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Resilencia evolutiva

En Cracolândia

Desde los 90s, el centro de são Paulo, Brasil, se ha convertido en el hogar de un tianguis bautizado como Cracolândia o la tierra del crack.

Foto por Rafael Tgnini.

Desde los 90s, el centro de são Paulo, Brasil, se ha convertido en el hogar de un tianguis bautizado como Cracolândia o la tierra del crack, y es muy fácil ver de dónde nace el nombre. Los adictos fuman drogas en las calles, piden limosna a todo el que pasa y se dedican a ser franeleros.

A través de los años, el gobierno ha hecho varios intentos por limpiar el área, incluyendo una iniciativa en 2012 que involucró a policías que entraron por la fuerza al barrio con balas de goma y gas lacrimógeno. Nada ha funcionado, los adictos se van y reagrupan sus chozas, y una vez más la tierra del crack está operando.

En enero, el gobierno de la ciudad lo intentó de nuevo, esta vez con lo que llamaron Programa Brazos Abiertos. En lugar de ser detenidos o expulsados del barrio, cientos de residentes de la tierra del crack recibieron la oportunidad de mudarse a modestos cuartos de hotel, con comida gratis y recibir 6.50 dólares al día por limpiar las calles.

No está claro si esto realmente ayuda a la transición de estos adictos hacia una vida estable, pero es ciertamente un trato más humano, aunque algunos lo ven como otra manera del gobierno para limpiar de inmediato la ciudad para la Copa Mundial 2014 que se aproxima, en junio. Las calles están siendo pavimentadas, las áreas verdes que habían sido abandonadas por mucho tiempo están siendo fertilizadas rápidamente, y los aeropuertos están siendo renovados. La policía también busca métodos más amables para sacar a la población de la tierra del crack. Unos días después de que inició el Programa de Brazos Abiertos, las patrullas rodearon la ciudad e intentaron sacar a la gente con gas lacrimógeno.

Recientemente visité algunos de los más o menos 300 adictos que fueron tomados por Brazos Abiertos bajo la promesa de un trabajo y un cuarto de hotel. Uno de ellos, un hombre llamado Roberto Nascimento, me dijo que la diferencia principal entre dormir en favelas y dormir en un hotel es que en el último no llueve. Fuera de eso, la vida sigue igual, y él no se ve optimista ante las probabilidades de cambiar la tierra del crack. “Todo permanecerá igual. Nada cambiará. siempre hemos dormido en la calle, y ahí moriremos. El hotel no significa mucho para nosotros. Hoy es viernes. Hoy es día de fiesta en la tierra del crack”.