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Vice Blog

El Holland Park, el colegio británico cuyos egresados están en el Estado Islámico

Los estudiantes del colegio Holland Park de Inglaterra salieron de las aulas a las filas del IS.

El autor durante su época en el parque Holland.

Sueño muy seguido que estoy de vuelta en el colegio Holland Park, y cuando sucede me levanto empapado en sudor.

Peleas de cuchillo en el patio de recreo. Golpizas en el salón. Profesores asustados de sus propios alumnos. El olor a zorrillo invadiendo los pasillos y salones. El eco lejano de las diatribas marxistas de nuestro querido director en las asambleas matutinas.

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Todo lo que caracteriza mi tiempo allí como alumno entre 1982 y 1988 vuelve en oleadas de recuerdos latentes, y por alguna razón, a mi cerebro no le gusta. Una vez, luego de despertarme de esos sueños recurrentes, vi un artículo del Daily Mail que compartió alguno de los ex alumnos del colegio Holland Park; una historia sobre la institución que hablaba de su transformación en una "escuela de yihadistas".

Seis ex alumnos del colegio fueron relacionados con los combatientes del Estado Islámico. Tres de ellos fueron asesinados en Siria, la cuarta fue una joven que fue condenada por contrabando; a la quinta la engañaron para llevar dinero de contrabando en su ropa interior, y se cree que el sexto está en Siria luchando con el Estado Islámico.

¿Así que el enlace de estos seis estudiantes con el extremismo islámico volvió a mi alma mater una escuela yihadista? Me reí, pero no por mucho tiempo. La prensa derechista de mi país, Inglaterra, siempre había tenido algo en contra de mi colegio. En 1970 lo nombraron la "institución comunista integral", y el nombre fue muy popular para las no tan buenas reputaciones de los estudiantes.

Por ejemplo, un chico con el que fumaba marihuana en los recreos, hacía parte de una pandilla que intentó robar 40 millones de euros en lingotes de oro de una bodega del aeropuerto de Heathrow en 2004. Estando en prisión preventiva, como un reo de alta seguridad en la cárcel HMP Bekmarsh, este chico tuvo el honor de compartir un ala de la cárcel con Abu Hamza y los extremistas islámicos que habían sido encarcelados por tratar de volar la discoteca Ministry of Sound.

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Pero puede un colegio radical hacerte una persona radical,¿sí o no? Sí. De eso se trataba el punto de Holland Park, llamado el Eton de los indisciplinados (por la prestigiosa universidad) en 1980, la década en la que los políticos dejaron de enviar a sus jóvenes hijos a otro lado que no fuera Eton. Si eras educado en Eton, terminarías siendo el presidente de un banco, o de una firma de abogados, o siendo el presidente de un país. Si ibas al colegio Holland Park, había más chance de que tus compañeros terminaran encabezando una lista de prófugos de la justicia.

Mohammad Nasser, un estudiante de Holland Park que fue asesinado luchando en el Estado Islámico, en junio de este año. 

¿Así que "las escuelas de terrorismo" terminaron superando el camino tradicional "del colegio a la prisión"? "puedo decir que realmente es una sorpresa", afirmó el autor, periodista y ex estudiante John Paul Flintoff, quien escribió de sus experiencias en su libro de 1998, Memoircomp. "Porque todos los yihadistas tienen que venir de algún lado, ¿Y por qué no del colegio Holland Park?

¿Pero qué hace a este colegio tan popular? Es hora de una corta lección de historia. El colegio abrió sus puertas en septiembre de 1958, empezando con optimismo y con un ethos igualitario. Los uniformes y las formaciones se prohibieron, las clases eran interdisciplinarias, las relaciones con los profesores eran informales y los castigos inexistentes. Era la institución insignia del agnosticismo, de tintes izquierdosos y con un buen precio, teniendo en cuenta de que estaba ubicado entre barrios ostentosos.

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El esquema tradicional de clases había sido abolido totalmente. Todos éramos iguales. Los políticos y las celebridades bohemias enviaban a sus hijos a ese colegio, así como los choferes de bus y las señoras de la limpieza. Holland Park era (y es) multicultural; 60% de los asistentes pertenecían a escenarios raciales étnicos que no eran blancos, y hablaban inglés como una segunda lengua. Pero entre 1970 y 1990 , sus estándares académicos se fueron desvaneciendo, su reputación se fue manchando y los padres de familias adineradas empezaron a mandar a sus hijos a colegios privados de nuevo.

Esa fue la época en la que yo ingresé. De hecho, cuando ingresé se podría decir que el colegio estaba en su peor punto: con 2.000 estudiantes, Holland Park era ahora un campus hostil sumergido en un sinfín de conflictos. Los alumnos eran apuñalados, y los enfrentamientos entre alumnos y profesores eran relativamente frecuentes; por ejemplo, una joven de mi clase tuvo peleas con tres profesores en un día. Luego otra vez, nuestro profesor de matemáticas perdió la cabeza e intentó abusar de una de nuestras compañeras de clase. Mis amigos y yo la defendimos, y yo recibí un golpe en la boca.

Holland Park en 1970.

Sin uniformes, las etiquetas de las marcas eran lo que predominaba. Muchos estudiantes deambulaban por los pasillos en ropa de diseñador y tennis costosísimos, muchos bajo su propio riesgo. Fui testigo de cómo una vez le robaron una sudadera Fila y unos tennis Diadora a un estudiante en el parque, dejándolo en camiseta y calzoncillos.

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Esta situación continuó durante un poco más de una década, pero tras las altas tasas de ausentismo en 1990, y muy malos de Ofsted, el ente del Gobierno que inspecciona los colegios, el rector Colin Hall fue asignado en el 2001 para encargarse del lugar. Hall mandó al diablo el orden establecido y devolvió el colegio a lo básico. Clases normales, y regresó los uniformes.

En el 2011 Ofsted realizó un muy buen reporte de lo que vio del colegio. La construcción antigua fue demolida para darle paso a una creación arquitectónica de 80 millones de euros que recordaba la figura de una gran prisión. Y por intentos oficialistas, el estilo académico del colegio cambió completamente.

Thorpe Lodge, una construcción histórica que está dentro del colegio.  

Esta controversia del "colegio de los yihadistas" casi acaba con el cambio de reputación que había obtenido el colegio, pero esto es algo que debemos considerar en contexto. El colegio Holland Park siempre ha sido un microcosmos de la vida moderna, y el extremismo es, tristemente, una parte de esto. Y no es que el colegio haya sido responsable, pues desde el primer día ha sido una institución que se dispuso a definirse a sí misma con una serie de objetivos muy loables.

Fue una de las primeras instituciones en tener políticas antiracistas y antisexistas. Éramos progresistas, políticamente correctos, incluso antes de que el término existiera, y lo sabíamos.

¿Entonces cuál es la gran lección de todo esto? En ese entonces, como ahora, el colegio está atrapado entre los sueños de padres, profesores y la mezcla de realidades sociales y raciales. Dejé el Eton de los yihadistas sin ni siquiera reclamar mis calificaciones, pero aprendí un par de cosas: que 28 gramos hacen una onza, que LSD significa dietilamida de ácido lisérgico y que, a pesar de las diferencias, somos todos iguales.

Holland Park me enseñó que debemos mirar a todos estos hechos pasados sin el recurso del miedo o el odio. Y eso es una lección que nunca olvidaré.