El gran profeta de la industria musical se llama Bob Lefsetz, y lo odio

Probablemente sea la primera vez que escuches hablar de él, pero basta agarrar tres líneas de su controversial newsletter y blog "The Lefsetz Letter", para darte cuenta de que es un gran cabronazo enojón, y de que es insoportablemente acertado.

Cada 3 meses mando al señor Bob a engrosar mi lista de correos no deseados y, 3 meses después, lo rescato para tratar de entender a dónde diablos se dirige la industria musical. Es verdad que nadie lo sabe, pero si hay alguien que está al menos cerca, es este señor: gruñón, deslenguado, certero, directo y con una pluma capaz de perforar acero. Bob Lefsets, al menos en L.A. y entre los grandes actores de la industria musical, es voz autorizada, referente ineludible y un pastelazo en la cara a todo aquél que pretende triunfar en el mundo artístico.

Francamente, el 85% de sus emails me deprime al punto de querer mandar la música al carajo para dedicarme a cualquier otra cosa que me dé estabilidad, comida y una buena razón para cortarme el pelo. Pero el 15% restante, esa pequeña luz de esperanza en la que sus palabras coinciden con lo que crees o has estado haciendo, son mariposas en el estómago que te recuerdan que el amor gutural, ese raro que es como un puñetazo de alegría, todavía existe… y quieres un poco más. Siempre.

¿Por qué ODIO a Bob Lefsetz?

1- Siempre escribo mal su nombre

Bob Lesfetz, Lezfets, Leftsez, Letfetz, Lestfetz, Lefzets, Letfets…

2- Siempre tiene la razón

Analista y crítico de la industria de la música, este polémico personaje se mudó a Los Angeles en los 70 para trabajar como abogado en el mundo del entretenimiento y desde entonces ha sido consultor para varias casas discográficas. Por algo será. No solamente sabe demasiado, sino que además tiene el don de transmitirlo de una manera tan clara, que la mayoría de las veces creerás que es un pedante.

Muchas veces lo es.

La creciente minusvalía en el rol de los grandes sellos en la música, la necesidad de los artistas de volver a las giras para poder subsistir, el papel de iTunes y hoy por hoy Spotify como el gran motor, presente y futuro de la "distribución" musical… Todo esto y mucho más es parte del menú que a diario ofrece Lefsetz con su particular acidez, crudo realismo y sin dejar títere con cabeza, no importando la fama del títere o el nivel de influencias de quien mueve sus hilos

Si eres músico, cómo yo, probablemente te dirá entre líneas y a viva voz que estás perdiendo tu tiempo, que seguramente tu banda apesta y que no vas a llegar a ningún lado. Va a tratar de convencerte de que serás más exitoso preparando hamburguesas y es muy probable que critique a tu artista preferido y también a tu hermana. Lo peor de todo, y es lo que más te encabrona, es que al final siempre tendrá la razón y los argumentos perfectos para validar irrefutablemente su punto. Terminarás admitiendo que tu hermana realmente la cagó.

Bob Lefsetz además -paradójicamente-, nunca dirá que tiene la razón; simplemente te la pondrá hasta el fondo como un supositorio envenenado con verdades que nadie se atreve a consentir.

3- Lo necesito

Si hablas un poco de inglés y eres músico o aspirante a músico, productor, ejecutivo discográfico o no tienes idea de nada pero te encanta descubrir bandas e impresionar a tus amigos con nombres, fechas y datos raramente verosímiles, es hora de que te abras a la dura realidad y empieces a tomar tu buena dosis de Lefsetz.

Aunque muchas veces la detesto, NECESITO mi "vitamina B". Es brújula y compás en mi camino como artista independiente. Es un punto de comparación necesario para entender dónde estoy parado y en qué debo enfocarme para seguir de pie. Es como ese padre rígido y regañador tantas veces necesario para ver las cosas de manera objetiva y enfrentarlas a sabiendas de sus consecuencias.

Advierto, quizás no se te haga una lectura agradable, pero será siempre reveladora.

Queridos: los invito a odiar a Bob Lefsetz.

@redjesusmusic