Foto: Donald Miralle / Getty Images
"Amo ganar. No importa el equipo en el que esté, siempre quiero ganar", Landon Donovan
Publicidad
Él rompió el molde del futbolista estadounidense. Lo latinizó. Enseñó que el futbol robótico de la Unión Americana podía mezclarse con la técnica y la picardía de una cultura hecha para ganar. De su mano, los Estados Unidos comenzaron a tener una forma de ser, y gracias a ese liderazgo e incremento de nivel, llegó el parteaguas para comenzar la década de oro del futbol estadounidense que comenzó a inicios del nuevo milenio.El gran dolor que provocó la figura de Estados Unidos es que siempre que presumió que su selección era mejor, nos lo cumplía en el campo. Mientras más decía que deportivamente Estados Unidos nos superaba, y nosotros más nos esforzábamos en contradecirlo, él se aparecía en el campo y con actos más que con palabras dejaba en claro que efectivamente, ya no vivíamos en los años 80 cuando los gringos apenas entendían que el futbol se jugaba 11 contra 11 y que la pelota debía patearse en lugar de aventarse con la mano.Buscamos maneras de mejorar (el futbol de Estados Unidos), pero para mí México es uno de los mejores en todo el mundo, en progreso, con la juventud, y con las selecciones es casi lo mismo siempre, y creo que por mucho tiempo va a ser así. En mi opinión la juventud en México es mejor que la nuestra
Publicidad
Landon Donovan es histórico e inolvidable. Es imposible comprender la rivalidad México-Estados Unidos sin el '10'. Es tan importante, que en el momento que decidió retirarse, la prensa mexicana le dio una cobertura igual o mayor al adiós de un jugador azteca. Es tan clave, que muchos aficionados americanistas hubieran deseado que el norteamericano jugara en su equipo y fuera el reemplazo del 'Temo'. Fue tan mediático, que marcas mexicanas lo utilizaron como imán de campaña para explotar sus productos.Al jugador estadounidense lo insultamos, lo despreciamos y lo idiotizamos. Nos ganó el estigma de verlo orinar en el césped del Estadio Jalisco cuando no tenía ni 23 años. Parecía que tal hecho era tan malo como verlo hacer pipi en la bandera nacional. Esa imagen la conservamos porque era más sencillo odiarlo que aplaudirle su nivel y futbol en una tierra donde no abundaba el talento creado para el balompié.A veces es importante cuestionarse si era más importante ganarle a los Estados Unidos o a Landon Donovan. ¿Por qué cuando Miguel Calero le detiene un penal le hace una seña de "aquí no"? ¿En qué instante la batalla de Donovan se transformó en una pelea contra todo el futbol mexicano y no solo contra la selección nacional? Que yo recuerde, Donovan jamás atacó al colombiano o a la institución hidalguense.Hay futbolistas que nacen para jugar en un equipo y no funcionar en la selección de su país. Hay otros que simplemente se les da un rival. Para nuestro dolor, Donovan nació para jugar bien contra México y para golear a México cada que se podía. Tuvo de hijo a la mejor versión de Oswaldo Sánchez y de cliente al mejor Rafael Márquez. Nos tuvo a su beneplácito con selecciones como la de Ricardo Lavolpe, considerada la mejor de los últimos años, y para colmo de males, nos anotó en el trágico partido de la Copa del Mundo de 2002.No tengo la menor duda en decirlo. Lo creo y lo reafirmo: somos mejores
Publicidad
Mientras tanto, México sigue añorando a su Donovan. Ese que declare que somos mejores, y que en el campo lo cumpla. Ese que se atreva a mear algún histórico estadio y a romperle deportivamente la madre a cuanto jugador joven y veterano se le ponga enfrente.La rivalidad de México y Estados Unidos no nació por un partido de Copa Oro. El odio siempre tendrá tintes políticos y sociales, pero futbolísticamente, se dio en el mismísimo instante que Landon Donovan escribió con actos, que el futbol de su país nos había alcanzado y superado.Si, #ElFutbolEsNuestro, pero el que rompe el antes y después de la rivalidad, le pertenece al gran Landon Donovan.Yes I do. Remember this? https://t.co/9qixv7gnvj pic.twitter.com/p9wONfywaZ
— Landon Donovan (@landondonovan) September 29, 2015