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La simulación es un género tan arraigado al videojuego que sería difícil dar motivos realmente de peso para argumentar que, hoy día, en pleno siglo XXI, es mejor subordinar la tecnología a representar todo aquello que no podemos hacer (pilotar naves...

GRAN TURISMO 5
Compañía: Polyphony Digital, Sony
Plataforma: PlayStation 3 La simulación es un género tan arraigado al videojuego que sería difícil dar motivos realmente de peso para argumentar que, hoy día, en pleno siglo XXI, es mejor subordinar la tecnología a representar todo aquello que no podemos hacer (pilotar naves interestelares, sobrevivir a una epidemia zombie) que a simular lo que podemos hacer en la vida real, de lo que escapamos evadiéndonos en los videojuegos. Sin embargo, su exigencia es mayor y por tanto el margen de error es infinitamente menor: es por ello que a esta quinta parte de Gran Turismo, que encuentra hogar en PlayStation 3, consola de infinitamente demostrada potencia, le va grande ese traje (subtítulo) que reza "The real driving Simulator" y debería conformarse con un pijama de una pieza y jugar con reproducciones de juguete sobre la alfombra del salón mientras los mayores ven las noticias en la tele. Porque, sin entrar en el polémico aspecto gráfico (uno de los mayores bluffs de esta generación), lo que está claro es que un simulador no puede ser tomado en serio si puedo ganar las carreras adelantando a todo el mundo en las curvas yendo a 120 con un Nissan Silvia S14 y comiéndome todas las barreras. A medida que avanzamos en el juego esto va siendo más y más inviable, pero es un comienzo fatídico, y en esto Gran Turismo 5 parece Mario Kart si lo comparamos con otros juegos que realmente simulan la conducción de un coche. El acabado del conjunto también es más mediocre de lo que podría permitirse un juego que lleva cinco años en desarrollo, desde los marcianísimos menús (navegar por ellos es como manejar un transbordador espacial) hasta algo tan relativamente obviable como la música, que fluctúa entre Vitalic y la banda sonora de una película porno de los 80. VORPAL
Compañía: Red Wolf Games
Plataforma: Xbox 360 Aunque a veces resulta desconcertante explorar el catálogo de juegos independientes de Xbox Live por la cantidad de morralla que lo abarrota, hay ocasiones en las que encontramos joyitas como este Vorpal. Desarrollado por el equipo mexicano Red Wolf, Vorpal recoge sin ningún temor los elementos más característicos de los juegos de la serie Touhou Project, unos shoot 'em ups japoneses sorprendentemente poco celebrados fuera de su tierra natal (la verdad, tampoco sé con seguridad si en Japón a alguien le importan una mierda, aunque su distribución casi fanzinera me da que pensar que no son demasiado conocidos en ningún sitio), y consigue huir del plagio gracias a una solidez estética encomiable y a un diseño de juego muy cuidado. En este tipo de juegos, los conocidos como bullet hell, el jugador es una navecita minúscula que se enfrenta a un aluvión de proyectiles enemigos desproporcionado; el truco está en que el punto de impacto, la zona de la nave en la que los ataques enemigos pueden herirnos, es minúscula, con lo que jugar se convierte en una enfermiza mezcla de eliminar a los malos y esquivar balas con precisión milimétrica sólo apta para corazones en buena forma. Es por esto que el diseño de las trayectorias de los proyectiles debe estar perfectamente medido para que sea a) divertido, b) muy difícil pero siempre dejando una ventana abierta a la superación y c) bonito. Vorpal tiene todo esto: sus caleidoscópicos patrones de balas son hipnóticos y cada vez que morimos se nos queda en el cuerpo esa sensación de que la siguiente vez lo podremos hacer mejor, algo absolutamente crucial en este tipo de juegos. Por los 80 Microsoft Points que cuesta (apenas un miserable euro), Vorpal es un chollazo. BIONIC COMMANDO REARMED 2
Compañía: GRIN, Capcom
Plataforma: PlayStation 3, Xbox 360 El primer Bionic Commando Rearmed sorprendió por lo bien que retomaba las bases de su original (el famosísimo Bionic Commando, un juego de finales de los 80) y las actualizaba sin perder lo esencial del original. De hecho, la misma compañía que firmó el remake, los suecos GRIN, fue la encargada de traer la franquicia al siglo XXI con su juego de 2009 titulado igualmente Bionic Commando. Rearmed, originalmente concebido como hermano pequeño destinado únicamente a plataformas de descarga (habitualmente maltratadas como el direct to VHS de los videojuegos), acabó comiéndose por mérito propio a la versión para consola de sobremesa: su recibimiento tanto de crítica como de público fue infinitamente mejor. Por eso no sorprende que ahora nos llegue Bionic Commando Rearmed 2, que lleva un paso más allá la revisión del clásico de los 80 con desiguales resultados. A pesar de seguir siendo un juego bueno, falla en dos puntos que pueden ser claves: todos los pequeños añadidos que introduce para llegar a un público mainstream juegan en su contra a ojos del jugador retro que busca una experiencia arcade ochentera, y su fidelidad a ciertos aspectos de, precisamente, esa jugabilidad digamos obsoleta, echa para atrás al jugador mainstream, fácilmente abrumado por la aspereza retro, aquí bastante bien reproducida. Es una demencial pescadilla que se muerde la cola, y por eso Bionic Commando Rearmed 2 no está a la altura de su predecesor: el equilibrio que lograron en la primera parte aquí se pierde. A pesar de eso, es un juego cojonudo y con detalles que nos teletransportan directamente a una época espantosa, los 80, que por algún motivo hoy vemos con cariño, como ese perro absolutamente horrendo que tenía la puta tiña y que se meaba por toda la casa al que tanto quisimos cuando éramos niños.