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A los taurinos se les acaba el tiempo en Cataluña

Tras el nuevo intento de Wert de que los toros vuelvan a Cataluña, repasamos la historia de la lucha antitaurina.

Imágenes vía PACMA

Desde que se consiguió la abolición de las corridas de toros en Cataluña en el año 2010 mediante una Iniciativa Legislativa Popular, proceso de democracia participativa impulsado por una plataforma ciudadana, el lobby taurino ha intentado por activa y por pasiva recuperar el terreno perdido, cueste lo que cueste. La plataforma PROU, desde entonces técnicamente disuelta, conservó una comisión de seguimiento de la norma con el objetivo de verificar su correcta aplicación y cumplimiento, y también para defender futuros intentos de retorno de este poderoso aunque minúsculo lobby empresarial. Los empresarios taurinos y toreros fueron muy consientes del enorme daño que la abolición en Cataluña generó sobre toda la actividad taurina internacional, pues se trató de un punto de inflexión en el modelo estratégico abolicionista: en Cataluña transformamos un debate que se antojaba "de mercado" en uno de orden político, y por tanto un asunto de Estado, de país, de sociedad y de pueblo. ¿Quien no ha escuchado alguna vez el salmo/mantra taurino "al que no le gusta que no vaya"? Esa estrategia que duró demasiados años para mi gusto, dejó de tener sentido ante una poderosa argumentación basada en la ciencia veterinaria, la biología, del estudio de la violencia, del análisis del derecho y donde el legislador comprendió que si existen prohibiciones previas en materia de protección animal y para evitar su maltrato (como pueden ser las peleas de perros o de gallos), no existía ninguna razón para desoír la petición de la Plataforma PROU que llegó avalado por más de 180.000 firmas ciudadanas, y de apoyos tan sustanciales como trasversales: desde el Dalai Lama y John Coetzee, hasta Alicia Silverstone y Pamela Anderson, pasando por los Ska P, Ruth Toledano, Antoni Tapies o decenas de cartas y comunicados firmados por científicos internacionales y expertos especializados en el estudio de la violencia, facultades y colegios profesionales que advertían de que estos espectáculos repercuten en la insensibilización ciudadana frente a la violencia estructural. Éste dejó de ser un asunto de mercado y comenzó a ser un asunto político. Ya no se trataba únicamente de la autocontención de hacer un daño, pues se comprendió que la herramienta para evitar el daño es el derecho. El lobby taurino supo desde entonces que sus días estaban contados en el resto del mundo y por eso no cesó en sus intentos, algunos de ellos muy esforzados y trabajosos, para recuperar el terreno perdido en Cataluña y poder anunciar al mundo que aquello que perdieron, hoy lo vuelven a recuperar.

Pero lejos de poder festejar esas ansiadas victorias, el lobby taurino no hizo más que acumular nuevos fracasos, confirmando que el tiempo se los lleva por delante y que la tauromaquia, dentro de muy poco, pasará a formar parte del patrimonio histórico de los países que hoy la permiten, pero nunca más volverán a ser presente y mucho menos futuro. Desde entonces hasta hoy, podemos enumerar una variada cantidad de estrategias ejecutivas, legislativas, jurídicas y comunicativas que el lobby taurino esgrimió para doblegar la voluntad popular y parlamentaria en Cataluña. Estos son los 6 intentos del lobby taurino: 1. Ciutadans, año 2011. El partido auto denominado "progresista" en su propia cuenta de Twitter, anuncia a la prensa la tramitación de una Ley para derogar la medida abolicionista aprobada en julio de 2010. La votación que pocos meses antes otorgaba una mayoría parlamentaria favorable a la abolición, se dispara consiguiendo que 113 diputados, de los 135 totales, rechazaran la ley propuesta por el partido de Rivera. 2. El PP, año 2011. El mismo día que se votó la ley propuesta por Ciutadans, el Partido Popular experimentó una humillación parecida cuando, en un acto de estratégico pragmatismo, pidió que la Ley fuera mantenida, pero que se aplicase una moratoria de 8 años para su entrada en vigor, apostando a la conocida estrategia de "tirar el balón hacia adelante". La propuesta corrió la misma suerte que la votación anterior: una mayoría aplastante confirmaba que la abolición ya estaba totalmente asentada y que incluso había ganado terreno desde su aprobación, sumando a las filas socialistas. 3. ¡Josep Maria Pelegrí al ataque! El "Conseller Rambo", como lo llamó en un artículo Pilar Rahola en el que criticaba su gusto por las armas y a volarle la tapa de los sesos a unos animales indefensos (caza), arremetió contra la decisión tomada por el Parlament de Cataluña al pretender dar por buenas unas corridas que se realizaban de forma ilegal en las tierra del Ebro. Josep Maria Pelegrí, Conseller de Agricultura de Cataluña, fue en su época de Diputado un defensor de las corridas de toros, y lo sigue siendo hoy en día como Conseller, al punto de que comprometió a todo el ejecutivo autonómico y sus servicios jurídicos a embarcarse en una contienda que finalmente perdió. La sentencia del juez no deja ninguna duda: en las corridas sin sangre los animales también sufren y eso contraviene el espíritu de la Ley del 2010. 4. ILP tauroeconómica. Al terminar la tramitación abolicionista en Cataluña, el lobby taurino comenzó una ILP estatal cuya retórica hablaba de la vuelta de las corridas a Cataluña, la declaración de la tauromaquia como Bien de Interés Cultural, y la inclusión de la tortura de mamíferos superiores en el currículo escolar obligatorio. Tras haber recogido las firmas en un proceso altamente fraudulento, el lobby taurino es recibido con alfombra roja pero con velas negras: al final de la tramitación ninguna de las tres reivindicaciones constaron en el texto que se aprobó. La ILP que pretendía encontrar más dinero público destinado a financiar una actividad moribunda, encontró finalmente que ni la mayoría absoluta del Partido Popular ni sus enajenaciones patrióticas fueron suficientes para aprobar algo cuyas competencias se encuentran transferidas a las autonomías. Este fracaso ha sido probablemente el más duro de todos para el aficionado y el lobby taurino, aquí se dieron cuenta de que sus contactos y arreglos con el poder en esta época son menos fuertes que nunca. 5. PSC en 2015. Los grupos de PSC y CiU presentaron una enmienda junto a la ley de acompañamiento de presupuestos, donde se pedía que se legalicen un tipo de corridas sin sangre que se realizaban de forma ilegal en las ganaderías catalanas. Finalmente, tras escuchar los mismos argumentos que escuchó el juez durante la tramitación judicial, el grupo de CiU rectifica su postura y el PSC decide seguir adelante. La iniciativa perdió por mayoría absoluta y nuevamente la plataforma PROU evitó el regreso de las corridas a Cataluña. 6. Aprobación de la Ley de Patrimonio. A nadie es ajeno que desde su primer discurso el Ministro peor considerado de la historia, José Ignacio Wert, ha defendido de forma obcecada la vuelta de las corridas a Cataluña. Lo prometió no una, sino mil veces en varios foros y espacios. Pero no pudo y no es porque no lo haya intentado. ¿Se imagina Ignacio Wert abandonar sus funciones sin poder cumplir la "simple" promesa que hizo a los amantes de la sangre en los lomos y los vómitos de los toros? No se lo imagina y por eso estamos nuevamente presenciando este patético espectáculo del Ministro y su camarilla legislativa, el espectáculo donde toman por perfectos idiotas a los aficionados, les engañan cada vez que se acercan elecciones, es cíclico. Pero un momento… ¿estoy reconociendo aquí que hay muchos votos taurinos? No, no, los taurinos son muy pocos y ellos mismos así lo dicen "respeten a las minorías". No es eso. Lo que se vende con la vuelta de los toros a Cataluña no es el afán taurino sino el ánimo anticatalán, y de eso sí hay un poco más, especialmente en las adoctrinadas filas peperas. Pero las competencias son las que son y excepto que pretendan ser retraídas, el Parlament de Cataluña tuvo y tiene absoluta autonomía para decidir qué se permite y qué no en materia de protección animal. Por este lado del mundo nos queda mucho trabajo por hacer, estamos avanzado en una Ley de circos y denunciando el maltrato en los Correbous que no se redujo tal y como se prometió en la nueva reglamentación, pero aun así y con todo, hemos hecho más trabajo que nadie. En Cataluña los perros o los gatos no se matan porque sobran, en Cataluña el código civil distingue animales de cosas igual que lo hace la ciencia y la ética, en Cataluña no queremos corridas de toros y así lo dijimos en 2010, en Cataluña no permitiremos ninguna marcha atrás, no hay espacio para el retroceso y sí mucho ánimo para el progreso.