Rosario Robles Berlanga

Foto vía.

La risa ha sido siempre usada como un arma para descontrolar enemigos, Rosario lo sabe bien. La gran carcajada, desparpajada, desafiante de Rosario tras el espaldarazo del presidente Enrique Peña Nieto con afán de minimizar el escándalo de corrupción en Veracruz es una afrenta burlona: “¡Córranme si pueden!” La actual secretaria de desarrollo social, Rosario Robles Berlanga, trae consigo una serie de odios acumulados a lo largo de una carrera política llena de fracasos amorosos y escándalos.

Bucear en la fosa séptica del pasado político de Rosario Robles es sumergirse en un mar de corrupción y de historias que ya viven el imaginario colectivo: las ligas de René Bejarano, los videos de Carlos Ahumada, el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, su martirio y redención en nombre del amor, y el entierro de la Rosario Robles, la perredista. La cloaca donde se conservaba Rosario bien pudo haberse mantenido cerrada de no haber sido por aquellas pequeñas asesorías que daba al gobierno del Estado de México y que permitieron darle el soplo de vida a lo que vemos de Rosario hoy, convertida al priísmo.

A muchos sorprendió el nombramiento de Rosario en una de las carteras más delicadas y con mayor exposición mediática, exposición que ha llevado a varios secretarios de SEDESOL a aspirar casi de inmediato a la presidencia de México. “Lo cierto es que yo estoy aquí, con los que ganaron”. Fue la respuesta de Rosario cuando alguien intentó recordar su pasado antipriísta al presentarse el equipo de transición, en septiembre de 2012. Su permanencia en el gabinete final se mantuvo en duda pero finalmente la cartera que más compra conciencias en México quedó en manos de Rosario.

No habían transcurrido ni cuatro meses del lanzamiento de los cuatro ejes rectores del Pacto por México —el programa estrella de Enrique Peña Nieto— cuando la secretaria se veía envuelta en una polémica no menor en torno a la participación de transnacionales productoras de alimentos como Nestlé y Pepsico en la Cruzada Nacional contra el Hambre, al grado de requerir la intervención del ex presidente de Brasil, Lula da Silva, y organismos como la FAO para poder avalar una respuesta creíble a la intervención de empresas privadas. Las alarmas se encendieron cuando un incidente en Veracruz revelaría el uso de personal y equipo de la SEDESOL para la compra de votos en la elección interna del PAN.

Javier Duarte y Salvador Manzur, foto de Proceso.

Como muchos de los pendejos que hemos cubierto en VICE, la mayoría no se da cuenta del tamaño de sus pendejadas hasta no verlas ampliamente difundidas. El pendejo de la semana usualmente trabaja su mérito solo pero tras la revelación de los videos que involucran a funcionarios del gobierno de Veracruz en una acción coordinada para la compra de votos, Rosario le debe esta pendejada a Javier Duarte, gobernador del estado, y su secretario de finanzas, Salvador Manzur. Todos sabemos que el PRI ha manejado programas sociales para la compra del voto desde que se implementaron elecciones en México, pero pocas veces se ha documentado el cinismo de describir como “oro molido” el padrón de adultos mayores y como forzar que voten por el PRI. A Duarte y a Manzur se les tienen documentada una larga lista de pendejadas, pero justificar ésta con la excusa de que otros partidos han hecho lo mismo debería ser recordada con letras de oro.

La desparpajada e hilarante Rosario no hubiera tenido mayor problema de no haber sido por la estructura delictiva puesta en evidencia en Veracruz, y seguiría recorriendo el país rellenando niños con gansitos y pepsicolas junto a Lula, pero las pendejadas suceden. En efecto, la última que se menciona en los videos presentados es a Rosario y en su comparecencia en el Senado, desafiante, se deslinda de cualquier responsabilidad en el caso a pesar de que los delegados de SEDESOL a su cargo son nombrados personalmente por ella.

Hasta la fecha ningún funcionario del gobierno del estado de Veracruz de los que aparecen en el video ha sido removido de su cargo. Lo intrigante —e indignante para los firmantes del Pacto por México— han sido las palabras de apoyo y la casi banalización del tema por parte del presidente Enrique Peña Nieto: “No te preocupes, Rosario”. Mientras, ella vuelve a revivir por un soplo divino.

Rosario, la mujer que se debate entre varias personalidades, al grado la curiosidad casi clínica de sus afectos y debilidades tiene al presidente de su lado y vuelve a reír. Al final del día los de las pendejadas fueron otros.

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¿Más pendejadas? Ve a nuestra columna El pendejo de la semana.