La pesadilla inmobiliaria del mes: un trastero lleno de mierda por 600€

'La pesadilla inmobiliaria del mes' es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

Mi madre lleva algunos meses intentando alquilar el piso de mis abuelos, está empecinada en que hay una pequeña grieta en una pared del salón que frena a todos los interesados. Mamá, el piso que reviso hoy no creo que te solucione el problema, pero sí es posible que te consuele un poco.

¿Qué es?: Un trastero un poco más grande de lo habitual y con una ventana. Esta suma de trastero+ventana ha hecho que el dueño se piense que se trata de una vivienda.

¿Dónde está?: En Malasaña, pleno centro de Madrid, cuna del hipsterismo mesetario.

¿Qué se puede hacer por ahí?: Miles de planes de moda premeditadamente sobrevalorados. Afeitarte la perilla en una barbería, cenar más caro que en cualquier otro barrio, ir a pubs que cierran a pronto. Mola. Extra: cierto aroma a orín hasta que pasa el primer camión de la limpieza.

¿Cuánto cuesta?: 600 euretes, 100.000 pesetas. Casi el salario mínimo. Este anuncio es el mejor ejemplo de que el ser humano lleva abusando de la lógica durante siglos. Vamos a poner algunos ejemplos prácticos para intentar explicarlo.

"El piso se alquila totalmente amueblado". Uno lee eso en un anuncio y rápidamente se imagina estanterías de Ikea, una cómoda en la entrada, tresillo formado por sofá y dos sillones orejeros. Incluso se te viene a la cabeza la opción de que tenga un puf, aunque luego son incomodísimos. Pues no. Esa lógica imperante no vale para ese casero.

"Totalmente amueblado" es TOTALMENTE. Es que no podrás ver el suelo, es que la propiedad esta llena de muebles hasta completar su capacidad tanto en superficie como en volumen. Además tenemos la falsa percepción de que "totalmente amueblado" incluye "totalmente ordenado", pues tampoco.

Este casero es un liberal y prefiere dejarte la materia prima para que tú puedas disfrutar del mobiliario en su concepción más global. Hay gente que prefiere aliñar la ensalada a su gusto, pues esto es igual pero a lo bestia.

Luego llega lo de la "cocina americana". Ante ese término uno espera una isleta plenamente integrada en el salón, una de esas encimeras de mármol de varios metros cuadrados con fuego de gas e inducción según necesidades. Esa es la visión idealista que nos quiere vender la sociedad.

Para este propietario, "cocina americana" es otra cosa muy distinta y en su defensa hay que decir que no miente. En el salón hay una mesa y sobre ella descansa un microondas. Percy Spencer nació en 1894 en Maine, Estados Unidos, y fue el inventor de esa máquina. A todos los efectos estamos ante una cocina americana por mucho que nos desilusione o haga añicos nuestras esperanzas de imaginar a Bertín Osborne preparar unos huevos revueltos en el salón de esta casa.

Luego está el baño, que podría haber sido una de las localizaciones candidatas a convertirse en el baño de Psicosis. Igualmente válido para recrear cualquier tipo de crimen. No obstante, y aunque parezca mentira, nos encontramos con el lugar más amueblado del trastero-zulo-inmueble.

El baño tiene una ducha sin mampara en la que puedes entrar si mides menos de metro y medio, azulejos alicatados del siglo XX, un espejo que parece encontrado en la calle, un retrete, lo que parece ser una lavadora, un estropajo decorativo y parece que también se encuentre allí la cepa de alguna enfermedad que se daba falsamente por erradicada. Todo en aproximadamente un metro cuadrado. Pero ojo: tiene puerta, que es un elemento sin duda novedoso en el piso. E insisto, tiene infinitas posibilidades para el rodaje de alguna cinta de terror casero.

Llegamos a la gran pregunta que se encuentra en el fondo de todo esto. ¿En qué momento un casero ve que es buena opción tomar semejantes fotos de su inmueble y enseñárselas a todo el mundo como reclamo. El somier patas arriba, la colcha en el suelo, todo lleno de mierda, un bote de lejía por ahí danzando, el cubo de la fregona en la puerta del baño.

Una recomendación para la próxima vez, las fotos se hacen DESPUÉS de adecentar esa pocilga. Salvo que de nuevo su lógica sea diferente a la nuestra. Aunque pensándolo en frío, todas las críticas han sido para el casero y sus métodos comerciales, que no se nos olvide que el piso es una bazofia, de nula salubridad, incluso estando ordenado. Por si no había quedado claro. De hecho el anuncio ya ha sido retirado, imaginamos por qué.