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Frescómics

La vida no tiene sentido, pero dibujando se pasa más rico

Tía Pereques dedica su energía y perspicacia artística a dibujar esas pequeñas desgracias, situaciones incómodas, aburridas o insoportables en las que todos nos vemos involucrados pero que a toda costa tratamos de olvidar, o sepultar en nuestro...

Pereque es una palabra usada en Honduras, El Salvador, Colombia y quizá en Nicaragua, aunque con un significado distinto al usado en los otros países. En Colombia significa estorbo, traba, queja, obstáculo o dificultad; algo que impide el correcto desarrollo de una actividad. Si una artista se hace llamar la Tía Pereques podríamos suponer que se trata de una persona relacionada con esa parte fastidiosa de la vida y que como artista enfoca su trabajo en el tema de la queja y los obstáculos; todo esto a través del cinemascopio de una mujer arquetípica de las familias colombianas: la tía, ese personaje que no ejerce autoridad, pero sí opina. Efectivamente la Tía Pereques dedica su energía y perspicacia artística a dibujar esas pequeñas desgracias, situaciones incómodas, aburridas o insoportables en las que todos nos vemos involucrados pero que a toda costa tratamos de olvidar, o sepultar en nuestro timeline biológico.

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¿Por qué una artista querría registrar situaciones aburridoras, hartas, o incómodas? Pues, en primer lugar yo diría ¿por qué no? Si el arte del performance goza de tanto prestigio, a pesar de ser en esencia el arte de diseñar situaciones incómodas para el espectador desprevenido, ¿Por qué no podría una dibujante tomar como materia prima el aburrimiento, el tedio o la incomodidad y salirse con la suya?

En segundo lugar diría: schadenfreude. Schadenfreude (pronunciado chadenfroid) es una palabra alemana que no tiene traducción al latinoamericano, pero que adoramos usar como parte de nuestro repertorio humorístico y se define como la alegría o placer causados por la desgracia ajena. La caída de Édgar: schadenfreude. Laura en América: schadenfreude. Messi errando un penalti (excepto si eres argentino) schadenfreude. Shakira cantando Ublime: schadenfreude. Las hilarantes audiciones fallidas de los realities de talento musical latino: schadenfreude. En el caso de los dibujos de la Tía Pereques: los pensamientos de la señora a la que le retrasan el vuelo mientras una voz en off se burla de ella, la incapacidad de la artista de dibujar el mar estando al frente, el muchacho con expresión de psicópata que no tiene plata para pagar el psiquiatra, un cómic en que una niña insoportable le pregunta a la protagonista ¿Qué tan difícil es tener tatuajes en clima caliente? ¿Los colores son hechos con marcadores? Y que definitivamente se parece a la cantante borracha esa, la tal "Amy Winejau". Puro schadenfreude.

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En tercer lugar, y sin ánimo de sonar psicoanalítico, podría arriesgarme a pensar que la Tía Pereques usa el dibujo para poder lidiar con esas situaciones. Al poder plasmar en dibujos los eventos incómodos, estos se hacen más sencillos de afrontar y son procesados de una manera más saludable. Ya lo dicen todos los terapeutas: quien tiene capacidad creativa aumenta su capacidad curativa. Lo interesante de esto no es solamente que la Tía alivie la densidad de sus vídeos (bien por ella), sino que al hacerlo pone en común y evidencia algunos de nuestros pequeños dilemas cotidianos, conflictos de supermercado y gestas épicas de oficina, que sin ser necesariamente lloriqueos del primer mundo, nos parecen tan banales y tan irrelevantes para el Universo que jamás nos atreveríamos a comunicárselo a nadie, aunque en el fondo puede que nos afecten el organismo: Una persona que nos incomoda en el transporte público, un dilema alimenticio, una incoherencia gramatical que nos confunde.

Estas situaciones inframeritorias y sutiles son convertidas por la Tía en dibujos llenos de humor y perspicacia. Con altas dosis de ironía y absurdo existencial light (osea, el que no hace llorar) Con un tratamiento lineal bastante cercano al cómic underground de autoedición, flirteando con el punk, pero nunca desmarcándose de eso que podríamos llamar "lo femenino" y que para evitar polémicas definiré como la sutileza, suavidad e inteligencia en el uso de las formas artísticas: líneas que conforman un retrato, tramas que definen una botella, espacios que conforman un vacío.

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Narrativamente hay cosas muy interesantes en estos dibujos Perequianos; como en el dibujo del chico guapo que está junto a ella en la sala de espera del aeropuerto, pero que al darse cuenta que está siendo dibujado por ella decide cambiar de asiento alterando el resultado de su retrato, o las personas dibujadas que dicen que van a voltear la cabeza si alguien (uno) los sigue mirando, haciendo presente que la mirada del artista es una mirada voyerísta, creepy, fisgona, e incómodamente entrometida. Igualmente son fascinantes los retratos de las cervezas locales hechos con familiaridad y esmero, casi podría decir que están hechos con cariño.

Igualmente la Tía hace apuntes cómicos en torno a una supuesta ética del dibujante que no está siendo cumplida por ella, como por ejemplo algunos dibujos a pesar de estar plasmados sobre el papel, escaneados, optimizados para web, subidos a redes sociales, likeados, shareados y comentados, le están recordando constantemente a su autora que no está dibujando lo suficiente, haciendo visible un bello oxímoron mitad modestia de artista y mitad sentimiento de culpa por no hacer bien la tarea del Carpe Diem.

Finalmente podríamos decir que el arte de la Tía Pereques consiste en ver y dibujar problemas cotidianos, para que una vez dibujados se vean cómicos, y quizá poder afrontarlos de mejor manera, algo similar a nuestra realidad diaria, en la que una vez cartografiada y detallada la situación, a veces no hay mejor terapia que sentarse a reír de ver el vaso "completamente" medio vacío.