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Sin regateos, hoy hay que reconocer a Cristiano Ronaldo como el mejor del mundo

Una de las cosas que siempre se le criticó es que en los momentos más duros de los grandes partidos desaparecía. Ante la Juve, eso cambió.
AFP

¿Qué tan lejos está de callar las críticas? Cristiano Ronaldo vive a contracorriente. Sí, su trabajo quizás no sea el más incómodo del mundo, no pasa las penurias de otros para llegar a la "oficina", sus cuentas domésticas se pagan sin lamentos, nunca le falta el desayuno y sus pagos siempre llegan a tiempo. El portugués lidia con otro tipo de complicaciones: la intensa búsqueda de la perfección y lo que implica alcanzarla. No importa qué tanto gane, cuánto participe, su trabajo será siempre cuestionado.

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Tras cada conquista o fracaso, Cristiano recuerda a sus detractores y aunque prefiere hablar en la cancha, lo hace también frente a los micrófonos. Qué difícil debe ser pensar en ello incluso cuando se acaba de conquistar el bicampeonato europeo.

"La gente que me critica va a meter la guitarra en el saco porque ganamos y somos los mejores"

Eso lo dijo en medio de la cancha cuando otros, como Sergio Ramos que atrajo las cámaras hacia su felicidad, solo parecían tener la cabeza en la celebración.

Pero hoy no se le debe regatear nada. Cristiano Ronaldo está convertido en el mejor futbolista del mundo. Una de las cosas que siempre se le criticó es que en los momentos más duros de los grandes partidos desaparecía. Cuando la ventaja ya era holgada, entonces sí aparecía dando taconazos, pisando el balón, jugando filigrana y metiendo su gol. No se veía como el jugador que carga a su equipo al triunfo como en su momento sí lo hizo Lionel Messi con el Barcelona. Pero eso ha cambiado.

En la final de la Champions League del sábado pasado, Cristiano abrió el marcador con un golazo. En el fondo y en la forma. En la forma porque fue un gesto técnico ejemplar, la única oportunidad que tenía de definir la ejecutó a la perfección. Lo pensó en una fracción de segundo y ejecutó. En el fondo, porque era un partido que estab en el aire, trabado, de puño apretado. Ronaldo no había aparecido y apareció con un solo toque. Su individualidad como un futbolista de élite marcó la diferencia. Eso le dio oxígeno al Madrid para nivelar un poco más el partido.

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Luego apareció con el tercer gol. Con el que le daba una victoria significativa al Madrid frente a un equipo que en cualquier momento les podía empatar. Y volvió a hacerlo con un solo toque. Una arrancada a primer palo, para cachetear el balón hacia el fondo sobre la salida de Buffon. Otra vez, en un momento crítico, apareció el gesto técnico y la rapidez mental para definir. Cirstiano era factor decisivo, era un catalizador.

Google registra más de 600 mil resultados en una búsqueda que incluye las palabras "Cristiano Ronaldo" y "hate". Los contenidos refieren motivos para detestarlo, entre supuestas características de su personalidad que lo retratan como egoísta, ególatra, presumido, vanidoso. Exaltan declaraciones desafortunadas contra otros jugadores y en algún momento, la falta de protoganismo en los logros deportivos. El portugués ha confesado que no vive pendiente de los medios, los evita,
pero los tiene presentes.

"No veo televisión porque si lo hiciera, no tendría una vida, esa es la frecuencia con la que hablan mal de mí, dentro y fuera del futbol, hablan de mí como si fuera un delincuente", declaró a Marca tras ganar el título de Liga el mes pasado.

Cristiano Ronaldo utiliza a la prensa para reforzar su imagen de fortaleza cuando las cosas resultan como quiere. Claro, no siempre muestran lo mejor de él: los berrinches, los reclamos a los compañeros, el desaire a algún aficionado en un mal momento, las claras oportunidades erradas, el fracaso en sus relaciones amorosas y los problemas legales también son parte de la información cotidiana. Le gusta posar para las cámaras, quitarse la camiseta y mostrar los pectorales. Vestir su cuerpo con marcas prestigiadas, aparecer en comerciales y revistas, dar declaraciones contundentes… y al mismo tiempo, las críticas lo abruman. La contradicción del hombre que, de acuerdo con la FIFA, es el mejor del mundo.

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Más allá de ganar esta Champions, Cristiano Ronaldo tiene otras tres en su palmarés. Y una Euro a nivel de selecciones. Pero los grandes trofeos llegaban con algún asterisco para Cristiano, merecido o inmerecido. La Euro se ganó con él en el vestuario luego de que una lesión le impidiera seguir en la final, a pesar de que había sido clave en el camino hacia el último partido. En la obtención de La Undécima para el Madrid, Ronaldo había tenido una final complicada ante el Atlético de Madrid, aunque luego pateó el penal de la victoria en la tanda decisiva. Y en la Décima, apareció hasta que el partido estaba definido. De una u otra forma se las ingeniaba para aparecer en la foto memorable del partido. Pero su protagonismo y su capacidad de cargar a un equipo en una final, era un punto que se le cuestionaba con frecuencia. Ante la Juventus, al conquistar La Duodécima, ese tema debe haber quedado zanjado.Ronaldo fue la diferencia.

Este ha sido su mejor temporada de cabo a cabo, de la Champions League en Milan a la Champions League en Cardiff, en medio, la Eurocopa -el título de selección que tanto le habían exigido para considerarlo entre los mejores y que todavía pesa sobre Lionel Messi-, el Mundial de Clubes, el Balón de Oro y la Liga. Tiene 32 años y resistió porque Zinedine Zidane sabe quién es: la estrella del Real Madrid. El francés midió el ritmo, lo obligó a dejar de hacer lo que tanto ama y el protagonismo rotó entre otros de sus compañeros cuando lo colocó por un costado y no al centro. La desesperación debió doler; resistió y terminó con un agradecimiento a quien tanto reclamó con aspavientos.

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Cristiano marcó el gol 600 en su carrera (entre clubes y selección), el récord pasó a segundo plano para tantos luego del título… él lo tendrá presente. En medio de la entrevista en la celebración del sábado, la reportera le recordó su trascendencia en partidos de eliminación directa y equivocó la cifra de goles que marcó ante el Atlético de Madrid en la fase anterior. "Fueron tres", corrigió el jugador con una amplia sonrisa. Es el primero, bajo este formato de competencia, que consigue anotar en tres finales: lo hizo con Manchester United en 2008, con el Atlético de Madrid en 2014 y ahora en Cardiff.

Si el poder de hacer magia con los pies no lo tiene por don de nacimiento, como si podrían decir de Lionel Messi, a Cristiano lo caracteriza y la obsesión por superarse. Deco, quien compartió vestidor con ambos, lo definió así en entrevista para ESPN: "Son completamente diferentes. Messi se ocupa de su cuerpo como un atleta normal, pero lo de Cristiano es increíble. Está casi en la enfermedad porque siempre quiere ser el mejor en todo y compite por todo. Es genial ver a los dos jugadores en acción, pero es imposible hacer una comparación".

Sus redes sociales rinden culto al ego con decenas de selfies. Intenta el balance mostrándose como cualquier otro cuando comparte imágenes familiares que lo acercan un poco a los "mortales", a lo que fue en sus primeros años en una infancia difícil de la que su madre debió hacerse cargo casi en solitario. Cristiano es mucho más que el derroche de los millones en comodidades y excentricidades, no se empeña demasiado en mostrarlo, las acciones sociales están ahí, al margen de su carrera deportiva y la constante es preguntar "¿quién da más?", en comparación con el argentino.

Nadie que haya estado junto a él habla de otra cosa que no sea su dedicación. Desde los 16 años en las largas horas de gimnasio, de las que Figo fue testigo, hasta los relatos de sus técnicos y compañeros de equipo sobre su estricto régimen de alimentación y la moderación de las actividades libres. Cristiano quiere ser el mejor de la historia, tiene 32 años, su físico empieza a ser una preocupación para el Real Madrid, mientras él se empeña en jugarlo todo. En esta temporada se ha detenido poco para descansar, el verano pasado ganó la Eurocopa y terminó lesionado, se ausentó, volvió y ahora solo piensa en disputar la Copa Confederaciones con Portugal, título que le falta. Nada ha servido para convencerlo de desistir de la cita previa al Mundial.

Tras 42 goles en la temporada, en todas las competencias, a Cristiano le queda hambre de triunfos, el tiempo le da igual: "Mi edad es solo un número, me siento como un joven".

Hoy, es momento de honrar a Cristiano Ronaldo, el mejor futbolista del mundo. Sin regateos, sin dudas. Se lo ha ganado.