"Lo siento, es largo, pero si no lo digo reviento" empieza diciendo Christian Avilés, ciudadano de a pie que le ha tocado ser presidente de la mesa 149-A del distrito dos de Barcelona. Horas después de llegar a casa, y tras una larga y dura jornada electoral, escribe una carta abierta en Facebook que ha sido compartida más de 30.000 veces cuando estamos escribiendo esto."Hace un rato que he llegado a casa después de ser presidente de una mesa electoral en Barcelona y aún estoy alucinando" continua el testimonio del chico de 34 años. Era la primera vez que le había tocado estar en una mesa electoral, aunque ejerce su derecho al voto desde los 18.
Publicidad
Muchos jóvenes desconocen cómo es el sistema de escrutinio español, bastante más rudimentario que el de otros países. "pensad en un pueblo o ciudad pequeña de esas de la España profunda donde todos se conocen —reflexiona Christian— se juntan los tres de la mesa y rellenan lo que les sale de los huevos porque no hay que entregar luego los votos para demostrar nada. De hecho, si hubiera querido, yo mismo hubiera alterado los resultados, pues en muchos ratos del día hemos estado solos en la mesa dos personas".¿Quién me dice que no hay pueblos donde cogen todos los sobres de [voto por] correo y los cambian por otros? ¡Están todo el día encima de la mesa y nadie los custodia!
Publicidad
Christian nos explica que por ejemplo durante la hora de comer él mismo podría haber cambiado la papeleta de dentro de los sobres y nadie se habría dado cuenta. "¿Quién me dice que no hay pueblos donde cogen todos los sobres de [voto por] correo y los cambian por otros? ¡Están todo el día encima de la mesa y nadie los custodia!". Christian tomó la precaución de esconderlo en una mesa extra que tenía justo detrás suyo, pero en otras mesas no había espacio para ponerlas e incluso podían llegar a perderse.Lo que para Christian fue el colmo fue el escrutinio del Senado. Explica que él mismo se percató de que la mitad de la gente no sabía qué tenía que votar, quiénes eran los que se presentaban, ni para qué sirve el Senado.La mitad de la gente no sabía qué tenía que votar, quiénes eran los que se presentaban, ni para qué sirve el Senado
Publicidad
"Os acordáis de cuando elegíais delegado de clase en el cole?", prosigue Christian. "Se iban poniendo nombres y se marcaba una X cada vez que alguien votaba. Luego se sumaban las X y listos. Pues así pero con una lista de más de mil X en la que se pueden marcar máximo tres casillas. Hay gente que solo marca una o dos, con lo que el número final de votos no tiene porqué coincidir con el número total de votantes". En el caso del senado tampoco se guardan las papeletas de color salmón.Después de una hora poniendo X y contándolas una a una nadie ha comprobado después las capacidades del chico por sumar grandes cifras a base de palitos. "Si hubiera querido me hubiera inventado los resultados del senado y no hubiera pasado nada", nos dice.Para ser presidente de mesa solo tienes que tener más de 18 años y saber leer y escribir. No hay ningún otro filtro. No entiendo por qué si es un sistema a sorteo hay gente que les toca más de una vez estar en las mesas electorales
Publicidad
Cuando finalmente ha cogido las actas, las ha metido en un sobre y las ha llevado él mismo a los juzgados en moto ha comprobado que delante suyo había otros presidentes de mesa con las actas dentro de un sobre que claramente había sido reabierto (porque probablemente no habían depositado toda la documentación), a los que les han preguntado por qué estaban abiertos y se han limitado a poner un celo.Él mismo asegura que en dos ocasiones ha tenido que reabrir los sobres firmados en la solapa por él mismo porque había material que no se había acordado de incluir. Que quede claro que lo que denuncia no es un caso de fraude, sino un sistema de escrutinio que lo propicia.Cuando él acabó los presidentes y los vocales de las otras mesas tampoco estaban. No había nadie más
"La gente prefiere acabar rápido a volver a contarlo todo, incluso las interventoras marcharon antes que yo", explica Christian. Justo entonces relata que hubiese sido poco complicado alterar los resultados."Para ser presidente de mesa solo tienes que tener más de 18 años y saber leer y escribir. No hay ningún otro filtro. No entiendo por qué si es un sistema a sorteo hay gente que les toca más de una vez estar en las mesas electorales", dice.Según él, es un sistema muy obsoleto y explica que es extremadamente fácil tachar a ciudadanos como si hubiesen asistido a las urnas y camuflar votos de más con las papeletas que le dé a uno la gana. Además, según explica, cuando él acabó los presidentes y los vocales de las otras mesas tampoco estaban. No había nadie más.Christian también reflexiona sobre el gasto que representa tanto en papel como en dinero y cree que entre todos deberíamos apostar por un sistema más ecológico: "Tengo un amigo venezolano y allí el voto es electrónico. Me explica que allí votan hasta los muertos. La corrupción siempre encuentra una grieta para colarse, pero al menos que no lo tenga tan fácil".La gente prefiere acabar rápido a volver a contarlo todo, incluso las interventoras marcharon antes que yo