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Vice Blog

Las semillas (en ocasiones surreales) sí germinan en el cuerpo

Si eres de los que cree que una raíz saldrá de tu ombligo de tanto comer semillas, estás en lo correcto.

Cuando niños, a muchos de nosotros se nos advirtió no comer semillas de manzana o de cereza por miedo a levantarnos una mañana con una espeluznante raíz saliendo de nuestros estómagos, al mejor estilo de Alien. A medida que fuimos creciendo, maduramos nuestro conocimiento científico y afinamos nuestros escepticismo, para al final concluir  que ningún tronco o rama brotaría de nuestros torsos después de masticar una sandía. Desde entonces, dormimos profundamente, seguros de que nunca nos despertaríamos dando a luz a algún ser vivo por nuestros ombligos (excepto por algunos individuos asustados cuyas noches de insomnio han quedado registradas en Yahoo! Answers).

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Pero no hay que cantar victoria. Para unos pocos desafortunados puede haber algo de cierto en aquellas leyendas urbanas

El pasado tres de octubre se reportó que Diana Martínez, una colombiana de 22 años de edad, acudió a un centro médico local del municipio de Honda, con quejas de fuertes dolores abdominales, solo para descubrir que la culpable era una papa pastusa insertada en su vagina intencionalmente con propósitos anticonceptivos.  "Mi madre me dijo que si no quería quedar embarazada, tenía que meterme una papa por allá", confesó a regañadientes. "Le creí. "  Al parecer, cuando la enfermera Carolina Rojas realizó el examen y echó un vistazo entre las “pálidas y temblorosas” piernas de Diana,  ella "vio las raíces". Aunque la papa había permanecido allí por dos semanas enteras, el dolor sólo se agudizó cuando el solitario y acomodado tubérculo empezó a crecer, creyendo erróneamente que se encontraba echando raíces cómodamente en suelo.

Aunque esta historia puede sonar descabellada (y hace parte de una discusión cultural de mayor relevancia en relación con la importancia de la educación sexual), Diana no se encuentra sola en su vilmente-informada compulsión de insertar plantas comestibles en sus orificios. Un ginecólogo dijo recientemente a la revista Scientific American que aproximadamente el diez por ciento de los pacientes con infecciones de levadura que ve, han hecho uso de supositorios intravaginales de ajo en un intento por aprovechar sus supuestas propiedades antifúngicas (algunas fuentes en internet recomiendan con vehemencia  dicho tratamiento "alternativo" , aunque su eficacia no ha sido comprobada científicamente). Existen una infinidad de sitios web de medicina alternativa que recomiendan “empujarse”  todo tipo de hierbas y vegetales silvestres dentro de la vagina para prevenir embarazos, combatir infecciones o mejorar la lubricación.

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También hay ocasiones en las que plantas y semillas acaban dentro del cuerpo de manera casual y sin intención. Tomemos por ejemplo el caso del Ron Sveden, anciano oriundo de Brewster, Massachusetts, quien sintió estar ad-portas de la muerte en 2010, cuando los doctores encontraron lo que parecía ser un tumor, al tomársele una radiografía de sus pulmones. Ron ya se encontraba  luchando contra un enfisema y experimentando violentos ataques de tos; naturalmente, esperó lo peor. Dos semanas y varias biopsias transcurrieron sin obtener respuestas.

El doctor Jeff Spillane decidió introducir una pequeña cámara a través de su garganta para echar un mejor vistazo. Milagrosa y confusamente, el temido “tumor” resultó ser una gran arveja, brotando de una semilla que tuvo que haber inhalado accidentalmente durante una inocente comilona de guisantes. De media pulgada de largo, había estado rodando dentro de su pulmón, creando una especie de corteza con forma de tumor con pequeñas hojas brotando de él, probablemente confundidas con respecto al lugar donde fueron a parar. El alivio que vino después de comprender que sus problemas respiratorios, neumonía y dolores constantes habían sido ocasionados por una simple legumbre y no por un tipo de cáncer le dio a Ron una nueva perspectiva sobre la vida. Definitivamente fue mucho más afortunado que aquel viejo inglés que murió a sus 81 años después de inhalar un maní en 2011.

Y si eres de los que sigue sin creer que tragar semillas podría instalar un cultivo interno en tus entrañas, párale bolas al caso de Artyom Sidorki, un ruso de 28 años quién empezó a toser sangre y sufrir de intensos dolores en el pecho en 2009, olvidando quizás aquella ocasión –no hacía mucho- cuando decidió ingerir una raíz de abeto (o pino). Cuando los doctores le abrieron el pecho, esperando hallar una amenazante masa maligna en su interior, en su lugar encontraron un precioso pino miniatura, de dos pulgadas de largo, completamente formado. La tos había sido causada por las ramas hurgando en sus capilares.

Asi, mientras probablemente estemos mofándonos de las respuestas sarcásticas dadas al usuario de Yahoo! Answers cuya hija ingirió un corazón de manzana y pregunta en internet: “¿Es posible que un árbol crezca en tu interior si comes semillas?”, la respuesta puede no ser tan simple como en algún momento pensaste.

En media de una época caracterizada por una rampante destrucción ambiental, la escasez de comida y una serie de nuevos métodos de cultivo que dejan mucho que desear, quizás podamos tomar en cuenta los casos de Diana, Ron y Artyom y ver destellos de esperanza para el futuro de la agricultura sostenible. Si fuéramos tan recursivos como para cosechar y producir desde nuestros órganos internos y cavidades corporales, podríamos estar matando dos pájaros de un solo tiro y alimentarnos a nosotros mismos desde dentro hacía fuera.