Relaciones

Gente con pareja nos dice por qué debemos seguir solteros

Varias personas con pareja te recuerdan lo afortunado que eres por seguir soltero en este mundo lleno de cosas hechas para dos
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14 de febrero, esa fecha. Nunca pasa desapercibida aunque trates de ignorarla. Los constantes anuncios de la televisión ofreciendo el regalo perfecto, las pizzas en forma de corazón de Telepizza, los 2x1 en balnearios románticos donde nunca hay sitio para los solteros. Hasta hay una lotería nacional especialmente hecha para este día especial, como si solo aquellos que son queridos por alguien tuviesen derecho a recibir (todavía más) suerte.

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Así que este artículo es para ti, que repites cada año que el día de San Valentín es una invención del capitalismo, que nunca has celebrado ni celebrarás tan absurda fecha, que presumes de que está hecho para individuos patéticos con vidas insulsas. Este artículo es para ti, porque sabes que el odio nace del resquemor por no poder compartir ese smothie de bacon del Five Guys. A continuación, varias personas con pareja te recuerdan lo afortunado que eres por seguir soltero en este mundo lleno de cosas hechas para dos. Feliz San Valentín.



— Natalia, 30 años: “A todos nos preparan para tener pareja. Por supuesto, te explican lo bueno (no entraré, ya te lo debes saber); y también te avanzan alguna nimiedad mala, como los pelos en la ducha, que no dejen el mando de la tele donde a ti te gustaría o tener que dar unas mínimas explicaciones si vas un martes a tomar algo con los del trabajo y te lías y no vuelves a casa hasta las cinco de la mañana. Pero no te lo cuentan todo, todo. A mí no me prepararon para encontrar uñas por mi piso. Uñas que, por grosor y amplitud, son claramente de los pies. Por todo el piso. No en el baño, que entiendo que es el lugar en el que se lleva a cabo el pulido corporal, no: en la habitación, en el salón, incluso en la cocina. Uñas que ni siquiera se han desprendido con el utensilio pertinente; sino que, por el corte irregular, se adivina que han sido arrancadas de cuajo. Encima, cuando recoges la prueba, la llevas al sospechoso –culpable de facto, porque, a ver, es evidente– y la muestras acusándole, te contesta: “Debe ser del gato”. Total, solteros, que yo sigo teniendo pareja y todo bien, muy felices. Pero que no os engañen: en pareja hay mucha mierda que tolerar. Antes de liaros en una relación, pensad si estáis dispuestos a soportar uñas ajenas o si las únicas que queréis encontrar son las vuestras (y las del gato)”.

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Kiko, 27 años: “Mi relación me ha quitado la carne, las masturbaciones matinales y las natillas de chocolate”.

— Gabriel, 31 años: “La problemática más grande actual de la vida en pareja es que las matemáticas juegan siempre en contra de la vida conyugal : un mando, una tele una cama y sobre todo un baño. Los cálculos no dan y nos joden el día a día. En la vida single estas cosas no pasan”.

— Madalena, 26 años: “Primero está lo básico: tienes que comerte con patatas las quedadas semanales de la familia de tu pareja, aunque no te caigan bien. También está el hecho de que tu libertad pasará a estar condicionada, porque aunque hagas lo que te dé la gana, siempre tendrás que comunicárselo antes, como cuando tu madre te preguntaba a dónde ibas cada vez que salías de casa. Así que adiós a la espontaneidad.

Por otra parte están todas esas cosas de las que nadie te avisa. A partir de ahora tendrás dos casas, y eso significa que toda tu ropa, maquillaje y cremas dejarán de vivir en tu habitación para pasar a vivir en un limbo, sin lugar propio, un poco por todas tus mochilas, entre el asiento trasero de tu coche y el baño de tu pareja. Tus armarios se convertirán en bolsas dispersas por el mundo y, cuando quieras ponerte esa camiseta que te resalta las tetas, te darás cuenta de que está en la 'otra bolsa', esa que está en casa de tu novio, justo al lado de la caja de pizza que llevas días pidiéndole que tire. Empezarás a encontrarte vello púbico en la ducha y la tapa del váter abierta con gotas de pis.

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Así que no empieces en una relación al menos que estés muy enamorada y que él te coma muchas veces el coño, porque inevitablemente llegará el día en el que os sentaréis en sofas separados viendo series diferentes cada uno en su pantalla y a él le parecerá que el único esfuerzo que le toca hacer es bajarte las bragas cuando estás apunto de quedarte dormida”.

— Judith y Álvaro, 29 y 30 años:

Álvaro: Si estuviéramos solteros podríamos ver La isla de las tentaciones sin pensar que Judith es como Fani.

Judith: Y tú como Cristofer.

Álvaro: Y yo como el pobre Cristofer.

— Paula, 26 años: “Piensa que cuando estás soltero no llenarás tu feed de Instagram con fotos en atardeceres acompañadas de textos lacrimógenos que no le importan a nadie. ¿Necesitas alguna razón más?".

— Herma, 40 años: “Existe un estudio científico donde se demuestra que una vez pasados los 3 años de relación estable toda esa borrachera sentimental, pasional y sexual desaparece, nuestra carga química es incapaz de producir más 'amor'. Incluso la forma de afrontar como depredadores infieles una relación es prácticamente absurda, y creo que por eso se perpetua en onomásticas o invenchiflas como la que se da el 14 de febrero.

Yo, como ser totalmente adaptativo, intento mantenerme al margen e incluso revindico desde la trinchera que supone la relación esa revuelta a seguir soltero. Eso sí, en voz bajita, conmigo mismo y en catalán, como seguramente lo haría Aznar. Saltando como una mantis religiosa, de ramita en ramita, sigo camuflado y resignado a no seguir solo, ya que al fin y al cabo, si hay una decadencia peor que la de mantener una relación, es la de estar solo (o al menos a solas conmigo)”.

Rubén, 34 años: “Si estás soltero no tienes por qué esperar a nadie para ver el puto último capítulo de The New Pope”.

Raquel, 30 años: “Yo, que me he deslizado casi toda la vida por las lianas del amor cual Tarzán, pasando de una a otra relación como una drogadicta de la pasión, he tropezado siempre en esa piedra que es idealizar el amor. La serotonina y la dopamina que segrega tu cerebrito cuando conoces a alguien y empieza todo es tan agradable y adictiva que es difícil pasar a la segunda base de la relación, esa en la que llega la agradable estabilidad, la fiel rutina. Pero es ahí cuando la figura que tanto idolatras se va oxidando poco a poco y mutando hacia los (también bonitos) claroscuros de la realidad. No es culpa suya, por supuesto, sino de mi propia enajenación mental. Oh, tú, soltero, disfruta de esos pensamientos platónicos del amor ideal porque nunca llegarán a ser como te los imaginas en tus sueños. Emborráchate, sal de fiesta sin parar, vuélvete loco en Tinder, ¡con lo bonito que es pasarlo bien cuando te equivocas una y otra vez mientras esperas al amor de tu vida! Porque, cuando finalmente llega, bueno, será tuyo para siempre. Y no hay algo menos estimulante que algo que dura para siempre”.