FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Hablan los fundadores de "Otro páramo", una revista que le apuesta y gana con la poesía

La revista recientemente cumplió un año de fundada y ha empezado a crear una comunidad importante de lectores. La celebración del aniversario llenó la librería del Fondo de Cultura Económica en Bogotá.
Foto por Paula Thomas

El pasado 28 de julio la librería del Fondo de Cultura Económica estaba llena. La razón: el primer aniversario de la revista de poesía Otro páramo. La presentación corrió por cuenta de Federico Díaz-Granados, profesor del Gimnasio Moderno, y poetas reconocidos leyeron sus poemas. Entre ellos, Camila Charry, Henry Alexander Gómez, Jenny Bernal, Margarita Losada, Robert Max Steenkist, Santiago Ospina y Juan Afanador. Estos dos últimos son los fundadores y directores de la revista que en poco más de un año ha logrado construir una base importante de lectores de poesía.

Publicidad

Otro páramo se ha propuesto dos objetivos: ser rigurosos en la selección editorial, teniendo como único parámetro la calidad, y presentar los textos de una manera sobria y limpia. Sin florituras. Por el momento parece haberlo conseguido. Por su página web (la revista es virtual) han pasado nombres de poetas consolidados como Piedad Bonnett, Horacio Benavides y Fabio Morabito. Pero también han salido a relucir nuevas voces que, a pesar de no tener una trayectoria literaria, se destacan por su buena calidad.

Hablé con Juan Afanador y Santiago Ospina, dos de los tres integrantes del equipo de Otro páramo. (El otro es Nicolás Sánchez, el encargado de difusión y redes).

VICE: ¿Por qué Otro Páramo?

Juan Afanador: Cuando pensábamos en el nombre, queríamos algo sutil, leve: llegó a nosotros la idea del páramo, que por muchas razones es evocadora y bella. Porque además tiene la metáfora de que la poesía es como el agua. Que la poesía es otra agua.

Santiago Ospina: Y que el páramo, de manera muy simplificada, es este lugar que recoge el agua que se encuentra en la niebla. Y nosotros concebimos la revista como eso, como un páramo que recoge el agua que es la poesía y que la puede canalizar hacia ríos. Y nos llamamos Otro páramo porque no queremos sentar una especie de línea editorial definitiva.


Lea también: Tres poemas inéditos de Fátima Vélez, la transgresora del lenguaje


JA: Y la idea debajo de eso es que los páramos hay que cuidarlos y los páramos son escasos. Nosotros sí creemos que esa es la labor de la revista: por un lado recoger y difundir. Porque de los páramos nacen también riachuelos y grandes cuerpos de agua.

Publicidad

Hay un texto suyo, Juan, "La poesía, el arte de poner atención" en el que dice que "La poesía no es sólo para quien quiere escribir, es especialmente para quien está dispuesto a disfrutar del mundo". ¿Por qué, entonces, la poesía es vista como el ejercicio de unos pocos iniciados?

JA: La poesía hay que aprender a leerla. Y en los colegios eso no lo enseñan. Enseñan poesía con la que los estudiantes no pueden relacionar sus experiencias vitales. Uno en el colegio suele leer a José Asunción Silva pero no lee a José Emilio Pacheco. Si uno le mostrara eso a los estudiantes ellos podrían relacionarse estéticamente con eso que les pasa diario.

SO: Quisiera dejar claro que, si bien usted tiene razón en eso, es importante no caer en una idealización del pasado y creer que antiguamente se leía mas poesía y ahora se está perdiendo. Por mi experiencia he visto que no es así. Creo que hay mucha gente que sí está leyendo poesía. Sí, la poesía requiere un entrenamiento, pero a diferencia de la novela o del cuento, solo basta con que una persona lea un poema para que quede cautivada.

JA: En un texto de José Emilio Pacheco, llamado "Ovidio en el iPod", que dice que vivimos en la época en la que vivimos pero si uno se pone a pensar, un haiku cabe en el formato rápido de internet. En Twitter. Y es un tuit que la gente retuitea hasta el infinito. En la revista hemos empezado a poner citas en Facebook y Twitter, en un diseño lindo y la gente responde muy bien a eso: la gente no es insensible, la gente responde a la belleza.

Publicidad

Hablemos de esas puertas de entrada, ¿cuáles fueron los primeros acercamiento de ustedes a la poesía?

JA: Yo tuve conocimiento de la poesía desde muy pequeño, mi papá es poeta (Luis Fernando Afanador). Pero yo descubrí la poesía más tarde. En el colegio tuve una profesora que un día nos llevó a la biblioteca del colegio y nos dijo "busquen cualquier libro de poesía, tráiganlo y lo leen". Yo encontré un libro de Darío Jaramillo Agudelo de poemas de amor y leí un poema que acaba con ese verso que dice "ese otro que me habita, también te ama". Cuando yo leí eso dije "puta, esto es magia".

SO: A diferencia de Juan, mi familia no pertenece al campo literario. Eso es un acercamiento diferente que creo que es más común. Sin embargo, mis papás siempre me inculcaron el hábito de la lectura. Yo creo que las personas que siguen el camino común comienza por los poetas más populares y clichesudos, porque los que dentro del medio de la poesía son considerados los mejores, rara vez son los más leídos.

Ustedes estudiaron antropología y filosofía, ¿Cómo se acercan a la poesía desde cada una de esas disciplinas? ¿Cuáles los puntos en común?

JA: La antropología tiene una relación muy particular con el texto. El documento por excelencia que genera un antropólogo es la etnografía y ahí hay una relación muy directa con la literatura. Pero creo que también hay otra cosa —ingenua pero no por eso menos importante— y es que la antropología estudia estas otras maneras de pensar, vivir y experimentar el mundo. Hay una imagen que a mí me pareció bellísima que leí de una antropóloga. Ella estudió los fenómenos de la tristeza de las personas mayores en la laguna de Fúquene. En su tesis de maestría la imagen que ella muestra cuando los viejos mueren, porque los viejos no viven con nadie, es que deja de salir humo de la chimenea y la gente sabe que esta persona murió. Ella está hablando desde la antropología pero es una imagen profundamente poética: habla de la soledad y ahí hay poesía.

Publicidad

Lea también: Situaciones: tres cuentos de Joyce Carol Oates


SO: Al contrario yo nunca busqué muchas conexiones entre filosofía y poesía. Si bien sé que hay innumerables intentos por aproximarse a una desde la otra, siempre considere la poesía como una faceta más sincera de mi personalidad, mas privada. Siento la poesía como una pulsión vital que está más allá de eso. Estoy convencido de que el oficio de una persona no interesa tanto para la escritura de la poesía. La poesía se trata más de una manera de ver el mundo que puede venir desde cualquier mirada: un médico, un economista, un antropólogo y un filósofo.

Santiago, usted ha escrito que podemos pensar las metáforas de la poesía como la estructura de doble hélice del ADN: evolucionan con el tiempo y cambian con su entorno. ¿Cuál es el peso de la tradición para alguien que decide escribir poesía?

SO: El peso es inmenso. Es acaso lo que más importa a la hora de sentarse a escribir un poema, sencillamente porque hay millones y millones de poemas que ya se han escrito. Para bien o para mal, la novedad es una categoría para juzgar las obras de arte: así es el mundo moderno. La tradición se puede afrontar de dos maneras: la obra que uno hace como continuación, o la obra que uno produce como ruptura de esa tradición. La poesía desde esas dos perspectivas es completamente distinta. En algún momento el artista debe preguntarse eso: ¿cómo me sitúo yo con respecto a la tradición?

Publicidad

JA: Al final, el arte es un fenómeno social, el arte tiene lectores y van a juzgar una obra a partir de esa misma tradición. Y por el otro lado, yo creo que pobre poeta si no lee poesía porque leer poesía es delicioso. A mí me impresiona, siempre que leo poesía, la cantidad de emoción que puede tener un texto poético. Una novela o un cuento tienen altibajos pero un poema, en un minuto de lectura, le da a uno un golpetazo en el estómago que lo deja a uno con una cosa evocadora todo el día. No es solo como tema de un deber sino también de placer, ¿por qué un poeta se perdería de la oportunidad de relacionarse con la riqueza de la tradición de su lengua?

Hablemos de la revista, ¿qué poemas reciben? ¿Cuáles no?

SO: Nosotros publicamos los textos a partir de dos modalidades. Una es una convocatoria abierta en la que cualquier persona envía sus textos en español (ese es el único requerimiento). Nosotros, cada 15 días, hacemos una recopilación del material y discutimos cuáles podrían ir, cuáles no, qué cambios se les puede hacer en términos de ortografía. Y al final en la revista puede estar un poeta consolidado, como Fabio Morabito, junto a alguien que no ha tenido mucho recorrido frente al campo literario que por nuestro criterio estético debe estar ahí.

La gente no es insensible, la gente responde a la belleza.

La segunda modalidad son las cosas que recibimos de nuestros colaboradores externos como los poetas Fredy Yezzed, Camila Charry. Nosotros confiamos en su criterio y publicamos eso que nos mandan.

Publicidad

JA: Podría haber una tercera manera que ya directamente nosotros buscamos a poetas que nos gustaría tener en la revista. A veces hacemos entrevistas o ensayos.

¿En algún momento pagan por los poemas?

(Risas).

SO: No, siempre ha sido voluntario. Eso es algo que nos ha sorprendido de la gente, en el medio de la poesía al menos, y es que todos están encantados de participar sin la idea de una retribución económica. En ningún momento le hemos pagado a nadie por aparecer en la revista.

JA: Y en caso de que decidiéramos relacionarnos con el dinero seria para reinventarlo en la revista y hacer que la revista fuera cada vez de mejor calidad.

¿Guardan espacio para otro tipo de géneros?

SO: Todo lo que se publica en la página tiene que gravitar en torno a la poesia. Pueden ser ensayos, crónicas, críticas, reseñas sobre poesia.

JA: Eso está relacionado con algo muy puntual. Nosotros creemos que ya hay suficientes revistas electrónicas de literatura en general. Y esos son otros páramos también. Pero creemos que también es chévere tener una propuesta con algo nuevo, que distinga. Y ahí esta nuestra propuesta.

El pasado 28 de julio celebraron su aniversario con una charla en el Fondo de Cultura Económica con sala llena. ¿Cómo ha recibido el público el trabajo que están haciendo?

SO: Eso es difícil de responder. Uno siempre habla con los amigos y las personas de su familia y siempre le dicen que todo está súper bien, que todo va sobre ruedas y en ese sentido uno tiene que tener cuidado con eso para no dormirse en los laureles. Pero el tema técnico nos interesa más: los indicadores que hablan del número de visitas, del porcentaje de rebote, de la duración en la página. Porque nos permiten tener una idea más general de qué es lo que va bien y qué es lo que está fallando. En ese sentido, creo que la respuesta ha sido positiva, el lugar tiene una amplia base de lectores. Pero creo que lo podemos subir.

Publicidad

Lea también: Hablamos con los dueños de la única librería (y editorial) especializada en ciencia ficción en Colombia


JA: A mí me sorprende que nosotros recibimos muchos mensajes de agradecimiento, no de gente que publicamos sino de gente que agradece por la página. Y eso es muy bonito. Que el trabajo que realizamos vale, que hay gente que lo lee. Pero también hay que hablar de los retos: sí nos gustaría poder llegarle a más gente.

Muy concretamente, ¿creen que hay menos reflexión y más deseo de figurar? ¿Hace falta más análisis?

SO: Sí, totalmente. Hace falta análisis. Queremos que haya una reflexión en torno a la poesia, que haya más crítica. Yo creo que el peligro que hay con el afán de la publicación tiene que ver con el peligro de que la poesía se vuelva un material de consumo más. Personalmente, no quisiera que la poesía se volviera este producto tan masivo que encierra una dinámicas indeseables desde mi punto de vista. Esa saturación de que siempre hay nuevos y nuevos poemas creo que tiene que ver con ese hecho. Es un peligro de nuestra era y hay que encontrar maneras de esquivar eso.

***

A Santiago lo encuentras por acá.