FYI.

This story is over 5 years old.

News

La Guía Vice para las Elecciones: Zombie Walk

El extendido uso despectivo del término "pejezombie", quizá no sea del todo justo.

México, julio de 2012. No voy a pretender haber leído el texto ­casi imposible de conseguir­ publicado por un par de investigadoras de la Universidad de Duke sobre el concepto de zombies, en el contexto del capitalismo contemporáneo; pero el extendido uso despectivo del término pejezombie para referirse a los fanáticos radicales de Andrés Manuel López Obrador, quizá no sea del todo justo. Es el mito del seguidor carente de identidad y de conciencia. Tampoco voy a defender los plantones, ni las pintas ni el performance de cagarse en la imagen de Enrique Peña Nieto, el PRI y Televisa por más nu radical que le pueda parecer a la hipsteria movilizada en las marchas recientes que NO organiza #YoSoy132.

Publicidad

La compra de voluntades en México ya puede ser ejecutada sin la necesidad de movilizar miles de personas, a menos claro que se corra el rumor de que aquella tarjeta prepagada de Soriana pueda ser cancelada. Ahí vemos que el zombie conformista revive para vaciar los estantes de las tiendas de supermercado de Ricardo Martín Bringas, el onceavo hombre más rico de México. En la actualidad la idea del zombie está asociada al consumismo capitalista, mayormente entendido como alguien sujeto a un discurso constante en los medios masivos de comunicación que va creando la idea falsa de "necesitar" y consumir la mayor cantidad posible de bienes en el menor tiempo para gozar del éxito. Esto crea una sensación de frustración entre el proletariado especialmente en épocas de crisis económicas. Necesitar ser exitoso en la vida promedio de un mexicano equivale a consumir más y eso es lo que promete el nuevo PRI.

El discurso del México exitoso de Enrique Peña Nieto apela directamente a la imagen que se forjó en el transcurso de su carrera política. Un tipo bien parecido, bien peinado y vestido, conservador con una guapa esposa que te invita a ser parte del sueño mexicano: “Te lo pagaré”, “Te daré más”, “Se verá reflejado en tu bolsillo”. Sin mucho que resolver y bajo la consigna de “toma lo que te dan pero vota por el PAN” muchos han aceptado el trueque firmado en cartones avalados por notarios. “Verás que te conviene”.

Publicidad

El nuevo PRI ha descubierto una nueva herramienta de poder que es compatible con el contexto democrático en el que ahora se mueve: el dinero. La gorra y la camiseta han sido dejadas atrás y la compra de votos ha evolucionado para mutar en zombies más sofisticados y perezosos. Los estadios se vacían de acarreados a la mitad de los discursos y ya ni de escenografía quieren servir. La lección de Soriana es para las autoridades electorales un enigma a resolver. De todos los delitos electorales denunciados a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) no hay uno solo que responsabilice a ningún partido por el uso de tarjetas, animales o despensas para la coacción del voto. Esa complicidad ambigua entre candidatos y votantes es igual de ancestral en los usos y costumbres de la política mexicana.

Enrique Peña Nieto en Al Jazeera.

Hay muchos que piden con urgencia que Andrés Manuel López Obrador desista y que dé vuelta a la página para empezar a trabajar en el cambio de poderes, ordenado y en paz, que México se merece. ¿Pero y si todos pretendiéramos que fue una elección limpia dentro de la legalidad y los límites de gastos? ¿Si dejáramos de pedir que se transparente el proceso y se castigue a quien, en un escandaloso contubernio con los poderes fácticos, es un megalómano que no acepta la derrota? ¿Se dejáramos de marchar por miedo ante el primer pendejo con iniciativa que desenfunda una pistola? Las posiciones de la izquierda partidista, y en especial las de Andrés Manuel López Obrador, no son del todo populares pero a diferencia de los zombies en permanente decadencia, sin voluntad propia y viviendo de la carne de otros, yo he visto un movimiento comunitario y de solidaridad.

Publicidad

Como observador electoral me tocó ver el recuento distrital donde, por ley, la diferencia menor al 1% de la votación entre el primer y el segundo lugar permitió hacer el recuento voto por voto, y los primeros en acudir con voluntarios fueron los simpatizantes del Movimiento Progresista. A diferencia de los que definen a los pejezombies como “tercos, necios, revoltosos, mal portados, subversivos, un montón de mugrosos y olorosos seres que emergen desde las villas miseria”, vi a ciudadanos convencidos de defender los votos que su candidato eventualmente habría obtenido. Llevaron alimentos, los compartieron. La torta y el refresco que usualmente hubiera rechazado con disgusto en algún mitin me cayó rebien tras las horas de contar y volver a contar los votos en un mar de mesas a la media noche. Estoy seguro de que no hubiera tenido la misma satisfacción al hacer mi despensa con un monedero electrónico, por mucha falta que me haga ese frasco de loción humectante para el cuerpo.

La escena del supermercado en

Shaun of the Dead.

@RomanCotera