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Viendo la Champions con los hinchas colombianos del Arsenal

Los Arsenal Fans de Bogotá se han citado para ver en una cigarrería el partido Barcelona-Arsenal del 16 de marzo. El encuentro se llama "Un milagro". Acá les dejo cómo viví el partido de ida hace dos semanas.

Miércoles 23 de febrero de 2016. En Londres, Inglaterra, son las siete de la noche y alrededor de 60.000 personas se dirigen hacia el Emirates Stadium para ver al Arsenal, uno de los equipos de esa ciudad, que ganó la liga inglesa sin perder ningún partido en 2003 y que luego se fue en picada en su racha ganadora.

Ese día, el 23 de febrero, el equipo tendrá el partido de ida por los octavos de final de la Liga de Campeones, la más importante de Europa. Mientras tanto, en Bogotá, a las dos de la tarde, alrededor de 20 hombres y mujeres se cuelgan banderas del mismo equipo en la tienda L&M, en la calle 63 con carrera 19: van a alentar a once jugadores que jamás han visto en vivo y en directo.

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Hace seis años que los Arsenal Fans Bogotá (un grupo de Facebook que tiene 537 miembros en línea de los cuales alrededor de 30 aparecieron esa tarde) andan en las mismas: se reúnen religiosamente a lo largo y ancho de varias tiendas y cigarrerías de Bogotá para seguir a un equipo extranjero que afirman llevar en los corazones. "Haga de cuenta que yo soy como un barrista, pero de un equipo europeo", me decía Cristian, uno de los fundadores del grupo, mientras destapaba una Póker y se acomodaba en el mobiliario donado por Cerveza Águila.

El de hoy es un partido especial. Desde hace 16 años el Arsenal se ha metido sin falta entre los 16 mejores equipos de la Liga. La racha, que no ha sido igualada por ningún otro equipo europeo, empieza a convertirse en una piquiña para los hinchas: al fin y al cabo, son tres lustros ingresando a la lista de los elegidos sin quedar jamás en primer lugar.

El rival de hoy, el Fútbol Club Barcelona, no solo es el actual campeón y el equipo con el trío de delanteros que más goles hace en el mundo, sino la escuadra que ha eliminado al Arsenal de la copa tres veces en los últimos diez años, a saber: en la final de 2006 cuando el Barcelona le dio la vuelta al partido con goles de Larsson y Belleti, faltando menos de 15 minutos para el final; de nuevo en 2010, cuando los ingleses perdieron por un global de 5-3; y otra vez en 2011 cuando, luego de haber ganado 2-1 en Londres, el Arsenal se llevó un 4-1 en Camp Nou.

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"Haga de cuenta que yo soy como un barrista, pero de un equipo europeo"

La pregunta real no es por qué el Barcelona le gana siempre al Arsenal hace tantos años. Y no lo es porque estamos hablando de un enfrentamiento entre un equipo por el que han pasado 4 de los finalistas al Balón de Oro en la última década y uno que, como el Arsenal, guardadas proporciones, ha ganado menos títulos que Santa Fe, Junior o Nacional en el mismo periodo de tiempo. Esa, insisto, no es la pregunta.

La verdadera, la que me surge cuando veo a estos colombianos entregar sus cuerdas vocales a una causa que queda a cinco horas de diferencia es ¿por qué a alguien se haría hincha de un equipo que juega tan lejos y tiene las mismas carencias del producto local?

Según Cristián, quien tiene 24 años, la pasión por el Arsenal le fue inculcada por su hermano mayor, que no se perdía las transmisiones de los partidos del Arsenal los sábados y domingos por la mañana. Juan Camilo, 29, aún recuerda esa época dorada de principios de la década pasada en la Henry, Pires, Bergkamp y Ljunberg anotaron goles que siguen apareciendo en las rockolas futoboleras de todo el tercer mundo.

A Camila, una de las tres mujeres que asistieron ese día, fue un amigo el que la indujo al mundo del fútbol, que se aprecia mejor desde el sofá o la silla Rimax. Mario, quien con 38 es uno de los mayores, dice que cuando las empresas de cable empezaron a transmitir el fútbol europeo, probó con varios equipos de varias ligas pero se enamoró del Arsenal, ya que su forma de jugar le recordaba a la selección Colombia de principios de los noventa. Ninguno de ellos es hincha de un equipo colombiano. Algunos lo fueron. Hoy todos son ultras del Arsenal.

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Cada quien lo racionaliza a su manera. El hecho es que en los últimos 20 años los equipos europeos le han apuntado a aumentar su base de hinchas fuera del Viejo Continente. Las giras de pretemporada por Asia, América y Arabia, y la creciente cantidad de fichajes de jugadores de nacionalidades (o ¿mercados?) que antes parecían exóticos como Japón, Nigeria o Colombia son parte de esta estrategia.

Las personas que ese día se pusieron la camiseta del Arsenal ––adelantaron su turno de descanso, caparon clase o se volaron del trabajo–– son la prueba de que los clubes europeos han triunfado en su cometido. Para que se hagan una idea de cuánto dinero representan para los equipos gente como los Arsenal Fans Bogotá, tengan en cuenta que, para enero de este año, la Premier League inglesa vendió los derechos de retransmisión de su partidos en el extranjero, durante los siguientes tres años, por tres billones de libras esterlinas. También que, aún sin ser la camiseta más vendida del mundo, la marca alemana Puma pagó 30 millones de libras por el derecho de diseñar, fabricar y comercializar la indumentaria deportiva del Arsenal.

La fiebre por el fútbol europeo también ha dejado algunos dividendos de este lado charco. Lo sabe Andres Rodríguez, administrador de la cigarrería L&M, donde nos encontramos viendo el encuentro contra el Barcelona, para quien cada reunión de este estilo significa una venta de entre 30 y 50 cervezas (muchas más si el partido es un fin de semana).

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La elección de esta tienda no es casual: El lugar está decorado con escudos de varios equipos europeos. Rodríguez no tiene ningún problema con que la clientela cuelgue banderas alusivas a su equipo en las ventanas y en el televisor, una bestia de más de 50 pulagadas conectada a un equipo de sonido que narra a todo volúmen. Además de todo eso, la pola es a 1.800 pesos. El hincha solitario del Barcelona que está sentado en una de las sillas de la última fila (así está dispuesto el local el día de hoy), no asusta a Rodríguez: no cree que haya a haber pelea, "el fútbol se vive como si estuviéramos en un estadio Europeo".

Todas las fotos, Santiago Mesa.

Esta es una ilusión compartida por todos los presentes en la cigarrería L&M. Durante la previa del partido, los Arsenal Fans Colombia cantan las mismas canciones en inglés que los londinenses entonan en el Emirates Stadium, miles de kilómetros más cerca de la acción y seis horas más cerca de terminar su día. Tonadas populares con letras alusivas al Arsenal. Al unísono. Cantan las canciones como si los televisores fueran aparatos de doble vía, y se las saben porque Gary Redmond vino a enseñárselas.

Redmond, londinense, cara roja, ojos verdes, pelo rubio, casi blanco, y dientes asimétricos, creció a pocas cuadras de Highbury, el primer estadio del Arsenal. En diciembre de 2010, cuando llevaba pocos meses viviendo en Colombia, encontró la página de Facebook y se convirtió en una parte importante del grupo desde entonces. Él les enseñó a recitar la historia del club y a cantar sus canciones. A cambio los hinchas colombianos aportan a los partidos esa football atmosphere que el inglés tanto extrañaba.

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Le pregunto cuál es la diferencia entre los fanáticos que se reúnen en esta cigarrería y los que están sentados en la gradería del Emirates Stadium. Redmond, que ha aprendido bastante español desde la primera vez fue a ver un partido con el grupo, pero prefiere seguir hablando en inglés, se queda pensativo un buen rato, "That's a good question (es una pregunta buena)", me dice, rascándose la barbilla, "It's really not that much of a difference (la diferencia no es muy grande)".

El partido de ese día sintetiza perfectamente la experiencia de alentar al Arsenal. El equipo salió a quitarle la pelota a su bestia negra y durante buena parte lo logró. Al minuto 21, Alex Oxlade-Chamberlain, una de las promesas del Arsenal, se encuentra con un rebote en el área chica. El balón está quieto, en el piso, el arquero a un metro y medio. Cántelo papá. Pero no. Chamberlain se lo comió y las caras de los hinchas en la cigarrería y en el estadio dicen exactamente lo mismo: el que no los hace…

Al minuto 71, cuando el Arsenal parece más fuerte que nunca, lo suficiente como para ganarle a su bestia negra, un centro con objetivo claro es rechazado por la defensa del Barcelona. Iniesta recibe y gira en medio segundo. El Barcelona y su tríada de la muerte tiene toda la cancha por delante y solo tres defensas por superar.

Modo estadio europeo.

Per Mertesacker, el defensa aleman que llegó a Londres hace un par de temporadas para darle a la defensa del Arsenal la solidez que les hacía falta para, ahora sí, ser campeones del algo, se lanza al piso en un esfuerzo desesperado por interceptar el pase que Iniesta le dibuja a Luis Suárez. Fracasa. En ese momento un putazo rompe el silencio en L&M, en todas las demás cigarrerías y hasta en el Emirates Stadium: el resto de la jugada usted ya la vio repetida en todos los noticieros.

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Luego de la derrota, que terminó siendo un 2-0, los hinchas salen a jugar al director técnico frente a la cigarrería. A pesar de los reproches hacia Arsene Wenger, técnico del equipo durante ya más de dos décadas, la derrota solo aviva la convicción de los hinchas del Arsenal.

Y aquí van: que con menos presupuesto le dan pelea a cualquiera, que es el único que equipo con una verdadera filosofía de juego, que mientras los demás equipos compran figuras ellos los forman y, que los hinchas colombianos del Barcelona y el Real Madrid son hinchas que solo alientan por que saben que, casi siempre, van a ganar. Lo de ellos es moda, mientras que lo de los Arsenal Fans Bogotá son fanáticos de una mística que se reafirma con cada derrota.

Hoy, 16 de marzo, las posibilidades de ganar son aún más remotas y las apuestas se inclinan por una goleada del Barcelona que una remontada del equipo inglés. Los Arsenal Fans Bogotá (que en sus ratos libres van a jugar a Bucaramanga con sus homólogos santandereanos) han vuelto a citarse en L&M. El nombre del evento en facebook es Un milagro,el mismo tipo de pendejadas con las que salimos los hinchas de los equipos locales.

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A Sebastián le gusta ver rodar la pecosa. Póngasela a los dijes a través de Facebook