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crimen y drogas

¿Por qué a los jóvenes de la Camorra les fascina Estado Islámico?

Largas barbas, violencia y tatuajes en árabe: tratamos de entender si la nueva generación de la Camorra emula el imaginario y el simbolismo de Estado Islámico.
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"Llevan barbas como elemento de distinción (….), escriben sus nombres de guerra en árabe, llevan tatuada la palabra camorra en el cuello y los nombres de sus muertos asesinados en el cuerpo. Un guiño al fundamentalismo islámico".

Así es como el ensayista Isaia Sales describió en el Mattino de Nápoles en 2015 a una de las tendencias en las nuevas generaciones de las asociaciones de la Camorra napolitana, con especial referencia al clan de los llamados "barbudos" del barrio Sanità.

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Después de que algunos de sus afiliados — actualmente liberados por la expiración de los términos de su custodia cautelar — fueron detenidos en abril de 2015, mucho se ha empezado a escribir acerca de esta supuesta "fascinación" de los jóvenes de la Camorra por Estado Islámico.

Atrocidades, expediciones punitivas, largas barbas, frases con referencias a la figura de Mahoma — como "yo soy el último elegido" — resultarán para muchos evidencia suficiente de la existencia de actitudes cercanas a la cultura yihadista, la cual es vista, a su vez, como un "ideal" de violencia y brutalidad.

Pero esta es una inclinación que no se limitaría solo al grupo de Sanità, sino que sería uno de los rasgos comunes en los jóvenes afiliados a la Camorra, y se le ha atribuido a Emanuele Sibillo — con tan solo 20 años y jefe de los llamados "Paranza dei bambini" del barrio napolitano de Forcella, asesinado de un disparo en la espalda en julio — la influencia de la barba, la cual ha inspirado polémicos disfraces infantiles de carnaval.

"En su imaginario, la mayor ferocidad e intrepidez es la de Estado Islámico", explicó hace un tiempo a VICE News Vincenzo Morgese, de la asociación Comunidad Jonathan, en Nápoles, que ayuda a menores tutelados por el estado italiano. "Desde un punto de vista simbólico, representa la lucha contra el Estado, contra todo lo que representa la institución, y la lucha contra otras tribus".

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Para saber si esta supuesta atracción por Estado Islámico existe realmente, cuáles son sus mecanismos y dónde se origina, VICE News contactó al profesor de la Universidad de Salerno Marcello Ravveduto, autor de libros tales como "Nápoles… Serenata calibre 9. Historia e imágenes de la Camorra, entre el guión cinematográfico y los neomelodici [estilo musical]" y miembro del Comité Científico de la Biblioteca digital de la Camorra.

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**VICE News: ¿Existe realmente alguna relación entre la nueva generación de la Camorra y **Estado Islámico? Comencemos por la estética.
Marcello Ravveduto: En el universo de los jóvenes italianos, quién se dejaba crecer la barba siempre ha recibido comentarios — como juego del lenguaje de los niños — del tipo: "¿Qué tal, Mulá ['señor' en árabe]? ¿Eres muyahidín? [en un contexto islámico, la persona que hace la yihad]".

De alguna manera, es probable que se esté elaborando una identidad comunicativa colectiva, reforzada por un fundamentalismo de fondo — que existe — en su modo de actuar. Estos dos elementos, el simbólico y la praxis, se funden, formando una nueva identidad que se representa públicamente, que sirve para reconocerse los unos a los otros, y que permite ser al mismo tiempo diferente a los otros clanes.

Algo similar a cuando, durante la guerra de Scampia, los disidentes se autodenominaba "los españoles" aunque no lo eran: sí tenía vínculos con España, pero sobre todo era sólo una manera de construir una identidad diferente en el caos de las docenas de clanes napolitanos. En esencia, la dinámica del género tiene que ser comunicativamente eficaz: es una característica de la Camorra, que es muy sensible a la comunicación pública del propio ser.

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¿Por qué Estado islámico?
Un elemento típico de la Camorra es su capacidad para interpretar el modo de comunicación del momento. En este sentido, no se sabe si esta tendencia es algo que va a perdurar en el tiempo o si simplemente está ligada a este momento histórico.

La Camorra tiene miles de identidades, que van desde tendencias fundamentalistas a otras más "organizadas". Permanecer dentro o fuera de estas dinámicas de clanes — o de reconocimiento de una identidad criminal — es algo que está transversalizado por el concepto de "traición" contra el grupo, y el valor que se le atribuye es la desgracia.

Todo esto lleva a la creación de señas de reconocimiento claras y signos visibles, y envuelve la estructura de un poder pararreligioso: conceptos como el honor son reconocibles en otros escenarios criminales, tanto en la estructura principal de las construcciones religiosas como de las pararreligiosas.

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Emanuele Sibillo, en una imagen de su videotributo.

En ese sentido, ¿los clanes de la Camorra han entrado en una dinámica fundamentalistas?
La apariencia de los miembros de la mafia se ha aproximado a una forma de fundamentalismo criminal, en términos psicológicos y sociológicos. Esto es cada vez más evidente.

El problema no sería tanto "ser como Estado Islámico" o tener su vocación, sino la búsqueda de una singularidad, un fortalecimiento del propio rol — individual y colectivo — .

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Dentro de la Cosa Nostra, por ejemplo, siempre se ha dicho que la mafia "no debe mezclarse con ninguna otra cosa", para dar sentido a su capacidad social de imponer una visión propia del mundo, no sólo mediante la violencia, sino también por la capacidad de existir en el contexto social de las masas y a través de la conquista del consenso.

En este aspecto, la Camorra siempre ha sido diferente de la Cosa Nostra y de la 'Ndrangheta, y por lo tanto, puede surgir por parte de los nuevos reclutas una búsqueda de elementos de identidad, los cuales pueden surgir desde una forma de pensamiento fundamentalista.

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¿Cuáles eran las características de la antigua Camorra en comparación con la de los nuevos afiliados, en este sentido?
En la vieja dinámica había ambiciones de centralismo: la Nueva Camorra cutoliana [de Raffaele Cutolo] aspiraba a crear una especie de cúpula mafiosa, y esto sucedió en un contexto marcado por la diferencia entre el interior del país y la ciudad.

Las viejas guerras de la Camorra afectaron al clan de la provincia cuando buscaban el control del otro frente. Esta dinámica, ha desaparecido casi por completo — junto con el clan Casalesi, cada día más desaparecido de la narrativa pública de la Camorra.

Además, la atención que despertó el barrio napolitano de Scampia tras la emisión de "Gomorra — La serie" ha puesto la atención, incluso la de los medios de comunicación, en los objetivos e intereses criminales del centro de la ciudad de Nápoles. Desde el punto de vista histórico, nos enfrentamos a una fragmentación, antiguamente llamada "pulviscular", pero que ahora parece perseguir más intereses económicos en el sentido de que cada uno se ocupa de sus propios asuntos mientras mantiene un firme control del territorio y muestra su presencia a través de una fuerte intervención en el mercado de la droga.

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****¿Podemos deducir entonces que está *surgiendo* una nueva imagen y una forma distinta de moverse ***en las nuevas generaciones?*
El imaginario actual de la Camorra se ha formado a finales de los años noventa, se ha radicalizado tras la guerra de Scampia en 2004, y explotó con "Gomorra — La serie".

Esto ha dado lugar a una verdadera revolución, que barrió la antigua imagen de la Organización Nueva Camorra cutuliana, y en su lugar ha construido una nueva imagen bajo la idea de una fuerza que puede garantizar el control territorial a través de herramientas "fundamentalistas".

Estas herramientas, finalmente, son la construcción de una identidad sectaria, que lleva a una especie de "limpieza étnica" cuando, por ejemplo, sucede una escisión en el grupo; en la creación de una identidad ligada a su entorno más pequeño en lugar de una visión más amplia, y luego la transformación de una "guerra por el comercio" en una "guerra de bandas", o en violencia callejera. El fundamentalismo criminal tiene raíces localistas inerradicables en su territorio ultralocal. Su lógica en la prácticaes: "estás conmigo o contra mí".

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