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'Stranger Things': cómo retratar la nostalgia de los 80 con éxito

OPINIÓN | Cuando se trata de representar los años 80 con exactitud, hay una línea muy delgada entre la nostalgia y la exageración. ¿Cómo logró 'Stranger Things' para capturar toda la magia, sin que nada se viera ridículo?

Yo ni había nacido aún en 1983, el año en que Stranger Things está situada. Yo no estaba ahí cuando el álbum Porcupine de Echo & The Bunnymen salió ese año. Nunca usé unos jeans ultra ceñidos con unos tenis Nike Blazers. Nunca tuve una bicicleta chopper. Maldita sea, ni siquiera crecí con un tocadiscos. Así que, ¿por qué me sentía completamente atraído por la nostalgia de los años 80? Esa nostalgia que está justo en el centro de la exitosa serie de Netflix y que debería ser ajena a mí. Pero no lo es.

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Aunque crecí con Windows 95, discos compactos y jeans suficientemente anchos como para un hombre del doble de mi tamaño, al ver a los jóvenes personajes en Stranger Things tuve una cálida sensación que no pude identificar de inmediato. Después fue obvio. Fueron las referencias a las películas que crecí viendo, como The Goonies y E.T., películas que hicieron volar mi imaginación y me hicieron querer adentrarme en un bosque en mi bicicleta, con la capucha puesta, únicamente para ser como Elliott.

Las referencias en Stranger Things eran como ecos fuertes de mi propia infancia. El ver las bicis chopper y los walkie-talkies me provocó nostalgia por mi adolescencia. Porque, como muchos otros millenials, a pesar de que esas películas salieron antes de que yo naciera, son parte de mi infancia. Todavía se sienten atemporales; todavía perduran, como un álbum de New Order o una pintura de Basquiat de esa misma década.

Sin embargo, esa sensación familiar no acompaña a todas las películas o programas del siglo XXI que retoman los años 80. A veces los realizadores se sobrepasan con los mullets, los calcetines a la altura de la rodilla, las referencias a Pac-Man.

Por ejemplo enThe Wedding Singer, en la que Adam Sandler lleva un permanente digno de Lionel Richie y a donde quiera que se enfoque la cámara vemos a chicos usando sacos con las mangas enrolladas. O esa escena en 13 Going on 30, donde la versión adolescente de Jennifer Garner lleva unos aretes en forma de estrella, su amiga unos calentadores color rosa y un chico lleva colgado un teclado alrededor de su cuello como si fuera una guitarra. Super ochentero, ¿no?

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Sí, los peinados raros y la tecnología arcaica eran caracteristicos de los años 80. Pero exagerar esos ingredientes dentro de la pantalla sólo logra distanciarnos de esa época, reduciéndolo a un carrusel de cosas que definieron los años 80, siendo todo solo Culture Club y sombra de ojos color neón. Tal vez sea porque, para algunos, los años 80 son una década intrínsecamente hilarante. Todo lo que pueden hacer es señalar y reír. ¡Mira! ¡Ese tipo tiene el pelo como mi tía! Para ellos, la sutileza y los 80 son opuestos como el agua y el aceite.

No me malinterpreten, no estoy diciendo que no pueden sacar a cualquier persona con un permanente como el de Cher o a cualquier personaje con un walkman. Simplemente que es difícil entrar de lleno en ese mundo si la nostalgia se pierde en la ironía, quedando reducida a un meme específico de esa época. Es especialmente difícil si eres un millenial y no experimentaste esas cosas de primera mano. Es por eso que Stranger Things es tan genial: no está llena de lugares comunes aburridos e ironía. No sientes que hay una barrera entre tú y una época que nunca experimentaste.

Sin embargo, los hermanos Duffer no fueron los primeros en conseguir alcanzar la nostalgia de los 80. Donnie Darko también hizo un gran trabajo al respecto, mezclando un guardarropa que incluía sudaderas como de E.T. con una banda sonora que contó con The Cure, Joy Division y Tears for Fears. Esa película nunca se siente excesivamente ochentera, no todos tienen mullets y permanentes. Del mismo modo, en The Last Days of Disco de Whit Stillman, una película de finales de los 90 acerca de la época disco y los yuppies del Nueva York de principios de los 80, nunca sientes que los encargados del maquillaje y los peinados exageraron.

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De hecho, cuando volví a verla hace poco, olvidé por completo que se ubicaba a principios de esa década. No me reí ni una sola vez del bigote o el mullet de un personaje. No hay una retrospectiva burlona, y en eso la mayoría de los realizadores tienden a equivocarse.

Básicamente, hay dos puntos clave a la hora de hacer una película o una serie que se sitúe en los 80:
1) El cabello.
2) La banda sonora.

Si logras cubrir esos dos puntos, ya estás camino al éxito. Con respecto al segundo punto, lo más importante es evitar los grandes éxitos como si fueran la peste. No pongas Thriller de Michael Jackson porque es lo más ochentero que se te ocurre. Eso sería como activar una alarma ochentera ensordecedora a mitad de la película, como si de pronto apareciera en la pantalla una leyenda que dijera: '¡Esta película está ambientada en los años 80!' Eso no le causa nostalgia a nadie: sólo lamentarán haber puesto play.


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Stranger Things hizo todo bien, ya que deja de lado esas trampas. Utiliza los cortes menos evidentes de los años 80 como I Melt With You de Modern English o Go Nowhere de Reagan Youth. Más importante aún, los personajes no se ven absurdamente ochenteros. Nancy se ve como una chica que podrías ver en Starbucks hoy en día; Jonathan se ve como si estuviera en una banda indie moderna. Esa es otra razón por la que tantos millenials se identificaron con ella: la cultura ––la moda, la música–– no se siente tan ajena, está al alcance de la mano, como en Donnie Darko. Y sólo porque esté ambientada a principios de los años ochenta ––una época que no viviste–– no significa que seas inmune a su encanto nostálgico.

Si cuando eras niño viste E.T. y The Goonies, es probable que sientas la misma nostalgia que siento cuando veo Stranger Things. Que te quieras subir a una máquina del tiempo y volver a esos días de los teléfonos de disco y Space Invaders; los días que no experimentaste en la realidad, sino únicamente en la televisión de tus padres ––15 años después de ocurrieran––. Los ochentas te parecían divertidos en aquel entonces y te pareceran divertidos ahora. Algunas personas piensan que la nostalgia ––mirar hacia el pasado como lo estamos haciendo en este momento–– es algo malo; que reciclar el pasado es algo retrógrado. A ellos les digo, vayan a ver Stranger Things, revivan su infancia indirectamente a través de Mike y compañía por unas cuantas horas. Después intenten pronunciar esas mismas palabras otra vez.