Todas las fotos son de Frédéric Egli
Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:La Poney Session es, ante todo, una historia de cuatro amigos —Jean, Paul, Thomas y Bizmut— que cuando eran estudiantestuvieron la idea de organizar un gran evento para promover el snowboard en los Pirineos y así poder liar una buena fiesta.Vale, esto último era el objetivo principal, pero había que buscar una excusa… ¿no?"La Poney es nuestro bebé", dice Jean. "Durante 14 años ha ocupado nuestras noches y nuestros fines de semana".Cuando empezaron tenían tan pocos recursos —solo contaban con 500 euros de presupuesto— que tuvieron que recorrer muchas tiendas de skate para dar a conocer su causa y poder raspar algunos lotes de productos para ofrecer a los ganadores.En el segundo año acudió a la cita el doble campeón del mundo de snow, Mathieu Crépel, y ayudó a impulsar la Poney. Otra cosa que ayudó a posicionarlos en el mapa del sector fue que consiguieron atraer a los mejores DJs, que querían alejarse de los focos de las grandes estaciones de los Alpes.Cada año, y durante solo tres días, estos chicos se afanan en transformar la estación familiarde Salint-Lary Soulan para convertirla en el lugar de encuentro de todos los aficionados del suroeste de Francia. Es una competición de snow inscrita en el World Snowboard Tour que reúne a algunos de los mejores riders… además de tener también una competición de skate y varios conciertos en el gimnasio del pueblo."Simplemente empezamos porque teníamos ganas de crear un evento que tuviera a partes iguales entretenimiento, buen humor y fiesta", explica Jean. A diferencia de lo que hay en los Alpes, donde existen muchos de estos eventos, no hay nada parecido en los Pirineos —exceptuando obviamente la Poney Session— que combine deporte y música de esta forma.Solo con ir una vez comprobarás por qué ha triunfado tanto la Poney Session: el acento de los lugareños, que parece que lo digan todo cantando, la espontaneidad de todo el mundo, el buen humor que impera a todas horas… y sobretodo el gusto por la buena comida —¡y la bebida!—.La Poney se ha convertido en un evento imprescindible en el calendario francés. Desde el primer día de competición se ven hordas de chicos que se acercan a Saint-Lary para disfrutar de la nieve y de las rondas de los que compiten. El objetivo es sencillo: pasar un buen rato con los amigos y compartir la pasión por el snowboard —y por la fiesta, claro.En la Poney Session se encadenan cervezas y se escucha buena música hasta la madrugada para disfrutar de la estación de esquí cuando sale el sol. Viene gente de todas partes, también y todos los participantes acaban diciendo lo mismo: "Esto es tremendo, no hay nada como esto durante el invierno".Básicamente, un día en la Poney se ejecuta como siempre hubiera tenido que ser el esquí: pegarle duro por la mañana, descansar para comer mientras se ve una competición de snowboard y a la vez se escucha electro, presenciar rondas una y otra vez, un aperitivo mientras se observa a los skaters y finalmente una noche conociendo gente interesante al ritmo de la buena música. Ni más ni menos que Vitalic se personó en la edición de este año.Este año consiguieron atraer 1.200 personas en los conciertos nocturnos. "Traer a más de mil personas en invierno no es nada fácil", dice Jean. "En verano no es complicado, vas a Hossegor o Biarritz, te pones una toalla y puedes dormir en la playa o en el coche. En la Poney tratamos de ofrecer un evento de calidad y garantizar que las personas puedan alojarse, ya que es simplemente imposible dormir en la montaña".Todos los años, Jean y sus amigos acaban la Poney agotados pero satisfechos con el trabajo realizado… e inmediatamente se ponen a pensar en la próxima edición. ¿Que cómo será la del año que viene, dices? Pues no lo sé: habrá que ir a descubrirlo.
Más acción: Así es jugarte años de entrenamiento en tres segundos
Publicidad
Publicidad