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tener hijos

¿Realmente es tan chungo ser hijo único?

Pregunté a un par de expertos si las personas que no tiene hermanos realmente son más seguras de sí mismas y más egoístas.

Probablemente hayas oído hablar de una versión de lo que a veces se denomina el "síndrome del hijo único". Supuestamente, quienes no tienen hermanos, de pequeños reciben tanta atención de sus padres que cuando maduran se convierten en adultos insoportables y pretenciosos.

Hay una versión china de esta teoría que dice que los nacidos bajo la política del hijo único que imperaba en el país pertenecen a una generación de hijos egocéntricos que reciben el nombre de pequeños emperadores.

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Por una parte, reducir el perfil psicológico de una persona a un único factor parece un enfoque un tanto simplista del asunto. Sin embargo, está probado que algo tan insignificante como el número de palabras que un niño oye antes de cumplir los tres años influye de forma considerable en el desarrollo de su carácter al crecer. No sería, pues, de extrañar que ser hijo único tuviera también alguna repercusión en nuestra forma de ser.

Para discernir la realidad de la ficción, contactamos con dos expertos para que nos contaran cómo influye en el carácter el hecho de ser hijo único. El Dr. Toni Falbo, de la Universidad de Texas, es uno de los principales investigadores del fenómeno del hijo único en el ámbito internacional. El Dr. Carl Pickhardt, por su parte, es terapeuta y ha pasado años tratando casos de familias, muchas de ellas monofiliares. También ha escrito un par de libros sobre su experiencia al respecto.

VICE: Empecemos por el origen: ¿son los padres de hijos únicos distintos al resto de padres en algún aspecto?
Carl Pickhardt: Ese hijo único es el primero y último que van a tener. Al ser su única oportunidad para ejercer de padres, sienten en el deber de hacerlo bien. Por lo general, estas personas se esfuerzan al máximo para darle lo mejor a su hijo, quien a su vez hace todo lo posible por agradar y no defraudar a sus padres. En términos generales, no son una familia relajada.

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Toni Falbo: Muchos padres con hijo único realmente no están demasiado interesados en él, e incluso es posible que lo hayan tenido por accidente. Algunas culturas imponen la obligación de tener un hijo que legitimice el matrimonio, y muchas veces los padres lo envían a un internado para desentenderse de él. Los hijos producto de estas circunstancias suelen acabar desarrollando problemas de otro tipo.

¿Hay alguna diferencia entre los padres negligentes de un hijo único y los que tienen más de un hijo?
Falbo: Una persona solo es capaz de dedicar su atención a un número limitado de cosas. Por esa razón muchos niños consiguen lo que quieren, porque los padres ni siquiera se enteran de lo que pasa.

Pero por lo general, los hijos únicos reciben más atención de sus padres que los que tienen otros hermanos, ¿no?
Pickhardt: El hijo único se lleva toda la atención social, emocional y material de los padres. No tiene que compartir con nadie, pero también debe tener la capacidad de absorber todo lo que sus padres le ofrecen.

Y tu investigación ha demostrado que eso es beneficioso, ¿correcto? ¿Tienen un mayor grado de autoestima?
Falbo: No es que tengan la autoestima muy alta, pero sí que destacan ligeramente desde el punto de vista estadístico, quizá por un punto sobre 20. No es una gran diferencia, pero sí lo suficiente para tenerla en consideración estadísticamente. Habrá de todo, está claro: personas con la autoestima muy baja y otras que la tengan muy alta. Se trata, por tanto, de una puntuación media en un grupo de personas.

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¿Significa eso que los hijos únicos están pagados de sí mismos?
Pickhardt: Suelen mostrarse muy seguros de sí mismos porque están acostumbrados a tratar con adultos. Se sienten cómodos hablando con ellos, porque hasta cierto punto se sitúan a su misma altura.

¿Cómo sabemos que se sienten cómodos en compañía de los adultos?
Falbo: Disponemos de información anecdótica y fiable al respecto. Los profesores que tienen a hijos únicos en sus clases afirman que estos niños interactúan con ellos con mucha naturalidad.

¿El hecho de que hablen con adultos más a menudo implica que también aprenden palabras soeces antes?
Falbo: No lo sé [Risas]. No he investigado en ese sentido. Deberías lanzar la pregunta al aire y ver qué opina la gente en internet. Ah, ¡y mantenme informado de tus hallazgos!

De momento, todo parece fantástico. ¿No hay ningún inconveniente?
Pickhardt: El inconveniente es que pueden llegar a ser muy duros con ellos mismos, porque del mismo modo que piensan que están a la altura de sus padres, intentan aplicar esos mismos estándares a la hora de juzgar su capacidad para hacer otras cosas, con lo que acaban pidiendo demasiado de sí mismos. En general, los padres con hijos únicos no deberían exigirles demasiado porque ya se exigen ellos mismos.

¿De qué modo puede eso perjudicarles?
Pickhardt: Pueden ser muy críticos cuando las cosas no les salen tan bien como les gustaría. A menudo también se muestran muy posesivos con sus cosas, su intimidad y su tiempo a solas. Confían mucho en sus valores y con frecuencia creen saber lo que es correcto. Ya en sus relaciones adultas, no suelen sentirse cómodos ante los conflictos porque no han vivido muchos durante su vida.

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Hay gente que dice que son materialistas porque sus padres les compran más cosas. ¿Qué hay de cierto en eso?
Pickhardt: Sus posesiones más valiosas pueden ser muy importantes para ellos porque a veces desarrollan más apego de lo normal por las cosas materiales. Como no tienen hermanos o hermanas con los que establecer vínculos, valoran más lo material.

Falbo: En efecto, eso puede representar un problema para personas que, por ejemplo, estén en terapia psicológica, pero no tiene por qué ser algo característico de todos los hijos únicos. Hay personas que no tienen más hermanos, pero como casi siempre han tenido todo lo que han querido, no sienten la amenaza de que alguien pueda llegar y quitárselo, y se muestran más relajadas con sus pertenencias.

Y ¿qué hay del tópico de que los hijos únicos siempre quieren tener la razón y que las cosas se hagan a su manera?
Pickhardt: A menudo ves que, en un grupo de niños de una escuela, el líder es el hijo único. La razón es que no suelen gustarles las ataduras, no quieren que sus actos dependan de lo que hagan los demás, así que intentan liderar el grupo para poder marcar el nivel de rendimiento que más les convenga.

Pero según tu estudio, está comprobado que rinden mejor en los estudios que los niños con hermanos, ¿no?
Falbo: La diferencia en cuanto a los logros resulta más evidente con la edad. Probablemente se deba a que unos padres con hijo único podrán permitirse pagarle la universidad, un máster, etc. En cambio, si tienes cinco o seis hijos, no hay tanto dinero, por lo que su educación se puede resentir. Esto no quiere decir que no reciban ninguna formación, sino que será de un nivel más cercano a la media.

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¿Eso se evidencia en sus trayectorias profesionales?
Pickhardt: Problemas a la hora de compartir, de cooperación, para adquirir compromisos o hacer concesiones… Son dificultades que pueden experimentar algunos hijos únicos hasta que se acostumbran. Están habituados a hacer las cosas a su modo y a controlar su rendimiento, y cuando este depende de otras personas, tienen que aprender a desarrollar nuevas capacidades.

Pero se encuentran en una situación ventajosa, ¿no?
Falbo: Cuando empiezas a tener éxito, entras en una esfera de mayores logros porque eres más cooperativo y atento y sigues las instrucciones que se te dan.

¿Existe algún estudio sobre su capacidad de hacer amigos?
Pickhardt: No suelen ser personas extremadamente sociables. Prefieren tener un grupo pequeño y selecto de buenos amigos, en parte porque buscan emular el grado de intimidad que tenían con sus padres. Por otro lado, también intentan crear con sus amistades un vínculo fraternal que les proporcione esa cercanía.

¿Los datos respaldan la idea de que no buscan amigos porque ya los tienen?
En los años cincuenta, los teóricos lo basaban todo en "necesidades": necesidad de cumplir objetivos, necesidad de mostrar hostilidad y necesidad de afiliación, es decir, de salir y hablar con la gente. La "necesidad de afiliación" de los hijos únicos era un poco inferior, pese a que aseguraban no sentirse solos.

En ese estudio, ¿preguntaron a los hijos únicos cuántos amigos tenían?
Falbo: El número de amigos de los hijos únicos era comparable al del resto. Parece, por tanto, que los hijos únicos no tienen tanta necesidad de estar con otras personas y que no sienten soledad cuando no están con nadie.

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¿Les cuesta más iniciar relaciones afectivas?
Pickhardt: Tienen que hacer lo que haría cualquier persona: tomar sus influencias educativas y ver cómo encajan en las exigencias de una relación. A partir de ahí, deben llevar a cabo ajustes para modificar su conducta de forma que encaje en la relación.

Pero mi pregunta es: ¿se les da mal tener citas? Porque veo infinidad de artículos que hablan de las diferencias entre salir con hijos únicos y con personas con más hermanos.

Falbo: En ocasiones utilizan el hecho de ser hijo único como pretexto para justificar su mal comportamiento. Yo lo veo más como una excusa para escapar de una situación cuando les conviene.

¿Y qué ocurre cuando siguen sirviéndose de esas excusas ya de adultos?
Falbo: He conocido varios matrimonios en los que el marido decía, "Bueno, es que yo no puedo hacer eso porque soy hijo único". Yo siempre les decía a sus parejas que no dejaran que se salieran con la suya, que dijeran que no. Ya no son niños, ni viven con sus padres. Que se dejen de tanta excusa.

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Traducción por Mario Abad.