El círculo vicioso de la brutalidad policial en Turquía

Hace nueve meses, Berkin Elvan fue herido en la cabeza por una granada de gas lacrimógeno que fue disparada por la policía antidisturbios turca durante las protestas generalizadas antigobierno. Berkin falleció anoche, tras pasar 269 días en coma. El suceso ha provocado escenas que recuerdan demasiado a las que se vivieron el día que fue herido.

Elvan iba a comprar el pan cuando recibió el disparo. Desde entonces se convirtió en el símbolo de la brutal respuesta policiaca ante los levantamientos, que ha dejado miles de heridos y siete muertos. Cuando se dio la noticia, el martes por la mañana, los manifestantes se sumaron al luto de la familia desde las puertas del hospital de Estambul, donde estaba ingresado Elvan. La policía antidisturbios también hizo acto de presencia, lo que fue tomado como una provocación por parte de algunos manifestantes que cargaron contra la camioneta en la que iban.

Las protestas se prolongaron hasta la noche. Los manifestantes alzaban barras de pan simbolizando la inocencia de Elvan, tiraban piedras a la policía y quemaban contenedores. La policía volvió a usar gas lacrimógeno, sin dar muestras de haber aprendido la lección. Algunas fuentes afirman que hubo otra persona herida al ser golpeada en la cara por una granada de gas lacrimógeno.

Dos mil personas se reunieron en Ankara para manifestarse, y también hubo protestas en Antalya e Izmir.

El país entero ha estado pendiente del funeral de Elvan.