en el suelo, tendido, aparentemente muerto, en las diferentes cuidades del mundo que visitaba con las acciones del silencio. Muerto en lugares emblemáticos de Madrid, Barcelona, Berlín… Es decir, sí, jugar con el engaño y con las apariencias es algo que me ha interesado. Y en cuanto a la portada, da pie a plantear si lo que estamos contando es verdad, no es verdad, si somos dos o somos cinco, si me llamo así o me llamo asá… Es un juego. Además, desde hacen unos años están muy de moda en el terreno del arte los títulos muy largos. Pedro: A nivel de producción y sonido nos basamos en querer sonar como un grupo de rock clásico y potente pero siendo un dúo. Tenemos unos medios bastante limitados y queríamos trascenderlos, ir más allá de esos límites para conseguir eso: un dúo que suene como un grupo de rock con todas las de la ley. Eso, para nosotros, también tiene su parte “fake”. ¿Concebís The Fake Druids como una rock-band al uso cuyo entorno natural es el escenario? ¿O lo véis como un proyecto de estudio que puede ocasionalmente tocar en directo?
Como un proyecto de directo. Mucha gente, en cuanto ha oído el disco, nos ha dicho que les encantaría vernos en vivo. Lo que pasa es que también lo enfocamos por el lado artístico. No nos queremos limitar al típico circuito de bandas de rock. La presentación del disco se va a hacer en el Antic Teatre, que es una sala de teatro independiente, y podríamos actuar perfectamente en una sala de exposiciones o en el túnel de una carretera. Tres: En directo, el sonido del bajo es abrumador. Cuando le subes el volumen, aquello es demoledor, de verdad. Nos estamos esforzando porque suene como el disco, fiel, muy fiel. Tampoco debería ser muy difícil, ¡porque somos dos! Y, como ha dicho Pedro, el grupo se ha planteado como uno de directo, pero a los dos nos fascina grabar. A mí me encanta. Utilizamos el estudio como un instrumento, hay muchas cosas que se acaban haciendo ahí. El estudio lo disfruto mucho. Y el directo… Joder, tampoco puedo hablar. Hemos hecho tres bolos. En la época de Klamm y UMBN Aleatoria, poquísimo. Y por eso es un desafío interesantísimo ponerse delante de la gente y que aquello suene bien y transmita de verdad.

The Fake Druids presentarán su primer disco en Barcelona los días 21 y 22 de julio en la sala Antic Teatre