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Elecciones 2016

Hablamos con el chico que se ha hecho viral denunciando la facilidad del fraude electoral

Este joven de Barcelona ha visto con sus propios ojos los problemas del sistema de escrutinio. Sobres sellados abiertos, votos de sobras en las urnas y votos por correo abandonados encima de una mesa.

"Lo siento, es largo, pero si no lo digo reviento" empieza diciendo Christian Avilés, ciudadano de a pie que le ha tocado ser presidente de la mesa 149-A del distrito dos de Barcelona. Horas después de llegar a casa, y tras una larga y dura jornada electoral, escribe una carta abierta en Facebook que ha sido compartida más de 30.000 veces cuando estamos escribiendo esto.

"Hace un rato que he llegado a casa después de ser presidente de una mesa electoral en Barcelona y aún estoy alucinando" continua el testimonio del chico de 34 años. Era la primera vez que le había tocado estar en una mesa electoral, aunque ejerce su derecho al voto desde los 18.

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Christian explica que después del recuento de anoche faltaron un par de votos que no aparecían y al denunciarlo ante la responsable de la junta electoral le contesto "eso es normal, nunca cuadra". Chistian insistió, aquello tenía que cuadrar… la respuesta que recibió fue "es igual, en este caso los votos que no se encuentren se ponen en blanco y ya está".

Según explica a VICE, el apoderado del PP le guiñó un ojo e insistió en declarar los votos que faltaban como votos en blanco, "vamos, lo que se hace siempre" añadió. Cuando contestó que no, que luego no se podría cuadrar llegó su primera sorpresa. "¿Qué hay que cuadrar?" le dijo. Después de firmar el acta todos los votos van a la basura. "¿Cómo? ¿No los tengo que llevar al juzgado escoltado por la policía? " preguntó a los interventores. "Claro que no, tú a los juzgados llevas solo las actas con los resultados finales".

¿Quién me dice que no hay pueblos donde cogen todos los sobres de [voto por] correo y los cambian por otros? ¡Están todo el día encima de la mesa y nadie los custodia!

Muchos jóvenes desconocen cómo es el sistema de escrutinio español, bastante más rudimentario que el de otros países. "pensad en un pueblo o ciudad pequeña de esas de la España profunda donde todos se conocen —reflexiona Christian— se juntan los tres de la mesa y rellenan lo que les sale de los huevos porque no hay que entregar luego los votos para demostrar nada. De hecho, si hubiera querido, yo mismo hubiera alterado los resultados, pues en muchos ratos del día hemos estado solos en la mesa dos personas".

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"La gente estaba contando en voz alta y la verdad es que distraía muchísimo. Yo mismo me desconté algunas veces, por lo que pedí a la gente silencio. Parece ser que lo conseguí" relata. Opina que el sistema está muy mal hecho, porque la gente se fía de los otros y las papeletas acaban en la basura.

Christian Avilés también denuncia el lamentable sistema de voto por correo, al que califica de "cachondeo". A primera hora de la mañana, según explica, le entregaron un fajo de sobres con los votos por correo, pero a la hora de la verdad, según dice, el control es mínimo, por no decir que es nulo en algún momento.

La mitad de la gente no sabía qué tenía que votar, quiénes eran los que se presentaban, ni para qué sirve el Senado

Christian nos explica que por ejemplo durante la hora de comer él mismo podría haber cambiado la papeleta de dentro de los sobres y nadie se habría dado cuenta. "¿Quién me dice que no hay pueblos donde cogen todos los sobres de [voto por] correo y los cambian por otros? ¡Están todo el día encima de la mesa y nadie los custodia!". Christian tomó la precaución de esconderlo en una mesa extra que tenía justo detrás suyo, pero en otras mesas no había espacio para ponerlas e incluso podían llegar a perderse.

Lo que para Christian fue el colmo fue el escrutinio del Senado. Explica que él mismo se percató de que la mitad de la gente no sabía qué tenía que votar, quiénes eran los que se presentaban, ni para qué sirve el Senado.

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La gente mayor preguntaba a los integrantes de la mesa dónde tenían que poner la X, por no decir que había muchos hijos que ponían la papeleta dentro de los sobres de sus padres, un problema que él considera menor. "¿Quién soy yo para determinar si una persona está capacitada o no para votar?", se pregunta.

Justamente durante estas elecciones Podemos ha denunciado un posible "carreteo" de votos de ancianos gallegos que no sabían ni qué día era. En Huelva parece que ha habido un intento de compra de votos a cambio de comida.

Para ser presidente de mesa solo tienes que tener más de 18 años y saber leer y escribir. No hay ningún otro filtro. No entiendo por qué si es un sistema a sorteo hay gente que les toca más de una vez estar en las mesas electorales

"Os acordáis de cuando elegíais delegado de clase en el cole?", prosigue Christian. "Se iban poniendo nombres y se marcaba una X cada vez que alguien votaba. Luego se sumaban las X y listos. Pues así pero con una lista de más de mil X en la que se pueden marcar máximo tres casillas. Hay gente que solo marca una o dos, con lo que el número final de votos no tiene porqué coincidir con el número total de votantes". En el caso del senado tampoco se guardan las papeletas de color salmón.

Después de una hora poniendo X y contándolas una a una nadie ha comprobado después las capacidades del chico por sumar grandes cifras a base de palitos. "Si hubiera querido me hubiera inventado los resultados del senado y no hubiera pasado nada", nos dice.

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Cuando él acabó los presidentes y los vocales de las otras mesas tampoco estaban. No había nadie más

Cuando finalmente ha cogido las actas, las ha metido en un sobre y las ha llevado él mismo a los juzgados en moto ha comprobado que delante suyo había otros presidentes de mesa con las actas dentro de un sobre que claramente había sido reabierto (porque probablemente no habían depositado toda la documentación), a los que les han preguntado por qué estaban abiertos y se han limitado a poner un celo.

Él mismo asegura que en dos ocasiones ha tenido que reabrir los sobres firmados en la solapa por él mismo porque había material que no se había acordado de incluir. Que quede claro que lo que denuncia no es un caso de fraude, sino un sistema de escrutinio que lo propicia.

La gente prefiere acabar rápido a volver a contarlo todo, incluso las interventoras marcharon antes que yo

"La gente prefiere acabar rápido a volver a contarlo todo, incluso las interventoras marcharon antes que yo", explica Christian. Justo entonces relata que hubiese sido poco complicado alterar los resultados.

"Para ser presidente de mesa solo tienes que tener más de 18 años y saber leer y escribir. No hay ningún otro filtro. No entiendo por qué si es un sistema a sorteo hay gente que les toca más de una vez estar en las mesas electorales", dice.

Según él, es un sistema muy obsoleto y explica que es extremadamente fácil tachar a ciudadanos como si hubiesen asistido a las urnas y camuflar votos de más con las papeletas que le dé a uno la gana. Además, según explica, cuando él acabó los presidentes y los vocales de las otras mesas tampoco estaban. No había nadie más.

Christian también reflexiona sobre el gasto que representa tanto en papel como en dinero y cree que entre todos deberíamos apostar por un sistema más ecológico: "Tengo un amigo venezolano y allí el voto es electrónico. Me explica que allí votan hasta los muertos. La corrupción siempre encuentra una grieta para colarse, pero al menos que no lo tenga tan fácil".