Kris, 42 años
La mayoría de historias que me cuenta Kris, a pesar de que me reconoce que ha pasado por episodios especialmente duros, marcados por la angustia y ansiedad, siempre destilan optimismo y son alegres, prácticamente todas las rememora con una sonrisa y algunas veces entre risas. En las varias horas que dura la entrevista solo se le aguan los ojos cuando sale el tema de su hija de 8 años y reproduce la conversación que mantuvo con ella cuando decidió contarle lo que le estaba pasando: "Mi hija es muy pequeña pero me dio un consejo que yo aluciné, me dijo que no tuviera miedo, porque si la gente mala nota ese miedo serán más malos conmigo e irán a hacerme más daño". Le pregunto si su hija ha sufrido bullying en algún momento de su vida y me contesta que sí."Me sentí liberada, era como si en ese momento les estuviera contando lo que quería expresar pero sin sobresaltos, de una forma socialmente aceptada"
A raíz del incipiente proceso, hablamos de mujeres y de referencias. Asegura que le gustan las mujeres fuertes, empoderadas, y que físicamente, en un futuro, se ve como una mujer guapa, voluptuosa, sexy pero no dentro de los cánones. Entre varios nombres, surgen Kim Kardashian y Khaleesi, dos tipos de mujer que para Kris suponen una inspiración, pero solo interior ya que su expresión de género hasta el momento ha sido muy leve: "Siempre llevo muchos anillos, llevo este pendiente largo, y algunas noches salgo con los labios maquillados con un color flojito y me pinto las uñas, solo eso". Y ya que conversamos sobre el futuro, acabamos hablando de relaciones: "Me da igual si mi pareja es hombre o mujer, pero la persona me tiene que hacer sentir especial, debo sentir que me quiere y me hace sentir querida, el género es secundario". Aquí me comenta que su entorno, a diferencia de su condición trans, ya conocía su bisexualidad desde hace años."Mi hija es muy pequeña pero me dio un consejo que yo aluciné, me dijo que no tuviera miedo, porque si la gente mala nota ese miedo serán más malos conmigo e irán a hacerme más daño"
Dariel y Vicky, 30 años
Les pregunto por el momento en que cambiaron los papeles en esta relación. Los dos se apresuran en asegurarme que los papeles no han cambiado, solo sus nombres y su expresión de género. Luego me explican que fue Vicky la primera en tomar la iniciativa: "Lo primero que le dije a Dariel es que era gay, y él lo encajó perfectamente, él estaba enamorado de mí y si yo lo estaba de él, mi condición no importaba". Pero Vicky no era un chico gay, era una mujer: "Más tarde ya di el paso y me sinceré con él, le conté que era una mujer y que quería empezar con la reasignación porque no aguantaba más esta situación. Aquí sí que lo dejamos, pero luego volvimos". Ella ya ha comenzado con el proceso de reasignación a través de un médico privado, porque en la sanidad pública el proceso implica una serie de visitas al psicólogo por las que no quería pasar. "No había tiempo para todos estos trámites, necesitaba empezar con el cambio". Dariel también ha tomado la decisión de iniciarlo, pero todavía no se ha producido la primera visita."Es como si inconscientemente, el hombre y la mujer que somos pero que todavía no nos habíamos atrevido a expresar, se vieran y se hubieran enamorado sin todavía saberlo"
También hablamos sobre la familia y el rechazo. Pero Dariel se pone tembloroso y entre los tres decidimos cambiar de tema. Les pregunto si hay distribución de roles y cómo estos han cambiado a medida que ellos también han cambiado. Me aseguran que de una forma muy sutil, lo que conecta con la idea de que siguen siendo los mismos de hace diez años, solo que con otro aspecto. Al decirnos adiós, se adentran entre la gente cogidos de la manos. Parecen una pareja más, pero ellos saben su viaje."Yo no sabía que era un hombre, pero yo no encajaba como mujer, lloraba en mi habitación porque me sentía raro, como con un defecto, y no sabía lo que era pero algo no encajaba"
Allan, 19 años
Me explica que cuando comienzas a expresar tu verdadera identidad se da la necesidad de ser más macho que nadie, como una forma de reafirmarte, y que incluso en algunos círculos de chicos trans se dan esas típicas peleas de instituto para ver quién es el más machito de todos: "Por ejemplo hay chicos trans que ven mal que te depiles o no te guste el fútbol".Como en los casos anteriores, el primer paso que dio Allan fue comunicar a sus amigos y familia que era lesbiana, aunque en realidad no lo es. Es un hombre y es bisexual. Esto es un denominador común en las tres historias y concluimos que socialmente es más fácil hablar de orientación que de identidad.El carácter decidido de Allan también se nota en otras cosas, como cuando estando en cuarto de primaria ya dijo que se negaba a ponerse la falda del uniforme, no la soportaba. También que a pesar de ser el más joven es quizás el más activista, se nota en su discurso, en la energía, en la terminología que utiliza y en su participación en varios colectivos LGTB. Una vocación que creo que quiere trasladar a su vida profesional ya que estudia Trabajo Social."Para empezar hay tests que datan de 1965 e incluyen cuestiones alucinantes; te preguntan si te gustan más las novelas románticas o las revistas de mecánica, o si preferirías ser militar o florista"
Cuando le digo que comenzamos con las fotos, lo pillo peinándose con las manos la cresta. Estás guapo, le digo, y se pone rojo.Me despido de él y de regreso a casa siento una extraña conexión con todas estas historias. Quizás yo también sea trans y no lo sepa. Siempre he estado a gusto siendo hombre, pero en muchas ocasiones me ha tocado fingir ser un hombre que no era, como cuando jugaba al fútbol en el colegio sin gustarme. Imagino que todos hemos tenido que fingir ser más hombres o más mujeres de lo que en realidad éramos en algún momento de nuestras vidas. También reflexiono sobre que estas cuatro personas no tienen trabajo. Y mientras pienso todo esto, suena mi móvil. Es Khaleesi, le ha ido genial con sus dragones.Allan pertenece a una nueva generación de trans: más informados y más prematuros en cuanto a la reasignación. También se ve en el rechazo, asegurándome que en su entorno nunca lo ha sentido, tan solo cuando ha querido buscar trabajo