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FIGHTLAND

Entre Volcanes y Valquirias: Hablamos con la primera peleadora de Islandia

Sunna 'Tsunami' habla sobre entrenar con Conor McGregor y nos dice cómo es ser la primera peleadora en un país donde el MMA aún es ilegal.

Foto por Baldur Kristjans

En Islandia, la naturaleza es digna de respeto e infunde miedo. Todo el país expulsa calor y frío: treinta volcanes activos soplan vapor mientras los vientos árticos hacen que la temperatura sea de hasta -30 grados centígrados en el norte. Entonces tiene sentido que la primera peleadora de Islandia lleve el nombre de un fenómeno climático catastrófico.

Sunna 'Tsunami' Davíðsdóttir, de 30 años de edad tiene poco en el mundo de las peleas. "Empecé a entrenar a los 25 años", dice vía Skype. Firmar contrato con la promotora femenil Invicta FC después de tan poco tiempo "se siente increíble", dice. "Es irreal. En ese entonces no me di cuenta en lo que me estaba metiendo o donde estaría ahora".

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Sunna está ahora en una posición por la que muchos darían un riñón. Da clases y entrena en el gimnasio Mjölnir. Sus compañeros de entrenamiento incluyen a las estrellas de UFC Conor McGregor y Gunnar Nelson. El océano, las montañas y la naturaleza están muy cerca y si todo sale como lo planea, también la gloria estará a la vuelta de la esquina.

Foto por Baldur Kristjans

Su camino hasta ahora ha sido tranquilo. A pesar de tener la reputación de ser hogar de los peleadores más feroces del planeta —los Vikingos— los deportes de combate siguen siendo técnicamente ilegales en Islandia. Los contendientes no obtienen mucho apoyo del estado. Al hacer malabares con varios trabajos, entrenamiento y una hija pequeña —quien también entrena para pelear— nunca será fácil.

"Los últimos años han sido difícil", dice Sunna. "Como peleadora amateur en Islandia no obtienes dinero ya que e ilegal. Cada vez que peleaba tenía que pagar todo yo. Conducía un taxi, trabajaba en bares, horas extra y luego entrenaba. Puede ser pesado. A veces tenía que acotarme a meditar durante veinte minutos porque tenía demasiado en la mente".

Foto por Baldur Kristjans

A principios de este año renunció a sus trabajos para prepararse, ser entrenadora y pelear a tiempo completo. Con la esperanza de alentar a más mujeres islandesas para que participen en el deporte —por lo menos para que sean compañeras de entrenamiento— Sunna tiene un grupo de entrenamiento para mujeres, nombrado en honor a las Valquirias de la mitología nórdica.

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"Las valquirias son figuras femeninas supernaturales. Son muy fuertes. Cabalgan en caballos grandes. Tienen escudos y espadas", dice. "En los campos de batalla deciden quien muere y quien vive y se llevan a los merecedores al Valhalla".

Sin embargo, hasta que llegue ese glorioso día la mayoría de sus compañeros de entrenamiento son hombres. Y vaya hombres con los que entrena.

"Gunnar y Conor probablemente pesan más de 20 kilos que yo", dice Sunna. "Gunnar es peso wélter. Conor peso ligero. Yo soy peso paja. Conor es un tipo buena onda. Sabe lo que está haciendo, es un buen peleador y buen amigo, además de que es un buen compañero de entrenamiento. Respeta mucho a los demás. Es lo que he notado".

Foto por Snorri Björns

Foto por Snorri Björns

Foto por Snorri Björns

¿Y Gunnar?

"Lo admiraba desde antes de empezar a entrenar", dice Sunna. "Tiene todo. Es buen peleador, buena persona, buen ser humano. Habla con tranquilidad. Nos da una vibra positiva a todos y somos amigos. Siempre será el número uno para mí. Mi hija también lo admira mucho".

Pensar en dúos madre-hija en las peleas de inmediato me hace recordar a Ronda Rousey, pero la relación de Sunna y su hija de once años parece lo contrario: No existe la horrible presión a la que Rousey era sometida por su madre.

"No me interpongo en su camino. No la presiono para que haga algo que no quiere. Ha intentado otras cosas pero siempre regresa a esto. Puedo verla comenzando su carrera para cuando yo esté terminando la mía. Tiene once años y yo estoy por cumplir 31 así que no me sorprendería que empiece a dar sus primeros pasos de su carrera.

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"Lo que sea que haga siempre estaré apoyándola al cien por ciento".

A diferencia de Ronda Rousey quien escribió en su autobiografía sobre que su mamá la atacaba con sumisiones, en este caso mini Tsunami es la que comienza los ataques.

"Tenemos momentos —mi cama es enorme— y ella termina atacándome y encajando barras de brazo. ¡Yo soy la que tiene que escapar!".

Foto por Baldur Kristjans

Al mirar hacia delante —contemplando su carrera, el futuro de su hija, el futuro de las peleas en Islandia— Sunna "Tsunami" se siente calmada y contenta, a pesar de su apodo.

"Creo que he encontrado el balance para hacer que esto funcione", dice. "Estoy feliz en Invicta. Disfrutaré cada momento. UFC está cerca: Espero estar ahí algún día. Espero experimentar mucho en este viaje. Tal vez me mudé allá cuando termine con Invicta. Primero tengo que conseguir ese cinturón. Luego buscaré el de UFC también".

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