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Nos adentramos en el duro mundo del Guts, el deporte loco que se juega con frisbees

El Guts es un extraño (y en ocasiones brutal) deporte donde la idea es lanzar un frisbee contra el equipo contrario lo más fuerte que puedas. Y ojo, porque tiene sus propios campeonatos mundiales.

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Lo primero que se nota es el silbato, el sonido producido por el disco de plástico que pasa a un milímetro de tu cabeza, sutil y afilado como un bisturí. El disco es un plato de color naranja de 9,5 pulgadas de diámetro, lanzado desde apenas 14 metros de distancia a toda hostia hacia ti.

Pero tranquilos, tenéis algo así como medio segundo para reaccionar y evitar que os rompa los incisivos —ya que puede llegar a ir a 144 km/h— y si lo cogéis, ¡pues perfecto!

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Ah, claro, me estaba olvidando… no podéis pararlo con la barriga que vuestra madre ha rellenado en todos estos años, o con un conjunto antropoide de manos y pies: tenéis que utilizar una sola mano.

¿Por qué un ser humano dotado en inteligencia debería someterse a tal locura?

Bueno, porque esta es la única manera de jugar al Guts, el deporte de frisbee inspirado en las disciplinas más locas de la actividad física que el ser humano haya podido imaginar.

"Tienes que estar un poco loco para jugar", dice Dennis "Wally" Walikainen, leyenda viviente e historiador del Guts. Walikainen, que ahora tiene 58 años, jugó a esta simple y súper inteligente disciplina de 1974 a 2010. "Se necesita tener un físico muy especial para estar a la altura".

Vamos a redactar las reglas de esta forma extrema de 'captura del disco'.

Para empezar hay dos equipos, con cinco elementos (y nos gusta llamarlos 'elementos', porque de verdad que son algo bastante único) cada uno —aunque hay una versión alternativa del juego que se juega en Albuquerque, Nuevo México con tres hombres solamente—. Los jugadores se colocan a 14 metros de distancia, listos, inmóviles, esperando el lanzamiento del disco desde el otro lado, como si de un duelo al amanecer se tratara.

La puntuación es muy simple (como todo el juego, al fin y al cabo): un lanzamiento ilegal —que es cuando el frisbee no llega a la línea rival, se pierde más allá del ancho reglamentario o se va demasiado arriba— es un punto para la defensa. Un tiro legal no capturado es un punto para el equipo que ataca. Si el disco es capturado, ningún equipo suma.

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Los partidos se juegan a 21 puntos, y hay que ganar por mínimo dos puntos de diferencia.

Como en cualquier deporte, hay una estrategia detrás de esta locura: "[En ataque], por lo general, nos fijamos en el equipo que tenemos enfrente para decidir con quién preferimos emparejarnos", dice Alex Tews, el 'killer' de la ciudad de Appleton, en Minnesota (EEUU). Este estudiante de la Universidad de Wisconsin-Stevens Point tiene 22 años y juega desde los 15; con su equipo, los Assassins, ha ganado el campeonato estadounidense de Guts US Nationals cuatro años consecutivos.

"Busco los lanzadores más débiles, porque así espero poder recoger su lanzamiento con seguridad. Básicamente se trata de averiguar quién es el hombre más débil en el equipo e ir tras él", asegura Tews.

¿Significa eso que el hipotético objetivo de un jugador veterano podría ser un hombre de 60 años?

"Oh, sí. Ohhhh sí," dice Tews con un guiño. "Y me encanta. No les importa ser elegidos. Incluso los más jóvenes, ya que en algunos torneos habrá chavales de 12 o 13 años preparados en la línea. Obviamente, intentamos no tirar demasiado fuerte hacia los niños más pequeños, porque no queremos hacerles daño, pero al final la mayoría de las veces pasa igualmente".

Aunque la velocidad del disco es muy importante —Tews tuvo el récord "durante unas 10 horas" cuando uno de sus lanzamientos llegó a los 141 km/h—, es la defensa lo que triunfa en este deporte. Los cinco defensas alineados palmo contra palmo deben crear un muro de lado a lado del campo; los límites del mismo los marcan las extremidades de los propios jugadores. Un equipo estrecho tendrá menos espacio que cubrir que uno ancho.

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Todo lo que tienen que hacer es coger el disco antes de que sea demasiado tarde y pase a través de la defensa. Para lograrlo solo se acepta cogerlo con una mano: no vale utilizar el cuerpo o otras trampas. Cualquier parada o golpe —con cualquier parte del cuerpo— es legal siempre que el disco volador sea capturado antes de golpear el suelo.

Una vez más, los jugadores han desarrollado una sorprendente cantidad de estrategias.

"En una línea de cinco hombres, dependiendo de adónde le toque a cada uno, todo el mundo tiene un papel que desempeñar", dice Michael Banghart, de 27 años. Banghart juega para un equipo con sede en la ciudad de Lansing, en Michigan (EEUU) llamado Boomtown Santos que ganó los campeonatos mundiales de Guts de 2012 y 2013 disputados en Sterling Heights, también en Michigan.

"Existen diferentes tipos de lanzamientos, que a su vez requieren diferentes tipos de ajustes. Los derechazos, por ejemplo, tienen que girar en sentido antihorario. Si estoy jugando en el lado derecho de la línea —y el tiro parece no ir hacia mí—, el frisbee acabar girando agresivamente hacia el lado izquierdo, porque es justo hacia donde la rotación está dirigida. Saber hacia dónde puede ir el tiro tiene mucha importancia en la posición y reacción de la defensa".

Ya que los frisbees vienen lanzados a velocidades humanamente reconocidas como "peligrosas", no se puede excluir la posibilidad que te puedan partir algún dedo, y por eso una cierta tipología de guantes está permitida. Estamos hablando de guantes parecidos a los que se usan en el golf: están hechos de cuero delgado y no pueden ser recubiertos de ninguna sustancia que pueda pegarse de alguna maneral disco para bloquearlo.

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Banghart utiliza los mismos guantes que el portero de la selección nacional de fútbol de su país; si alguien trata de agregar relleno protector o duplicar sus guantes, le dice: "¿Qué estás haciendo, tío? Venga, ¡esto es un deporte de hombres!". Una mirada sucia puede reemplazar el árbitro, porque de hecho NO hay árbitros. Todas las reglas del Guts se aplican a través un "espíritu del juego" que incluye a todos los jugadores —o eso se espera al menos.

Todo esto puede sonar un poco tonto: lo sabemos, y de hecho estamos bastante de acuerdo con vosotros. Sin embargo, cabe recordar que el baloncesto empezó como un juego entre estudiantes donde dos equipos intentaban lanzar un balón de fútbol en una caja de melocotones puesto en alto, y había que utilizar una escalera para ir a recogerla después de cada punto. Para ser sinceros, no pareció una buen comienzo para un futuro deporte multimillonario.

Igual que el baloncesto, el Guts tiene una pequeña y bonita historia como origen. El deporte nació durante un picnic en el campo familiar de Escanada, en Michigan, el 4 julio 1958. Como una alondra, Jake Healy compró un disco "Pluto Plato" para aportar un poco de jolgorio a la escapada. Healy y sus hermanos —Bob, Tim y Pete Guts— empezaron a jugar como si de un juego para borrachos se tratase. De hecho, por eso el frisbee se puede coger con una sola mano: porque en la otra originariamente estaba la cerveza.

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Gracias al ingenio y a la labia que tenían para las relaciones públicas los cuatro hermanos —solo deciros que llamaron "Torneo Internacional de Frisbee" a su primer campeonato local, e incluso aseguraron que personalidades como el presidente estadounidense John F. Kennedy o el primer ministro soviético Nikita Kruschev—, el Guts se expandió rápidamente por los Estados Unidos.

Durante su apogeo en la década de 1970, el Guts apareció en revistas como Sports Illustrated o Time e incluso en el New York Times. La popularidad llegó a ser tal que cuando el fabricante de frisbees Wham-O organizó un campeonato del mundo, hasta 40.000 personas llenaron el Rose Bowl de Pasadena, en California, para presenciarlo en directo.

El presidente de la federación de Guts de Estados Unidos, Steve Taylor —que empezó a jugar en los años 70 y continúa haciéndolo hoy en día—, asegura que el Guts se ha convertido en un deporte "verdaderamente internacional": "Hay equipos en Japón, Taiwán, Corea del Sur y Australia, y el deporte está empezando a crecer también en Irlanda, Finlandia, Colombia, y otros países", explica.

Taylor, que forma parte del consejo de la Federación Mundial de Disco Volador (WFDF) junto a otros directores como el presidente del Comité de Guts, quiere hacer del Guts un evento olímpico. La disciplina ya tiene torneos internacionales y un campeonato del mundo; de hecho, la próxima edición del mismo se llevará a cabo en Londres en 2016.

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"Puede que no sean los Juegos Olímpicos, pero esta es nuestra Olimpiada ", dice Tews, que espera formar parte de la selección estadounidense algún día. "Que se convierta en los más grande que se pueda".

Los jugadores de Guts también aspiran a poner su proprio nombre en el 'Hall of Fame' del frisbee de EEUU, que a)existe, y b)está situado en Calumet, Michigan. A diferencia del salón de la fama del fútbol americano, los individuos que han tenido problemas con la ley no están muy bien vistos entre los practicantes de Guts. Tampoco los jugadores con reputación de 'toca-huevos' son especialmente bienvenidos.

"Hay algunos chicos que fueron increíblemente talentosos, pero no eran buenas personas", dice Walikaninen. "Un 'Hall of Fame' tiene que ser el reflejo de su deporte; y en el Guts, es muy difícil formar parte de ese listado si no se tiene una buena actitud. Intentamos seguir la buena línea, porque eso define al Guts".

Debido a la falta de árbitro, la actitud de cada jugador es muy importante. En 1980, durante la final del torneo internacional de Guts, el partido fue interrumpido durante 30-45 minutos a causa de una discusión acerca de un detalle. El incidente fue noticia en la televisión local para desesperación de los aficionados al Guts.

A Taylor le preocupa la imagen del Guts: él quiere llevar el deporte de nuevo al cenit de 1970. Lo creáis o no, los patrocinios y premios que llegaron en la década de 1980 ayudaron a destruir la popularidad del deporte; ganar se convirtió en lo único importante, y se crearon superequipos que solo buscaban dinero en efectivo. El cambio de mentalidad distanció a los espectadores y a los jugadores lejos de la disciplina. Durante la década de 1990, el Guts casi desapareció por completo.

"La idea [de hoy] es crear más clubes, no más torneos", dice Taylor. "Hay demasiados jugadores con miedo a competir en torneos. Simplemente primero deben aprender a jugar, y así los torneos no parecerán tan difíciles".

¿Puede el Guts recuperar su antigua popularidad? Tiene dos cosas a su favor: requiere poco más de 5 euros para practicarlo (el precio de un frisbee) y solo se necesita un campo abierto para jugar. Además, es divertido incluso si no estáis sosteniendo una cerveza. Un disco volador que golpeando en las costillas a más de 110 km/h puede hacer daño, pero según Tews hay una buena razón para arriesgarse a sufrir algunas contusiones: "La subida de adrenalina".

"Es tanta la excitación cuando sabes que hay un tipo como Mike Banghart en el equipo contrario, que va a tirar el disco tan fuerte y tan rápido como pueda, y que tú tienes que atraparlo", prosigue Tews, "que cuando lo consigues, te sientes simplemente genial".