Publicidad
¿A qué te dedicabas antes?Estudié cuatro años Bellas Artes y luego fui saltando de trabajo en trabajo: teleoperadora, socorrista, recepcionista… Cualquier cosa que me permitiese dedicar las tardes a los animales. Quería poner todas mis fuerzas en ello.¿Qué dificultades encontrasteis a la hora de poner en marcha Wings of Heart?De todo tipo. Cuando empezamos no había ninguna asociación centrada en ayudar a los animales de granja. Por ejemplo, resultaba complicado encontrar un veterinario que quisiera salvar a una oveja aunque el tratamiento fuera más caro que la propia oveja. Se han reído de nosotros por gastarnos dinero en salvar vidas de animales a los que se considera un objeto o un trozo de carne. Y ese es el mayor problema al que nos hemos enfrentado: la incomprensión."Los animales son iguales a nosotros y tenemos que respetarlos y ayudarlos. Pero a todos, no solo a perros y gatos"
Publicidad
Publicidad
¿Tienes debilidad por alguno de ellos?Sí. Por aquellos que llegan en peores condiciones, traumatizados por el trato que han recibido. Esa es mi tarea: pasar más tiempo con ellos. No es justo que vivan con miedo.Dadas esas condiciones en las que llegan muchos animales, la muerte es algo a lo que os enfrentáis con frecuencia. ¿Cómo afrontáis esa situación?Es duro. Quizá, la parte más triste de todo esto. Si es un animal que ha podido tener la oportunidad de ser feliz y muere de viejo, es diferente. Pero si se trata de un animal rescatado que llega muy mal, por el que haces todo lo posible y que muere sin haber conocido esa libertad, resulta muy injusto. Incluso aunque sepamos que va a morir, intentamos que se lleve un recuerdo de paz. Por nuestra parte, nos esforzamos en convertir la muerte en una motivación: los animales que se van hubieran deseado que sigas ayudando a otros y les des la oportunidad de tener una vida feliz."Se han reído de nosotros por gastarnos dinero en salvar vidas de animales a los que se considera un objeto o un trozo de carne"
Publicidad