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Sexo

La lengua de las mariposas

Mariposas. Así les gritan en las calles de Medellín. Delicadas y exuberantes nos dejaron ver cómo se lleva a cabo su metamorfosis.

Mariposas en estado de metamorfosis: Kim Zuluaga, Fresa Mejii y Monie Gil. (Fotos por Paula Thomas).

"¡Mariposas!" Así les gritan en la calle de Medellín, Colombia.

"¿Algún fetiche?", le pregunto a una de estas chicas. “Mi fetiche son los penes, no sé cuál será el de ustedes, pero el mío son los penes”, responde. Entiendo mal —dos veces— y vuelvo a preguntar: ¿Los peines? Ella se ríe y dice: “No, no los cepillos de peinarse; los penes, el órgano sexual masculino”.

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Me queda claro.

Aquí sus nombres: Kim Zuluaga, Monie Gil y Fresa Mejii. Tres chicas que antes se llamaban Brayan Zuluaga, Sebastián Gil y Sebastián Mejía.

Tres niñas que antes eran niños. Tres adolescentes que desde los nueve, diez u 11 años ya sabían lo que querían ser cuando de mayores: mujeres.

Chicas que nacieron chicos, pero que desde muy corta edad decidieron que la biología no sería un destino. Niños que jugaban con muñecas y se pintaban los labios desde que tienen memoria, sumergidos en corporalidades que no estaban sintonizadas con lo que sentían. Personas en estado continuo de metamorfosis que decidieron construirse un cuerpo a la medida.

¿El clóset? ¡A la mierda el clóset!

Ellas nunca tuvieron que salir de él porque nunca estuvieron adentro. Sus familias lo saben y su cuerpo se transformó temprano, preadolescente, impúber y sin pecado concebido para igualar apariencia y sentimiento.

Hormonas, mariguana, redes sociales, rímel y reguetón.
Parafernalia para crearse una propia vida.
Utilería para poder ser.

Belleza. No de la canónica, ni de la católica, pero belleza, de la más alta y puntiaguda.

Guapura que confunde mentes, que confronta a los bien pensados guardianes de la tradición y las buenas maneras, encanto que siembra la duda, que llama a la experimentación, que causa sacudones y erecciones hasta en los más señores quienes después se persignan o las ofenden tratando de desviar el efecto que tienen estos niños, que se han hecho niñas, en sus entrepiernas. Señoritas con pene que seducen en extremo siendo dueñas de una energía sexual de naturaleza distinta que atrae sutil, pero constantemente.

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¡Mariposas! Así les gritan en la calle.

Mariposario Mrp, de esa manera decidieron llamar el grupo del que participan Kim, Monie, Fresa y otras amigas en proceso de hormonización, para neutralizar el comentario idiota y adoptar como propio ese estado permanente de cambio y belleza. Un grupo que se ha convertido en el acto público más reconocible y memorable tanto en la calle como en las redes sociales de un movimiento juvenil que acontece en Medellín y Bogotá: niños, entre los 12 y los 18 años, que se están transformando, por decisión y pasión propia.

La naturaleza tomada por asalto. Jeringa en mano estas tranies, como ellas se refieren a sí mismas, han hecho a sus cuerpos jóvenes y aún en proceso de desarrollo retroceder, apaciguarse y funcionar en otro código. Una inyección de hormonas femeninas en la nalga, cada 15 a 20 días, y poco a poco todo cambia. Los estrógenos contienen al hombre que llevan por dentro, les han dado curvas y rasgos de mujer, sin necesidad de bisturí.

Las tetillas se convierten en t-e-t-a-s, más grandes y hasta mejor formadas que las de su hermana, las nalgas crecen y se ensanchan las caderas, las quijadas se moldean, el vello escasea, la eyaculación y la erección pierden un poco de vigor y, según ellas, hasta la mirada se transforma.

Sólo una cosa se queda: su pene. “Si no cuál es la gracia”, dicen ellas.
Sin pelos, ni en la lengua ni en las piernas, así hablan las mariposas.

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Kim Zuluaga una de las figuras más representativas del movimiento se tatuó su nombre en la espalda para que ninguno de sus amantes se olvide de ella.

Kim Zuluaga

¿Me puedes contar la historia de cómo Brayan se convierte en Kim Zuluaga?
Cuando era niño decía: “El día que cumpla 16 años me voy a volver un gay más serio”. Yo cumplo el 18 de agosto y cuando sentí que se estaba acercando el día de mi cumpleaños 16 me di cuenta de que eso jamás iba a suceder, entonces antes de cumplir años dije: “A partir de este momento me voy a vestir de mujer y voy a asumir mi rol como tal”.

¿Cómo lo tomó tu familia?
Mi papá y mi mamá me abandonaron. A ellos les quedó grande la labor de papás y la que me crió fue mi abuelita. Ella toda la vida ha visto mis manías. Desde que tengo cuatro años me han gustado los hombres y las cosas de las mujeres. En mi casa, obviamente, desde pequeña vieron eso. Mi abuelita, sin embargo, siempre me defendió y decía: “Déjenlo que si a él le gusta eso, es problema de él”. Ella ha sido siempre un apoyo incondicional para mí.

¿Qué tipo de hombres te gustan?
Nos gustan los hombres que sean neas, es decir, que sean ñeros, pillos, nos gustan así para el sexo, nos atraen, nos provocan para hacer maldades, pero para algo serio y formal un hombre exitoso, que trabaje y que nos saque a comer a un lugar bien.

¿Cuál es su relación con la mariguana?
Todas fumamos, es algo que nos une. A veces decimos: “Bueno, niñas hoy vamos a salir de fuma” y entonces nos vamos todas y nos relajamos. Nuestras familias saben que fumamos y así les guste o no, lo hacemos.

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Háblame de tus tatuajes.
Tengo seis repartidos por todo el cuerpo y me quiero hacer más. Tengo uno en un costado del hombro, en el brazo, en la pierna, en la nalga, en la pelvis, en el huesito de la espalda y cada uno significa algo. Por ejemplo, tengo dos geishas, porque me gusta la cultura japonesa y las geishas están relacionadas con el arte, la actuación y además algunas eran travestis. La catrina me la tatué un 31 de octubre, porque es una contra, lo cuida a uno. También está mi nombre, Kim, acá atrás donde termina la espalda, para que cuando esté haciendo el amor no se olviden de mi nombre. Finalmente, en la pelvis tengo una mariquita que me la hice a los 13 años.

Monie Gil a la izquierda, Fresa Mejii, en el centro, y Kim Zuluaga, a la derecha. 

Fresa Mejii

¿Me puedes contar la historia de cómo Sebastián se convierte en Fresa?
Nosotros primero fuimos niños, gays, plumas horribles, porque siempre hemos sido las más afeminadas; después pasamos a ser niños andrógenos, nos poníamos shorts con ombligueras y peinados súper raros, escénicos, como emos, pero más estrafalarios. Ese era nuestro estilo antes. Pero como nos poníamos ombligueras y todas esas cosas nos empezó a llamar la atención que nos miraran más los hombres y fue ahí que comenzamos a crecer los senitos y tener el pelo más largo. Luego iniciamos a hormonizarnos.

¿Cómo lo tomó tu familia?
Mi abuela me decía: “El día que te pongas una falda, te vas”. Pero recuerdo que el día que me la puse por primera vez, ella estaba matada, me dijo que me veía muy linda.

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¿Cómo ha sido tu proceso de feminización?
Mi cabello lo tengo hasta las tetillas… ¡Ayyyy, nooo! OMG, hasta las tetas, pues lo tengo hasta más abajito de los hombros y me lo alacio muy bien, porque me gusta que se me vea largo todo. Soy rubia natural y me pongo extensiones para que me llegue hasta el culo.

Mi proceso de hormonización es inyectarme cada 15 o 20 días Sinovular y tomo unas pastillas que se llaman Provera. Puro estrógeno, hormona femenina. Yo sólo llevo cuatro meses homonizándome y en ese tiempo ya tengo senos y el culo me ha crecido el doble; las piernas están más gorditas y pues obviamente hemos cambiado. Yo el abdomen lo tenía perfecto, era flaco, marcado, divino, y ya no es tan así, ahora es un poquito más gordito, pero eso es bueno porque las mujeres no son tan flacas. Con las tetas uno no siente nada mientras crecen, pero obviamente duelen cuando hace frío, arden con el agua fría. Ya dormir boca abajo es súper difícil para nosotras, ya no podemos porque duele mucho.

¿Te gustan los hombres ?
Sí, obvio, somos travestis y nos gusta el pene. A nosotras no nos atraen los gays, lo que nos gusta es dañar mentes: los hombres-hombres, que nos vean como niñas.

Monie Gil a la izquierda fue la primera en hormonizarse, Fresa Mejii a la derecha tiene dos hojas de mariguana tatuadas en la pelvis.

Monie Gil

Cuando Sebastián se convirtió en Monie, ¿cómo lo tomó tu familia?
Yo vivo con mi mamá y mi hermana. Mi papá desde que me volví transexual, que fue como hace dos años, no me volvió a llamar. Mi mamá, en cambio, siempre me ha apoyado y aceptado, incluso me compra el maquillaje y otras cositas. Mi hermana, me ayuda, pero también me critica mucho, sobre todo el labial, el maquillaje y las faldas con las que muestro todo.

¿Qué planes tienes para el futuro?
A mí me gusta mucho la moda y la comunicación social. Yo me había metido a estudiar diseño gráfico cuando era andrógena, pero no me gustó. Así que vagué todo el año pasado hasta que mi mamá me dijo que tenía que estudiar obligatoriamente. Yo siempre he querido ser diseñadora y una modelo muy famosa, así muy impresionante. Ser muy linda, una transexual muy linda.

¿Cuál es la relación con la mariguana?
Pues nos encanta la creepa [mariguana transgénica] y nos gusta mucho también el popper en las rumbas electrónicas, siempre compramos un tarrito para todas. El guaro [aguardiente] nos fascina. Monie Gil, Kim Zuluaga y Fresa Mejii (Sebastián Gil, Brayan Zuluaga y Sebastián Mejía).

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