registros Akáshikos
Ilustración por @angelicaliv
Salud

Ingresé a mis archivos del alma para encontrar respuestas en otra dimensión

¿Qué son los registros Akáshicos? ¿cómo se leen? ¿es un camino que todos debemos transitar para encontrar algunas respuestas sobre nosotros mismos?

He pasado años intentando entender el porqué de las cosas. Todavía lo intento. Y bajo esta incertidumbre me sumerjo en diferentes prácticas con la intención de buscarle una explicación a ciertos hechos que me suceden. Siempre tengo alguna piedra energética al lado de mi cama, un mazo de cartas de tarot dentro de un cajón cercano y una vez al año leo mi carta astral junto a un cuaderno de instrucciones que me compré en la adolescencia. Siento que algunas de estas prácticas, a las que habitualmente recurro, sirven para encontrar la razón de mis impulsos; y que, eventualmente, pueden darme una respuesta sobre mi propósito en esta vida. Respuestas que en forma directa, el psicoanálisis, a veces, no me da.

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Hace poco hice una apertura de registros Akáshicos. Una sesión donde, a través de una pantalla y con los ojos cerrados, mi alrededor pasó a otra dimensión junto a una terapeuta que poco tiene que ver con lo que conocemos como convencional. Ella se encargó, con mi consentimiento, de abrir mis archivos del alma, y pudo encontrar, a partir de ellos, explicaciones de ciertos hechos claves que sucedieron en mi pasado, se encuentran en mi presente y eventualmente serían parte de mi futuro.

A veces, esta búsqueda de explicaciones nos ayuda a reforzar algunas cuestiones que percibimos de manera consciente. ¿Qué tengo que aprender de este trabajo? ¿Qué me une a esta persona? Estas respuestas nos la darán los maestros y guías espirituales que se encuentran en otra dimensión. Y a partir de ese momento, todas nuestras sospechas se verbalizan, bajan a tierra y comienzan a ser parte de nuestros días.

¿Qué son los registros Akáshicos?

Hablamos de archivos del alma. "Akáshico" viene de ākāśa (akasha), término del antiguo idioma sánscrito que significa alma, espacio, cielo o éter. Es el lugar donde está toda la información universal. Donde podemos encontrar el pasado, el presente y el futuro potencial. Fue Helena Blavatsky, fundadora del movimiento teosófico a finales del siglo XIX, quien afirmó que a través de los registros Akáshicos, se podía encontrar el Ákasha –la fuerza de la vida–. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX que el concepto de registros Akáshicos comenzó a popularizarse a través de algunas personas expertas en el estudio del Ákasha, cómo Annie Besant y Edgar Cayce, quienes hablaron abiertamente de las lecturas o archivos del alma. Ellos practicaron la apertura de los registros a través de la meditación, la hipnosis y una extrema concentración que los llevaba a niveles elevados de conciencia, llegando así a otras dimensiones.

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En esta ocasión me contacté con Natalia Cofré Keheler, terapeuta complementaria holística. La terapia complementaria holística acompaña y complementa cualquier otra terapia o tratamiento. Ella también hace Reiki –donde utiliza la imposición de manos para transmitir energía–.

Natalia me propone un día y horario, al atardecer, para hacer la sesión de manera virtual. Es una mujer joven, tiene la voz suave y me transmite tranquilidad. Cuenta que “una vez que abrimos los registros entramos a otra dimensión, donde el tiempo no existe. Los seres humanos tienen su propio registro, también los animales, las plantas, hasta los espacios donde vivimos. En esta dimensión podemos ver lo que vivió un alma en todas sus reencarnaciones y también podemos ver lo que vivirá”. Sin embargo, los registros Akáshicos no tienen nada que ver con la futurología o las predicciones. Toda la información que existe en el éter no tiene tiempo. “Se trata de un espacio donde las personas pueden traer un tema específico para hablar y centrarnos en eso. Quizás tu alma ya lo vivió y conoce lo que estás nombrando, que puede ser una inquietud sobre un trabajo, una relación, una mudanza o un problema familiar”, aclara.

¿Cómo se leen?

Es esencial dar el nombre completo y fecha de nacimiento. Las sesiones suelen durar dos horas aproximadamente. Según Natalia, hay diversas maneras de hacer esta lectura. “Una vez que comenzamos la persona que la da puede tener los ojos cerrados o abiertos. Yo los tengo cerrados, porque veo con mi tercer ojo. Me considero un canal de información, a mí me llegan imágenes, nombres, lugares y escenas. Las comunico tal cual los maestros y guías me la dan. Por otra parte, hago una oración de apertura y otra de cierre. Eso me sirve para orientarme”.

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Natalia dio inicio a la sesión. Nos conectamos al atardecer con las pantallas enfrentadas. Con los ojos cerrados hizo una limpieza energética acompañada con unos ejercicios de respiración. Natalia me pide que visualice una luz blanca arriba de mi cabeza, me dice que una luz recorrerá mi cuerpo. Siento un nudo en mi garganta. No abro los ojos. Ella me nombra partes del cuerpo: el pecho, el plexo, y me dice que la luz trabajará desde ahí y se expandirá hacia todas las direcciones posibles.

"Pido a la energía de la alta vibración que me permitan ingresar a los registros Akáshicos para solicitar información para mi bien, para el bien de todos los involucrados y al servicio del bien mayor. Los registros están abiertos”

Inmediatamente me habló de seres que acompañan la sesión. Me contó que no es la primera vez que los ve en un encuentro. “Veo familiares de las personas a las que les abro los Registros, casi siempre aparece alguno que sigue en este plano; en ese momento ayudo a elevar su alma. Pido luz y hago una oración”.

“Hay un hombre que sigue en este plano. Está sentado en un sillón en una casa grande”

Comenzó a describirme el living de mi casa de mi infancia. La puerta de entrada, las ventanas, los sillones y ahí estaba él. Le digo que puede ser mi papá, quien falleció hace diez años atrás. Natalia me dice que pedirá luz y lo ayudará a elevarse, porque él sigue ahí en esa casa, arraigado.

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Siento mis huesos aflojarse, mi respiración es pesada, hago consciente cada suspiro. Le pregunto si ve a alguien más. Natalia me comenta que apareció mi guía, es varón, se llama Ernesto y siempre está a mi derecha. Los guías espirituales, también llamados ángeles o maestros, son los que le brindan información sobre mis archivos del alma. 

“Cada persona tiene uno o varios guías que nos acompañan en cada encarnación. A quienes pueden sentirlos desde pequeños o nunca sentir nada y no tener interés. Sin embargo, cuando trabajamos nuestra parte espiritual podemos sentirlos más cerca, ya sea haciendo meditación o yendo a una terapia complementaria, como son los registros Akáshicos o Reiki, por ejemplo. Estos guías nos asisten si nosotros se lo pedimos y nos acompañan permanentemente”, dice.

“Tu guía me muestra el mar. Estás sentada, escribiendo en un cuaderno”

Mi memoria me lleva directamente a un acantilado en una playa prácticamente desierta, a la que fui cuando tenía 23 años. Me veo a mi misma arriba de una roca gigante, a la orilla de un mar inmenso, la corriente viene hacia a mí y tengo un cuaderno en la mano.

“Ahora me muestra de nuevo el mar, pero en otro sitio, una ciudad grande”.

Recuerdo un pueblo que había buscado en Google meses atrás, retomo en mi memoria una escena con amigos en Barcelona, un sitio al que quiero volver.

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Le hablo a Natalia de mis amistades, de personas que quiero, le pregunto sobre la posible unión con dos mujeres que forman parte de mi vida. 

“A la primera no las une el pasado, no se conocen desde otras vidas, pero las veo en un aeropuerto, ella llega tarde, estás nerviosa, pero finalmente pueden subirse a un avión. Es un viaje por Latinoamérica. Con la otra persona si se conocen desde antes, tu guía me dice que fueron hermanos varones en otra vida”. 

Una sonrisa se dibuja en mi cara. Parte de mí intuía esa respuesta. Con Belén, la segunda persona por la que pregunto, tenemos una conexión especial desde el día que nos conocimos –en esta vida– hace dos años atrás. Un reencuentro que, evidentemente, esperábamos ambas. 

Mi cuerpo se encuentra cansado. Acordamos detener el viaje hacia otras dimensiones, luego de horas de concentración extrema. 

Natalia cerró la sesión con otra oración y cuenta que una vez que cierra los registros se olvida de todo. “Si me queda algo dando vueltas, que a veces puede pasar, hago algo mundano, tiro la basura o me baño. Hago cosas que me devuelven a las 3D y vuelvo al aquí y ahora”.

"Entrego esta lectura a la Tierra para su evolución, para el bien de todos los involucrados y al servicio del bien mayor. Los archivos están cerrados, los archivos están cerrados, los archivos están cerrados, gracias, gracias, gracias”.

Abrió nuevamente los ojos y dejó atrás lo conversado. “La apertura de registros Akáshicos es una herramienta de sanación y autoconocimiento que cobra voz. No responde a las necesidades de lo que yo quiero que suceda, sino que se trata de escuchar la información que existe en el universo”, concluye. 

Me siento como si hubiese ido, por unas horas, a visitar la casa de un pariente cercano. Me zambullo en la cama con la calma de haber conocido un poco más de mí, a través de la meditación, el diálogo y el silencio. Con el correr de los días anotaría en un cuaderno las frases que Natalia me supo transmitir, esta vez frente a un lago, donde la corriente giró hacia otro destino.